Este artículo se publicó hace 2 años.
Una investigación constata violencia policial en las protestas en Cali en las que murieron tres jóvenes
Cientos de personas protestaron en el barrio popular de Siloé de la ciudad colombiana el pasado 3 de mayo durante el Paro Nacional. Las fuerzas de seguridad atacaron intencionadamente a los congregados, según Amnistía Internacional y SITU Research.
Madrid-
El Paro Nacional en Colombia movilizó a miles de personas durante la pasada primavera en todo el país. Las protestas bloquearon el Estado durante cerca de tres semanas y estuvieron marcadas por la brutalidad policial. Ahora, según ha constatado una reconstrucción de los hechos realizada por Amnistía Internacional y SITU Research, se ha sabido que las fuerzas de seguridad colombianas agredieron intencionadamente a los manifestantes pacíficos del barrio de Siloé, en la ciudad de Cali, el pasado 3 de mayo. Cientos de personas protestaban entonces contra la reforma fiscal del Gobierno de Iván Duque en la popular zona cuando estalló la violencia policial.
Aquella noche, las fuerzas de seguridad pusieron a en marcha la Operación Siloé, basada en la incursión conjunta de miembros de la Policía Nacional, del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional de Colombia (GOES). Tenía como objetivo acallar a los participantes de un acto de memoria en la rotonda de La Glorieta del barrio. Entonces, según denuncian ambas entidades, los agentes "atacaron intencionalmente a las personas que se manifestaban pacíficamente con el fin de castigarles, herirles y asesinarles", explica la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas.
Se registraron esa noche al menos tres muertes por herida de arma de fuego, incluyendo la del joven futbolista de 22 años Kevin Agudelo. También hubo cientos de personas lesionadas y numerosas detenciones arbitrarias. "A través del gran volumen de datos que sintetizamos, pudimos demostrar que la Policía no enfrentaba una amenaza inminente de violencia y que su uso de armas letales no estaba justificado", señala Guevara.
Guevara: "Pudimos demostrar que la Policía no enfrentaba una amenaza inminente de violencia"
"Cada video y testimonio relata una perspectiva única de la noche. Algunos describen momentos comunes de recuerdo, otros muestran escenas caóticas de armas desplegadas desde aparentemente todas las direcciones y otros capturan las heridas sangrientas de los manifestantes que son transportados para recibir tratamiento. Cuando se agregan en el tiempo y el espacio, estas experiencias construyen una imagen sintetizada de lo que ocurrió el 3 de mayo: un asalto cuidadosamente orquestado a una vigilia pacífica", subraya el investigador principal de SITU Research, Bora Erden.
Se utilizó munición real contra los manifestantes
Amnistía Internacional recalca en su informe que ha encontrado pruebas que indican que se utilizó munición real contra los manifestantes. Entre ellas hay fotos de casquillos, agujeros de bala y grabaciones con el sonido de los disparos. La organización ha verificado varios vídeos tomados antes del ataque, con los que ha podido determinar que había agentes de Policía disparando rifles Tavor 5,56 mm cerca del lugar de la muerte de Agudelo.
Un testigo: "Usaron fusiles que usan para la guerra, lo único que pudimos hacer era correr"
Para la reconstrucción de los hechos, Amnistía Internacional también ha contado con los relatos de algunos de los testigos. "No teníamos ningún tipo de protección y no pudimos alejarnos antes de que los disparos y los gases lacrimógenos comenzarán a salir desde diferentes puntos... fue desmedido, no estábamos armados ni teníamos cómo responder a ese arsenal. Usaron fusiles que usan para la guerra, lo único que pudimos hacer era correr para salvar nuestras vidas, entre nosotros estaba Kevin", relata uno de ellos.
Sobre el uso de gases lacrimógenos, Amnistía Internacional apunta que estos procedían de dos helicópteros que los esparcieron de forma ilegítima y excesiva, puesto que utilizaron "un sistema de armas cuyo uso prescrito es dispersar a una multitud violenta". Explican que las fuerzas de seguridad los utilizaron de noche, desde arriba, y sobre manifestantes pacíficos que no sabían hacia dónde dispersarse. Por ello, "su uso fue injustificado e inapropiado. Más que un intento legítimo de restablecer el orden público, esta forma de usar gases lacrimógenos indica la intención de facilitar un ataque de carácter militar", sentencia la entidad.
"Conocían la capacidad mortífera de las armas"
"Las fuerzas de seguridad conocían la capacidad mortífera de sus armas y aun así dispararon a discreción en un lugar donde se encontraban jóvenes, niños y personas adultas que tuvieron que correr por su vida. La puesta en marcha de una operación de esa magnitud, como si se tratara de una confrontación con actores armados y no de una protesta pacífica, da cuenta del tratamiento de guerra que se implementó en Cali como respuesta a las protestas en el contexto del Paro Nacional", señala Erika Guevara Rosas.
"Esperamos que la Fiscalía avance en la investigación de la muerte de Kevin Agudelo y de las otras graves violaciones de derechos humanos cometidas en la Operación Siloé y, de existir pruebas suficientes y admisibles contra las personas sospechosas de responsabilidad penal, someterlas a un proceso justo ante los tribunales civiles ordinarios. Este es el primer paso para construir una Colombia donde los derechos humanos se respetan, es imperativo que no prevalezca la impunidad ante estos graves delitos", concluye.
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