Asambleas y caceroladas cada martes: los vecinos de Buenos Aires se organizan contra Milei
La ley ómnibus está estancada después del rechazo de varios de sus artículos, pero esta noticia no frena a los barrios de la capital argentina, que continúan organizándose para mostrar su rabia contra el presidente ultraderechista.
Buenos Aires-
Termina la tarde en el barrio de Almagro, en el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En la plaza central, donde en una de sus esquinas un concierto de tango está a punto de empezar, se organiza la asamblea de la Plaza Almagro con cerca de cien personas. Se reúne allí cada martes a la misma hora desde hace casi dos meses, salvo cuando se manifiestan, como ocurrió días atrás contra la llamada ley ómnibus del Gobierno de Javier Milei, que finalmente no fue aprobada.
"Queremos darles la bienvenida a los vecinos y vecinas nuevos, nosotros llegamos, al día siguiente había protesta y nos metimos en la manifestación contra la ley ómnibus. Así hacemos todos los días y nos hemos dado cuenta de que al estar en esta asamblea el miedo lo tenemos igual, aunque es distinto porque te cuidan, nos cuidamos", dice Sabrina, una de las vecinas del barrio que tiene en esta asamblea su primera experiencia política.
Participan muchos jóvenes, jubilados que traen sus sillas, trabajadores que terminan sus jornadas y estudiantes. El debate de hoy es sobre cómo sumar a más vecinos, organizar una comida solidaria para quienes viven en la calle, un festival cultural, coordinarse con otras organizaciones y participar en la cacerolada al día siguiente, en la que hacen cada miércoles decenas de asambleas similares a esta en diferentes esquinas de Buenos Aires.
"Tiramos abajo la ley ómnibus, pero nos queda el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que incluye tarifazos, despidos, privatizaciones... A los funcionarios nos han congelado el salario y ahora nos están quitando el dinero de las horas extras", dice Flor, micrófono en mano. Alrededor, varios chicos juegan al fútbol mientras faltan pocas horas para conocer los nuevos datos sobre la inflación: en el 20.6% en enero y en el 51.6% de cara a dos meses.
Organizarse ante la crisis
"La asamblea surgió después del 20 de diciembre, cuando salió lo del DNU y la ley ómnibus. Varios vecinos nos autoconvocamos y nos encontramos en la plaza sin saber mucho qué hacer. Ahí empezamos a organizarnos junto a distintas asambleas", explica Inti, una joven del barrio.
Esa noche del 20 de diciembre tuvo lugar un cacerolazo masivo que comenzó en los barrios y confluyó en el Congreso. A partir de allí se multiplicaron los colectivos en la ciudad, que protagonizaron las marchas al Congreso, reprimidas tres noches seguidas: "Tenemos compañeros que sufrieron balazos de goma, hemos tosido con los gases, pero estamos todos aquí" explica Franco, otro vecino también joven.
"Las asambleas, más allá de ser espacios de discusión política y de convocatoria a movilizaciones, a mí me parecen un espacio de refugio. Cuando estoy solo en mi casa, lo único que veo es que no tengo dinero y que mañana voy a tener menos y que pasado va a ser peor. Encontrarse con gente que no solamente está sufriendo como yo, sino que ve una perspectiva y te anima a comprometerte, porque otra no nos queda", dice Franco, que trabaja en la administración de páginas web.
Señala a su vez un sentimiento que comparte con muchos: "No queremos a Milei, pero la gente no sabe a quién quiere".
Movilización y orfandad
"Milei asume que los sectores más activos en la resistencia a sus políticas, en oposición a sus alineamientos, tienen que ver con el conglomerado de actores ya existentes del campo de poder de Argentina, es decir, principalmente los sindicatos y movimientos sociales más consolidados", explica el politólogo Francisco Longa.
A esos dos sectores se ha sumado otro: "La emergencia de una suerte de ciudadanía independiente que puede tener más o menos vínculos con estas organizaciones, pero que mayormente no los tiene. Son quienes protagonizaron los cacerolazos de diciembre, nutrieron de manera más permanente las vigilias frente al Congreso durante los días y noches del debate por la ley ómnibus", analiza.
En ese tercer sector están las asambleas de la Ciudad de Buenos Aires, aunque, según Longa, "la repercusión en el ámbito público que están teniendo estas asambleas no me parece de tanta magnitud como la que tuvo la manifestación de los movimientos sociales ni las que hicieron los sindicalistas".
Longa ve la existencia de "cierta orfandad en la expresión político-partidaria de quienes se manifiestan en contra de las medidas de Milei". Una situación ligada, por ejemplo, al silencio de quienes protagonizaron el anterior Gobierno, como el excandidato por el peronismo Sergio Massa, o la exvicepresidenta Cristina Fernández, que este miércoles publicó una extensa reflexión para analizar la situación en el país. "Es esperable que los sectores más movilizados en las calles vean ese silencio como una especie de desamparo, intemperie, de que los líderes no nos están conduciendo, representando".
El politólogo destaca algunas figuras en medio de esa orfandad, como el sindicalista Héctor Daer, el dirigente social Juan Grabois o el reelecto gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
La crisis sin orillas
"Se vienen tiempos difíciles, marzo va a ser un mes de mucha movilización", dice Inti que, como muchos en Argentina, comparte la idea de que el próximo mes será particularmente difícil, debido a los altos costos por inicio del año escolar y la continuidad de los aumentos, como el 359% en el pasaje del metro en Buenos Aires, que volverá luego a incrementarse en mayo. Viajar para ir al trabajo, mantener el pago de la obra social o el colegio privado, se vuelve cada vez más difícil.
El malestar y preocupación es palpable en las conversaciones, en los cacerolazos en diferentes partes de la ciudad por los cortes de luz, una presión inflacionaria que sumó el 254.2% interanual. Los números para llegar a fin de mes no encajan para cada vez más familias, en medio de lo que el presidente Milei calificó el miércoles como un "sacrificio con sentido porque es un sinceramiento para salir". Es decir, sacrificarse para luego, sin que precise cuándo, estar mejor.
Las asambleas de Buenos Aires contienen a vecinos de las clases medias que ven empeorar sus niveles de vida, como en Almagro, o de sectores populares como en el barrio de La Boca. En total, son cerca de 40 que explican, con coordinaciones entre ellas, la experiencia de la movilización reciente frente al Congreso fuertemente reprimida, y la voluntad de mantenerse organizados ante la situación por venir, que, como indican diferentes análisis y anuncios, seguirá empeorando económicamente en vista de que el Gobierno apueste por bajar la inflación a través de la recesión y, tal vez, la dolarización.
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