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Milei se lanza a los brazos del papa con euforia ante las cámaras tras insultarle y llamarle "imbécil"

El encuentro entre ambos se dio en la la misa para canonizar a María Antonia de Paz y Figueroa, la primera mujer argentina consagrada santa.

El presidente de Argentina, Javier Milei, abraza al papa Francisco durante la misa para canonizar a María Antonia de Paz y Figueroa en el Vaticano.
El presidente de Argentina, Javier Milei, abraza al papa Francisco durante la misa para canonizar a María Antonia de Paz y Figueroa en el Vaticano. Vatican Media / EFE

Han pasado más de dos siglos desde su muerte en 1799. Este domingo, María Antonia de San José de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula y nacida en Santiago del Estero, fue consagrada santa de la Iglesia católica por el papa Francisco, en una ceremonia realizada en la basílica de San Pedro. Se trata de la primera santa argentina, aunque el país contaba ya con otros santos.

En el acto estuvieron presentes el presidente argentino Javier Milei, su hermana Karina Milei y la canciller Diana Mondino, que llegaron el viernes a Roma, junto a otros ministros provenientes de Israel. Milei tuvo su primer encuentro con el papa y será recibido este lunes por él en audiencia privada en el Vaticano, y luego por el presidente de Italia, Sergio Mattarella, y la primera ministra derechista Georgia Meloni en los palacios de gobierno.

"Te cortaste el pelo", arrancó la comunicación del papa con Milei. Este fue el primer encuentro que mantuvieron después de los insultos que el presidente argentino le propinó —como cuando, a mediados de octubre de 2023, le llamó "imbécil" y que era "el representante del maligno en la Tierra"—. "No, lo emprolijé", responde un desconcertado Milei haciendo referencia a que se había peinado. En el encuentro, además, el presidente aseguró ser "el argentino más importante de la historia".

Uno de los bloopers —o momentazos— que quedará para el recuerdo del encuentro entre ambos fue que el locutor del Vaticano presentó a Karina Milei como "esposa" del presidente. Milei —que está en medio de un proceso de conversión al judaísmo y llegó de Israel después de alinearse con Benjamín Netanyahu— y su hermana le pidieron un abrazo al papa Francisco, una especie de sobreactuación afectiva.

En la basílica, Milei estaba sentado en el área destinada a los diplomáticos, no muy lejos del papa. Antes de comenzar, se vio cómo el presidente argentino que caminaba hacia la sacristía para un primer saludo al Pontífice, como estaba previsto. Francisco no celebró la misa completamente porque no puede estar mucho tiempo de pie a causa de sus problemas en la rodilla, pero sí leyó la homilía y otras partes de la celebración. Al final de la misa, Milei se levantó y fue hasta el sillón donde estaba Francisco para saludarlo sonriente.

Estuvieron presentes en la ceremonia unos 5.500 fieles, según el Vaticano. Entre ellos numerosos obispos, sacerdotes y monjas argentinos, además de Claudio Perusini y su familia, el docente santafesino que se salvó de un grave ataque cerebral gracias al milagro de Mama Antula, el segundo milagro de la santa que permitió precisamente su canonización. Tanto Perusini como su esposa saludaron a Francisco en la basílica.

Las palabras del papa argentino

En la homilía Francisco hizo referencia a actitudes en la vida similares a la lepra, la enfermedad tremendamente contagiosa y mortal que mató a millones de personas, sobre todo en la antigüedad y el medievo, en todo el mundo. "Miedo, prejuicio y falsa religiosidad son tres causas de una gran injusticia, son las tres lepras del alma (…) Cuando tomamos distancia de los demás para centrarnos en nosotros mismos, cuando reducimos el mundo a nuestro "estar bien", cuando creemos que el problema son siempre los demás, en estos casos hay que tener cuidado porque el diagnóstico es claro: lepra del alma, una enfermedad que nos hace insensible al amor, a la compasión, que nos destruye por las "gangrenas" del egoísmo, de los prejuicios, de la indiferencia y la intolerancia". Entonces, ¿cuál es la cura? "Amar a Dios y entregarse al prójimo sin miedos ni prejuicios", tal y como lo hizo, según el papa, la nueva santa argentina, Mama Antula.

"Mama Antula recorrió miles de kilómetros atravesando desiertos y caminos peligrosos para llevar a Dios. Hoy es para nosotros un modelo de fervor y audacia apostólica", añadió Francisco. Además, recordó que cuando los jesuitas fueron expulsados del virreinato, "se encendió en ella una llama misionera basada en la confianza, la providencia y la perseverancia".

La ceremonia terminó en torno a las 11:30 hora italiana. Y los fieles esperaron, pese a la lluvia fuerte que por momentos inundaba la plaza de San Pedro, el Angelus que el papa lee desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico. Esta vez se veían más paraguas que banderas, cuando en general son las banderas las que invaden la plaza cada domingo. En el Angelus, el papa pidió un aplauso para la nueva santa argentina Mama Antula.

¿Quién fue Mama Antula?

Mama Antula nació en Villa Silípica, hoy provincia de Santiago del Estero, en 1730. Argentina no existía entonces. La región pertenecía al virreinato del Alto Perú hasta que en 1776, España decidió crear el Virreinato del Río de la Plata. A los 15 años hizo sus votos y se consagró a la oración y al apostolado.

En 1760, reunió a un grupo de mujeres jóvenes y se dedicaron a ejercer la caridad y colaborar con los jesuitas. Eran laicas consagradas. Mama Antula visitó varias ciudades del Virreinato, donde llevaba sus mensajes y sus ejercicios espirituales. Ella iba caminando descalza, con una cruz en la mano y un hábito negro. Demoraba semanas en llegar, pero lo hacía.

Después de la expulsión de los jesuitas del Virreinato y de España en 1767 por decisión del rey Carlos III, fue de ciudad en ciudad por las regiones pobres del nordeste argentino, Córdoba, Montevideo y Buenos Aires, entre otras, promoviendo ejercicios espirituales como hacían los jesuitas con los que ella había siempre colaborado. En Buenos Aires trató de crear un centro de ejercicios espirituales, pero gente de la alta sociedad y el virrey de entonces se opusieron. Finalmente, en las afueras de la ciudad logró fundar la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, colocada en la actual calle Independencia. Mama Antula murió en 1799. Sus restos se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires.

El camino que marcó la santa

Según la teóloga y escritora argentina Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina del Vaticano desde 2022, "la importancia de declarar santa una vida es marcar un camino, marcar un ejemplo. Y ese ejemplo se va completando con cada generación y en cada contexto. Para mí, como mujer argentina, latinoamericana, católica, al servicio del papa Francisco, un papa jesuita, el gran mensaje que me deja y que voy a predicar de esta mujer es la gran capacidad de organización, de lograr la unidad, de vestir ese hábito siendo laica, como un signo. Y eso fue hace mucho tiempo, no en el siglo XXI donde es más fácil para las mujeres tener ese protagonismo", dijo a Página 12.

"El mensaje central es la capacidad que tuvo esa mujer para organizar las diferencias y alcanzar la unidad. Ella, en los ejercicios espirituales que organizaba, juntaba a las personas ricas, a las pobres, a los trabajadores. Todos los días convivían mientras duraban los ejercicios. Ella buscaba la unidad de todas esas diferencias sociales. Y esto lo digo yo, eso es el catolicismo. Nosotros no estamos para aniquilar sino para compartir. Los caminos son distintos a los de la política. La política busca eliminar a los enemigos, las religiones buscan compartir. Ella era una maestra al poder lograr la unidad de estas diferencias. Un poco me trae a la mente el papa Francisco que como buen jesuita siempre llama a la unidad, a la unidad en la diferencia, una unidad que respeta al otro, que busca el diálogo y para que eso ocurra hay que saber organizar. Ella era una gran organizadora", concluyó la teóloga.

Proceso de canonización

El Dicasterio para las Causas de los Santos tiene la obligación de estudiar los casos de posibles santos propuestos por los obispados u otras organizaciones católicas. Al verificar su historia y sus acciones, deben establecer si tiene cualidades como para ser declarado Venerable, lo que significa que reúne las condiciones para iniciar un proceso de canonización. Mama Antula fue declarada Venerable en 1929 por el papa Pio XI.

El primer paso de la causa de canonización propiamente dicha es que el Dicasterio para las Causas de los Santos apruebe las virtudes heroicas del candidato, es decir, sus cualidades como católico destacado y pueda ser llamado "Siervo de Dios". Esto fue reconocido para Mama Antula recién el 2 de julio de 2010. El decreto fue firmado por el papa Benedicto XVI.

El segundo paso en el proceso de canonización es la demostración de que un milagro atribuido sea confirmado, después de haber hecho estudios que no pueden dar ninguna explicación científica del milagro. El primer milagro de Mama Antula, efectuado en 1904 cuando curó a una monja de colecistitis (inflamación de la vesícula biliar), fue reconocido por el Vaticano en 2016 y poco después fue consagrada beata en Santiago del Estero.

El tercer y último paso en el proceso de canonización es la verificación de un segundo milagro, siempre de parte de científicos y expertos. En el caso de Mama Antula fue la curación en 2017, sin explicaciones científicas, de Claudio Perusini. Nacido en Santa Fe en 1959, Perusini es un docente jubilado que en 2017 sufrió un accidente cerebrovascular. Ingresado en la unidad de cuidados intensivos del hospital José M. Cullen de la ciudad de Santa Fe en estado comatoso. El pronóstico era poco optimista, con pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales. Permaneció numerosos días en estado vegetativo, pero luego mostró una notable mejoría y, con meses de fisioterapia, retomó su independencia y tareas manuales. Sus familiares y amigos habían rezado a la santa santiagueña.

Mama Antula "me dio una segunda oportunidad", dijo Perusini a la prensa argentina. "No me recuperé de un día para otro. Fueron meses de hospitales, trabajos, muchas terapias… Fue de a poco", contó. Pero pudo viajar para la canonización que, según dijo, nunca imaginó que iba a poder asistir.

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