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El ataque masivo de Rusia contra Ucrania lanza una advertencia a Europa por su creciente implicación en la guerra

El nuevo ataque masivo con misiles y drones lanzado por Rusia en Ucrania después de la gira de Volodímir Zelenski por Europa es una advertencia directa del Kremlin contra la creciente implicación occidental en la guerra.

Miliares Ucranianos 09/02/2023
Miembros del ejército ucraniano montan en un vehículo de combate de infantería BMP-2 cerca de la ciudad de Bajmut, en la región ucraniana de Donetsk. Yevhen Titov / Reuters

Rusia ha respondido con una lluvia de misiles al periplo europeo que el presidente ucraniano ha realizado esta semana en busca de armas más contundentes para batir al ejército ocupante. Después de conseguir los tanques occidentales, Zelenski, reclama ahora, aunque con poco éxito de momento, aviones de combate europeos, una de las últimas líneas rojas que los principales aliados de Ucrania aún dudan en cruzar y cuya provisión a Kiev acercaría más a los países de la OTAN hacia una confrontación abierta con Moscú.

La reacción del Kremlin a la gira de Zelenski ha sido doble: ha advertido de que neutralizará "con firmeza" la amenaza de Occidente a la seguridad rusa y ha lanzado ese bombardeo masivo de las infraestructuras críticas ucranianas en gran parte del país.

La ira de Moscú se ha hecho evidente después de que Francia, Gran Bretaña, visitados por Zelenski, y otros países, como Holanda, se hayan mostrado favorables a enviar sus cazas a Ucrania, donde una eventual contraofensiva ucraniana sobre los territorios ocupados por Rusia requeriría un obligado apoyo aéreo.

Otros Estados, como España, demandan una postura común al respecto, sin la cual las aportaciones de aeronaves a la guerra podrían quedar solo en un acto simbólico. El presidente español, Pedro Sánchez, ha pedido este viernes la "coordinación y unidad" de todos los miembros de la Unión Europea a la hora de dar un paso u otro.

Aviones para contrarrestar a los bombarderos rusos, cada vez más activos

En su periplo de esta semana por Londres, París y Bruselas, Zelenski ha recibido mucho apoyo, muchas ovaciones y muchas promesas de envío de más armas, pero no el compromiso firme de despachar esos aviones de combate, que deberían además ser acompañados de misiles de largo alcance para poner en jaque a la aviación rusa en sus bases aéreas.

En los ataques de este viernes han participado bombarderos estratégicos rusos Tu-95 pertrechados de misiles convencionales pero también capaces de portar cohetes armados con cabezas nucleares, una clara señal no tanto para Ucrania como para Occidente: si los países europeos deciden mandar sus cazas F-16 a los cielos ucranianos, Rusia pondrá sobre el teatro bélico su maquinaria de guerra más destructora, como demostró el Kremlin con el uso de los Túpolev 95 en Siria, contra el Estado Islámico.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha indicado que no excluye el envío de los aviones de combate a Ucrania, pero ha matizado que tal posibilidad requeriría más tiempo y la amenaza de una ofensiva rusa a gran escala es inminente. Macron ha pedido que el envío de armas se centre en estos momentos en las que son más necesarias para su uso inmediato.

Una de las autoridades europeas que ha reclamado el envío de aviones y misiles de largo alcance a Ucrania ha sido la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, eufórica en sus muestras de apoyo a Zelenski, pero sin mucha visión estratégica ante la réplica que Rusia podría dar a ese paso sin retorno.

Rusia advierte, Occidente ha sobrepasado todos los límites

Moscú avisa de nuevo. Tal posibilidad "la vemos como una creciente involucración del Reino Unido, Alemania y Francia en el conflicto entre Rusia y Ucrania", ha señalado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ante el eventual suministro de los cazabombarderos occidentales reclamados por Zelenski en su viaje por Europa.

Al respecto, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha acusado a los países occidentales de llevar a cabo una "cruzada" contra Rusia en forma de "guerra híbrida" con Ucrania como "punta de lanza", pero, ha agregado el jefe de la diplomacia rusa, "no puede haber ninguna duda de que tal amenaza a la seguridad nacional por parte de Occidente se neutralizará con firmeza".

Más dura ha sido la portavoz de ese Ministerio, Maria Zakharova, quien ha acusado a Occidente de alargar el conflicto y sobrepasar todos los límites con su apoyo con armas y dinero a Ucrania. "Estados Unidos y la OTAN están haciendo todo lo posible para intensificar las hostilidades, armando al ejército ucraniano con lo que creen que son armas poderosas y entrenando a sus tropas. En su imprudente apoyo a los neonazis del régimen de Kiev, los líderes occidentales han sobrepasado todo lo imaginable hasta unos límites impensables", ha afirmado la portavoz de Exteriores.

La represalia rusa deja a millones de personas sin electricidad

De momento, Moscú ha materializado sus amenazas sobre las estaciones de suministro energético en buena parte de Ucrania, incluida la capital, Kiev. Los ataques, con misiles tierra-tierra, pero también con drones y ese concurso de la aviación estratégica rusa, han golpeado las infraestructuras de energía desde el norte, en Járkov, hasta el sur, en la portuaria ciudad de Odesa, así como en el sudeste del país, en Zaporiyia.

La situación es más difícil en las regiones de Járkov, Jmelnitsky y Zaporiyia

El ministro ucraniano de Energía, German Galushchenko, ha indicado que los misiles habían dañado las instalaciones de plantas hidroeléctricas, termoeléctricas y de alto voltaje de seis regiones, dejando a millones de personas sin luz. Según Galushchenko, la situación es más difícil en las regiones de Járkov, Jmelnitsky y, sobre todo, en Zaporiyia, donde impactaron al menos 17 misiles en una hora, en el mayor ataque de este tipo desde que comenzó la guerra.

Zaporiyia es la capital de la región del mismo nombre, ocupada y anexionada por los rusos. No toda Zaporiyia está en manos del ejército ruso y buena parte del norte de esta región resiste al avance de las fuerzas del Kremlin. Precisamente, esta línea del frente de batalla podría ser uno de los escenarios de la ofensiva a gran escala que estaría preparando Rusia para las próximas semanas.

Para alcanzar sus objetivos en Jmelnitsky, un misil ruso disparado desde el Mar Negro violó el espacio aéreo de la vecina Moldavia, un país resultante de la fragmentación de la Unión Soviética que teme convertirse en otro escenario de la actual conflagración.

Ucrania denunció que un segundo misil ruso sobrevoló el espacio aéreo de Rumanía y entró, así, en territorio de la OTAN, pero Bucarest negó que esta información fuera cierta. Esta refutación no ha sido óbice para que Zelenski siga insistiendo en que los nuevos ataques rusos con misiles, pasaran o no por cielos rumanos, son "un desafío a la OTAN, a la seguridad colectiva".

Recrudece la lucha en el Donbás y los rusos avanzan en diferentes frentes

Otro de los frentes donde esa esperada ofensiva rusa podría tratar de abrir una brecha hacia el corazón de Ucrania es el oeste de la región del Donbás, la zona que Rusia reclama como propia tras ocuparla en el curso de la invasión lanzada el pasado 24 de febrero. En los últimos meses se han recrudecido los combates por la conquista de los reductos de resistencia ucranianos en el Donbás.

Un informe de la inteligencia británica acaba de reconocer que las tropas rusas están rompiendo las últimas defensas ucranianas en las regiones de Lugansk y Donetsk, con la vista puesta no solo en Bakhmut, vórtice del huracán bélico de los últimos meses. Ahora las fuerzas rusas están presionando hacia Liman, una localidad de Donetsk que ya tomaron al principio de la invasión, pero que perdieron en el contraataque ucraniano de septiembre pasado.

La captura de Liman de nuevo por las tropas rusas pondría en peligro las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk, los dos mayores núcleos urbanos de la región de Donetsk que aún siguen bajo control de Ucrania.

Rusia sigue avanzando y rompiendo las últimas defensas ucranianas en las regiones de Lugansk y Donetsk

La información suministrada por el Ministerio de Defensa británico es muy inquietante y reconoce el avance ruso, lento, pero sin pausa: "Desde el pasado 7 de febrero las fuerzas rusas parecen haber avanzado en dos sectores clave. En las afueras del norte de la ciudad de Bakhmut, en el Donbás, las fuerzas del Grupo Wagner (mercenarios rusos) han avanzado de dos a tres kilómetros hacia el oeste y controlan la campiña en torno a la ruta principal M-03 hacia la ciudad. Las fuerzas rusas dominan cada vez más los accesos a Bakhmut por el norte", sentencia el informe.

Hacia el sur de Bakhmut, agrega el parte de inteligencia, las tropas rusas también han mostrado importantes avances en torno a la ciudad de Vuhledar. Según la inteligencia británica, los rusos están sufriendo importantes pérdidas en estas operaciones militares, lo que no es obstáculo para que continúen eliminando poco a poco la resistencia ucraniana en esa zona del Donetsk.

Pero no es solo Donetsk el escenario de los renovados ataques rusos contra las posiciones ucranianas. El Ministerio de Defensa ruso informó este viernes de que sus fuerzas armadas se habían hecho con el control de la aldea de Dvorichna, en la región de Járkov.

Este dato podría dar una idea sobre la amplitud real de la ofensiva rusa en ciernes y que podría ocupar toda la línea del frente, desde el norte del Donbás y las inmediaciones de Járkov, hasta Jersón, en el sur, para garantizar la seguridad de la península de Crimea, en manos rusas desde 2014.

La apuesta rusa, si se llega a producir la gran ofensiva que temen los ucranianos y sus aliados occidentales, se va perfilando. Se trataría de completar la toma del Donbás, garantizar la permanencia en manos rusas del extenso corredor que enlaza con Crimea, en el sur, y asegurar un amplio territorio hacia el río Dniéper a manera de cortafuegos contra futuros ataques desde el oeste. En los mapas del Estado Mayor ruso y el Kremlin la partición de Ucrania es un hecho consumado.

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