Este artículo se publicó hace 13 años.
"Somos la autoridad legal"
El ministro de Justicia del CNT ha hecho sus primeras declaraciones en Trípoli, la nueva sede del Gobierno rebelde
"Somos la autoridad legal. Gadafi no es nuestra primera preocupación, sino controlar la seguridad del país". Con esta seguridad ha hablado el ministro de Justicia del Consejo Nacional de Transición libio (CNT), Mohamed Alagy en sus primeras declaraciones a la prensa al llegar a Trípoli, donde han trasladado la sede de su Gobierno, anteriormente en Benghazi.
El paradero del coronel Gadafi, cuya cabeza vale más de un millón de euros, sigue siendo fuente de rumores y especuaciones, una incógnita a la que se suma el destino de sus dos hijos: Hamis, que ha cubierto el frente militar, y Saif al Islam, que asumió la cara mediática del régimen.
Preguntado por las denuncias que acusan a los rebeldes de asesinar a gadafistas hechos prisioneros, Alagy ha manifestado que "son bien tratados y se respetan sus derechos humanos".
Sirte es la última ciudad que resiste a los rebelesUno de lo asesores del ministro ha explicado a la prensa que en estos momentos se centran en la ciudad de Sirte, "que pronto será una ciudad abierta". "La gente siente ya la fuerza", ha señalado en referencia a los habitantes de Sirte, la ciudad natal de Gadafi, que ha hecho de quienes son originarios de allí sus más devotos leales. El asesor salía así al paso de las especulaciones en torno a la fidelidad u hostilidad de los habitantes de Sirte, la última ciudad que se resiste a los rebeldes, después de que se hayan hecho con el control del barrio de Abu Salim, en el sur de Trípoli.
La ONU desbloqueó ayer 1.500 millones de dólares libiosSólo los rebeldes tienen presencia en las calles céntricas de Trípoli, donde crecen las carencias de suministros y servicios básicos como el agua, lo que acrecienta la sensación de impotencia del CNT, que trata frenéticamente de obtener los fondos desbloqueados anoche por el Consejo de Seguridad de la ONU, un total de 1.500 millones de dólares en bienes libios.
"Preparamos lo que podemos", dijo el asesor, quien explicó que "los daños de la guerra y algunas bandas de gadafistas" son los responsables de las deficiencias severas de suministros básicos.
Brasil tiende su manoEl embajador de Libia en Brasil, Salem Zubeide, quien hasta ahora se mantenía fiel al régimen de Muamar al Gadafi, ha declarado su apoyo a los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT) y ha afirmando que, como "representante del pueblo libio", está dispuesto a continuar en su cargo si el CNT lo aprueba.
Zubeide, al frente de la legación libia en Brasilia desde 2007, ha dicho a los periodistas que tomó esa decisión después de "semanas de estudio" sobre la situación en su país y deseó "el mayor de los éxitos" al CNT en las tareas de "reconstrucción".
En los últimos días, la embajada de Libia en Brasil se convirtió en escenario de discusiones y hasta peleas entre algunos funcionarios fieles a Gadafi y ciudadanos libios a favor de su caída.
Lampedusa, "un infierno para Italia"El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini, ha asegurado que tienen pruebas de que Muamar el Gadafi estaba detrás de las oleadas de inmigrantes llegadas a la isla de Lampedusa para convertirla en "un infierno para Italia". Fratini, ha afirmado que será el CNT el que publique esas pruebas que demuestran lo que ha calificado como "un nuevo crimen contra la humanidad".
Según el ministro, Gadafi "había amenazado varias veces con una invasión de refugiados como represalia hacia Europa y por desgracia lo ha hecho y miles de inmigrantes han muerto en el mar".
El embajador libio en Italia confirma la tesis del ministroTambién el embajador libio en Italia, Abdulhafed Gaddur, ha confirmado la tesis del país que fue uno de los aliados más próximos de Muamar el Gadafi en Europa, antes de que se retractase para apoyar a los rebeldes. "Mandaba sobre la inmigración ilegal y quería convertir a Lampedusa en negra, llena de africanos", ha aseverado el embajador.
Tras la intervención militar en Libia, Lampedusa se vio desbordada por miles de inmigrantes que llegaban sin pausa y en la pequeña isla pasaron hacinados varias semanas cerca de 8.000 indocumentados, que posteriormente fueron trasladados a otros centros de acogida en territorio italiano.
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