Este artículo se publicó hace 17 años.
Berlusconi se dispone a volver al poder tras la caída de la izquierda
El presidente Napolitano convoca elecciones anticipadas para el 13 y 14 de abril.

El mismo día en el que el presidente Giorgio Napolitano preparaba la disolución del Parlamento, primer paso para llamar a los italianos a las urnas, Silvio Berlusconi enterraba a su madre de 97 años en el cementerio de Milán.
Pero la pérdida de la signora Rosa, muy conocida en Italia, difícilmente alterará la agenda política de Berlusconi. No en vano lleva mucho tiempo preparándose para las elecciones, que se celebrarán el 13 y el 14 de abril.
Al ex primer ministro le pesan sus 71 años y es consciente de que no le quedan muchas oportunidades para gobernar. Si vence las próximas elecciones y logra terminar la legislatura, tendrá 76 años. Incluso en Italia, el país donde sólo gobiernan los ancianos, siete décadas son demasiadas.
Por este motivo, Berlusconi está más que preparado. Ya ha hecho los deberes con sus posibles socios de Gobierno y el centroderecha va cogiendo forma de coalición unitaria. Alianza Nacional, la Unión de Demócratas Cristianos y de Centro y la Liga del Norte ya le han dado el sí a Berlusconi.
Una izquierda dividida
El centroizquierda, en cambio, sigue siendo una división de partidos. La formación más grande de este eje es el Partido Democrático, que nació en octubre de la fusión de los democristianos de La Margarita y los Demócratas de Izquierda (excomunistas). Su líder es Walter Veltroni, el actual alcalde de Roma.
Veltroni tendrá que convencer a las dos formaciones comunistas que existen en Italia para hacer piña. Pero no será nada fácil. Con la fusión con los democristianos, el Partido Democrático se ha acercado al centro y, por consiguiente, se ha alejado de la izquierda.
Además de los problemas para crear una coalición fuerte, Berlusconi es mucho más conocido que Veltroni y cuenta con los medios de comunicación de su propiedad, que le ayudarán en la campaña electoral.
Una agonía programada
Gane quien gane las elecciones, tendrá la obligación de cambiar la actual ley electoral, una herencia del último gabinete de centroderecha, en el plazo de un año. En caso contrario, los italianos serán llamados a un referéndum para modificar el texto.
El referéndum estaba previsto para el 18 de mayo pero con la convocatoria de las elecciones se aplazará un año.
Con esta ley electoral, reformada en el último momento, Berlusconi preparó la agonía del Gobierno de Romano Prodi. Y le salió bien. El centroizquierda ha durado sólo 20 meses en el poder. Pero ésta no ha sido la única baza del ex premier.
El muro contra el que ha chocado el presidente del Senado, Franco Marini, en su tarea de formar un Gobierno de transición y reformar la ley electoral ha sido de nuevo el líder de Fuerza Italia. Berlusconi estaba esperando las elecciones anticipadas desde el primer día en que se formó el Gobierno de centroizquierda de Romano Prodi.
Marini se reunió el lunes con Napolitano para explicarle que no había sido capaz de hallar un consenso para modificar la actual ley electoral, que obliga a los partidos a unirse en grandes coaliciones, lo que provoca Gobiernosdemasiado débiles.
Tras la cita que el presidente mantuvo ayer con los presidentes de las dos Cámaras, no hubo declaraciones, pero una nota de prensa informó de que el encuentro se celebraba de acuerdo con “el artículo 88 de la Constitución”.
Este artículo estipula que el jefe del Estado sólo puede disolver las cámaras después de reunirse con sus presidentes respectivos. Después de disolver el Parlamento, las elecciones deben celebrarse antes de 70 días. Entonces, la suerte estará echada, puede que por última vez, para Il Cavaliere.
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