Este artículo se publicó hace 3 años.
Crisis diplomáticaBorrell, el jefe de la diplomacia europea, en entredicho tras su visita a Moscú
Varios eurodiputados analizan el papel del Alto Representante de la UE.
Irene Sánchez Artero
Bruselas-
En un mundo tan cambiante como el actual, la política exterior de la Unión Exterior se enfrenta a importantes desafíos. Entre ellos, reconducir las relaciones transatlánticas y recuperar a Estados Unidos como socio para la promoción del multilateralismo, avanzar en la lucha contra el cambio climático y fortalecer el papel de la OTAN. Pero también hay que formular una respuesta a los conflictos que se desarrollan dentro y fuera de las fronteras del bloque comunitario. Para ello, Europa cuenta con Josep Borrell como Alto Representante de la UE desde diciembre de 2019.
Tras la polémica en torno al viaje del diplomático catalán a Moscú, han sido muchas las voces que ponen en entredicho su idoneidad para el puesto. Josep Borrell ha sido el primer jefe de la diplomacia europea que ha visitado Moscú desde la anexión rusa de Crimea. Además, el viaje ha coincidido con uno de los momentos más delicados en las relaciones entre sendas potencias. En un contexto de fuego cruzado con algunos países de la Unión Europea como Francia, Alemania, Polonia, Suecia o las repúblicas bálticas.
Por ello fueron muchos los Estados miembros que mostraron sus reservas acerca de este viaje. La mayoría de las capitales, de hecho, apoyaba la propuesta de Berlín de dar un paso más allá de las sanciones tras la detención del disidente ruso Alexéi Navalni. Borrell, sin embargo, no entiende las críticas y se defendió lanzando la siguiente reflexión a los eurodiputados y eurodiputadas la semana pasada: "¿Saben cuántas misiones oficiales de los Estados miembros ha habido a Moscú en los últimos dos años? Diecinueve, ¿hay que ir o no? ¿O es que puede ir todo el mundo menos el Alto Representante? Porque si es así, ¿para qué lo tienen?".
Ante la avalancha de críticas que ha recibido el Alto Representante de la UE por la misión en Rusia, éste ha explicado en su blog que fue a Moscú "para discutir el estancamiento de las relaciones entre la UE y Rusia". "Estas han sido de bajo nivel durante varios años y se han deteriorado aún más tras la reciente intoxicación, detención y condena de Alexéi Navalni, así como las detenciones masivas de miles de manifestantes", ha añadido.
Además, Borrell ha reconocido en el texto que "el objetivo de la misión era expresar directamente la enérgica condena de la UE de estos hechos y discutir, mediante la diplomacia basada en principios, el rápido empeoramiento de nuestras relaciones con Rusia, y ayudar a preparar los próximos debates del Consejo Europeo".
Según la Real Academia Española de la Lengua, la diplomacia, es la rama de la política que se ocupa de las relaciones internacionales. Aunque otra de sus acepciones es cortesía o disimulo. Dicho de otra manera, la diplomacia es el arte de enfrentarse a los problemas con la mayor sutilidad y respeto posible, sin perder de vista los argumentos o el fin último de nuestra discusión. Y una de las claves es no menospreciar al contrario y, sobre todo, no meterse en asuntos internos en público. Error en el que cayó el experimentado Josep Borrell.
La torpeza del diplomático español fue exigir al Kremlin en una rueda de prensa la puesta en libertad del disidente ruso Alexéi Navalni. Injerencia que fue respondida con una comparación demagógica, intentando dejar fuera de juego al Alto Representante. El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, es una de las voces más implacable del Kremlin contra Occidente. Y la persona que hizo un kao al curtido jefe de la diplomacia europea. Lavrov contestó que los líderes independentistas catalanes están en prisión por organizar un referéndum, un ejemplo de que las decisiones judiciales están motivadas políticamente. Básicamente, los rusos querían que calase un mensaje: si España quiere que se respeten sus decisiones judiciales, Europa debe de hacer lo propio con Rusia.
Sin embargo, tras el paralelismo entre el disidente ruso y los líderes independentistas, también entró al trapo la ministra de Exteriores, Arantxa González Laya, quien defendió que "España es una de las 23 democracias plenas del mundo, mientras que Rusia se encuentra en el puesto 123 de 167". Un argumento que no sentó bien en Moscú y que la portavoz del Kremlin intentó tirar por tierra replicando que "decir que en España no hay presos políticos, sino que hay políticos presos, es tecnología avanzada de la propaganda occidental".
Tras este rifirrafe diplomático, España ha pasado a engordar el listado de países con los que Moscú tiene problemas y se ha evidenciado lo difícil que es en estos momentos retomar el diálogo entre ambas potencias. Además, coincidiendo con la visita de Josep Borrell a Moscú, el Kremlin expulsó a tres diplomáticos de la UE- un alemán, un sueco y un polaco. Acción que han respondido los países afectados con la expulsión de un diplomático ruso de las embajadas en sus capitales "de acuerdo con el principio de reciprocidad".
Después del rechazo de la oferta europea de construir puentes por parte de Sergei Lavrov brotaron las críticas desde las distintas capitales, que ya habían adelantado que se mostraban contrarias a este viaje. Algunas pidieron la cabeza de Borrell y el jefe de la diplomacia europea tuvo que enfrentarse a un linchamiento en la Eurocámara del que al final salió menos trasquilado de lo previsto.
Opiniones dentro de los grupos de la Eurocámara
Público ha hablado con algunos de los eurodiputados que formaron parte del debate, para tomar la temperatura entorno a la figura de Josep Borrell. El veterano de la Izquierda Europea, Helmut Scholz, defiende que no es sencillo el papel del Alto Representante. "Después de los cuatro años del ex presidente americano Donald Trump, donde Europa ha sido ignorada y nuestra relación se ha resentido, el paso lógico es reorientar las actividades para fortalecer estas relaciones para poder trabajar en un contexto multilateral", ha explicado. "Importante tener una nueva relación con Estados Unidos, pero también con China, India y Rusia", ha matizado.
También se ha mostrado comprensivo el eurodiputado popular y ex primer ministro de Lituania, Andrius Kubilius. "Siento respeto hacia él. Ser Alto Representante de la UE no es un trabajo fácil porque los asuntos exteriores dependen mucho de Estados miembros y de las instituciones y no es fácil lidiar con eso", ha explicado. "Valoro su trabajo, a pesar de que a veces no comparto alguna de sus decisiones y me gustaría verlo más ambicioso", ha dicho.
El eurodiputado socialista Nacho Sánchez Amor, por su parte, ha hecho hincapié en que Borrell "fue presidente del Parlamento Europeo y, por lo tanto, conoce perfectamente la lógica de Bruselas, y como Alto Representante de la UE para la política exterior está utilizando toda su experiencia previa para elevar un grado la madurez de la política exterior europea".
Para el también español Hermann Terscht, "Josep Borrell es un personaje brillante, muy inteligente, pero que se cree más inteligente de lo que es". "Si hubiera tenido un poquito de humildad, hubiera hecho grandes cosas, pero ahora ya no está en edad de aprender", ha añadido. En esta línea, ha reconocido que el diplomático catalán "tenía todo lo necesario para haber tenido un gran papel, solo le faltaba humildad". "Es un error de carácter que le ha llevado a tener graves equivocaciones siempre. Pero que es un hombre brillante, desde el punto de vista de la inteligencia, nadie lo discute", ha añadido.
Tampoco comparte simpatía por el jefe de la diplomacia europea Sophie In’t Veld, liberal holandesa. "La credibilidad del Sr. Borrell Alto Representante está seriamente debilitada y es difícil ver cómo puede restaurarla", ha lamentado. "Un diplomático con poca confianza como jefe de la UE en política exterior puede destruir la credibilidad de esta Comisión Europea 'geopolítica'", ha añadido. "La Unión Europea soberana necesita a alguien que pueda representar a la UE con influencia política", ha comentado In’t Veld.
Sánchez considera, además, que el jefe de la diplomacia europea "tiene una forma personal de hacer política muy frontal y que no se pierde en el lenguaje diplomático, lo que se agradece mucho dado que a veces la política exterior está demasiado secuestrada por un lenguaje muy burocrático y tecnocrático". El político de GUE aprecia que Borrell "no esté liderando la lengua de la diplomacia, pero busque la manera de resolver problemas y no de crearlos. En diplomacia es importante que cada cual tenga su propia visión y manera de llevarla a cabo, teniendo presente los intereses", ha añadido.
El eurodiputado socialista ha advertido que "no tiene sentido criticar a Borrell como algunos han hecho, ya que esto ayuda a la agenda del Kremlin, y lo que este quiere es dar la impresión de una UE dividida y debilitada". "La visita de Borrell, quien ha tenido que sufrir ese inamistoso gesto ruso, no lo convierte a él en alguien a quién criticar, sino que es preciso criticar al que ha hecho dicho gesto", ha lamentado.
En la misma línea, Kubilius ha denunciado que "no sé por qué fue, pero lo que no entiendo es por qué el ministro ruso se comportó con esa actitud hacia Borrell". Sin embargo, el popular prefiere quedarse con las cosas positivas. "En el debate entendimos que él hizo sus propias conclusiones sobre qué tipo de relación hay que mantener con Rusia y prometió iniciar una serie de sanciones a partir de la próxima reunión de ministros de exteriores a finales de febrero", ha subrayado.
El ex primer ministro de Lituania también ha hecho hincapié en que la actitud "virulenta hacia Borrell es una decisión poco inteligente, estratégicamente hablando, por parte de la diplomacia rusa". Así, el popular ha añadido que, a diferencia de lo que algunas voces denuncian, "España tiene una posición muy interesante en la Comisión Europea". "Ser el responsable de asuntos exteriores y seguridad es una posición muy importante en estos momentos. Los países que venimos del entorno de Rusia sabemos que es un tema muy sensible y clave", ha concluido.
Sin embargo, el eurodiputado de Vox ha denunciado "la agenda particular de Borrell". Así, ha denunciado que "fue a Rusia a ofrecer sus servicios de salvarles del aprieto y apaciguar la situación en Europa, de quienes piden castigos para Irán, Rusia, Cuba o Venezuela". "Él siempre está ahí para aplacar a los que quieren castigos para los malos y siempre en el papel de proteger de alguna manera a los malos", ha lamentado.
Por su parte, Scholz reconoce que "el lenguaje utilizado por Rusia es muy duro, y puede que con las palabras inadecuadas, pero es importante retomar el diálogo entre ambas partes". "Europa tiene importantes retos para los próximos años, a nivel medioambiental, política de igualdad y pilar social, desarrollo, economía, derechos humanos y democracia. Pero también otras de carácter exterior, porque afecta al club comunitario, y Rusia es una de ellas", ha concluido.
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