Público
Público

Para hacer 'cantar' a un español, secretas iraquíes le arrancaron las uñas, le cegaron y le electrocutaron

Este barcelonés fue capturado cuando iba de camino a Shingal (Irak) para unirse a una milicia kurda afiliada al PKK. Recibió el trato de los presos de Guantánamo.

A la izquierda, el miliciano catalán encarcelado y torturado. A la derecha, detalle de la tortura a la que fue sometido en los pies
A la izquierda, el miliciano catalán encarcelado y torturado. A la derecha, detalle de la tortura a la que fue sometido en los pies. CEDIDA

"Querían que les dijera las posiciones cartográficas de la guerrilla y no tenía ni puta idea", dice este barcelonés de 46 años. A petición propia, no solo hemos omitido su nombre, sino también el "nom de guerre" con el que se le conoce en las YBS, una milicia kurda afiliada al PKK donde iba a prestar servicio por tercera vez cuando fue interceptado en uno de los muchos controles militares de carretera que se interponían en su camino desde la ciudad iraquí de Mosul a Shingal, la región yazidí de Irak.

"Les dije que no sabía una mierda y que ya podían, si querían, enviarme a la cárcel. Joder, no te miento, aquel cabrón empezó a amenazarme con entregarme a los servicios secretos de Turquía. Me dijo que ya estaba muerto. Lo dijo literalmente. Yo me mentalicé y les dije: Llevadme donde queráis' Y así fue, no te estoy vacilando. Cuando vi aquella movida, me dije: Joder, aquí no hay marcha atrás".

"No voy a idecirles una mierda. Ya estoy jodido de todas las maneras. Ya me han colocado ese puto mono amarillo. Ya me están tratando como a un preso. Y se lo dije incluso a los guardias: Yo he estado un montón de tiempo en las prisiones españolas por rollos de juventud así que no me vais a impresionar con las puertas de una cárcel. Tal vez me hubiera impresionado una de esas celdas donde meten a trescientos. Y les dije también que el primero que lo intentara iba a caer conmigo".

Interceptado por el Ejército de Irak

El suceso que narra el catalán sucedió el día 3 de junio. Había salido de España unos pocos días antes con un vuelo directo hasta Bagdad. Sus camaradas de la unidad internacional de la milicia le esperaban ese mismo día, y comenzaron a inquietarse por el retraso en su llegada. Una semana después, uno de sus mandos kurdos recurrió a sus propios agentes de Inteligencia para confirmar que el voluntario barcelonés había sido interceptado cuando estaba a punto de llegar a Sinyar City.

No pudo haber viajado el catalán en un peor momento, De hecho, son cientos los europeos que desde el año 2015 han ido al norte de Siria o a Sinyar para combatir con las milicias kurdas y este es el primer caso conocido de un hombre "trincado" por el Ejército iraquí.

La situación es grotesca en cierto modo, dado que, oficialmente, el grupo armado al que iba a unirse nuevamente forma parte todavía de una coalición paramilitar iraquí de milicias, en su mayoría chiíes, creada por Bagdad.

¿Qué es lo que había cambiado en los últimos meses? La indulgencia con la que les trataba el Gobierno de Irak. Hasta no hace demasiado, los soldados iraquíes hacían la vista gorda y los voluntarios europeos podían viajar por el país sin mayores problemas, y a condición de que hallaran el modo de zafarse de los pershmerga de Barzani, kurdos como el PKK, pero encarnizados enemigos de estos.

En esa misma fecha en la que el catalán intentó recontactar con sus antiguos camaradas, la tensión geopolítica en la zona había escalado hasta el punto de que el primer ministro iraquí, Mustafá Al Jadimi, amenazaba con enviar a parte de su Ejército para barrer de su refugio en las montañas al PKK y a las milicias afiliadas con las que combaten al menos quince occidentales, de los cuales cinco son españoles. Esa es la razón por la que el barcelonés no pudo elegir un peor momento para intentar llegar hasta el cuartel de la guerrilla en Shingal, la zona de mayoría yazidí.

Los hombres que le detuvieron tenían información muy detallada de varios de los españoles que han combatido en la zona. Muy particularmente de su comandante, un valenciano conocido con el sobrenombre de Bahuz Sores. Sabían igualmente qué se proponía y a dónde se dirigía, de modo que le torturaron con la esperanza de que revelara algunas de las posiciones donde se oculta la guerrilla.

El miliciano catalán combatiendo con la milicia YBS de Shingal, en los anteriores servicios que prestó con la guerrilla combatiendo contra ISIS
El miliciano catalán combatiendo con la milicia YBS de Shingal, en los anteriores servicios que prestó con la guerrilla combatiendo contra ISIS. CEDIDA

"Me enseñaron un fichero con fotos de Bahuz y con recortes de todas las entrevistas que había concedido. No sé exactamente quiénes me atraparon. Ignoro si era gente de Al Hasd Al Shaabi o miembros del servicio de inteligencia. Me tuvieron siete días encapuchado, engrilletado, con un mono amarillo que me quedaba pequeño y alimentándome con pan ázimo, té y quesitos llenos de hormigas. No me quitaron las esposas hasta que, después de entregarme a los del consulado español, me llevaron hasta la escalerilla del avión. Si no es por la embajada, aún estaría preso".

Son conocidos los casos de torturas a las que otros diez voluntarios españoles y al menos un reportero fueron sometidos en las cárceles kurdas de Erbil por los agentes de seguridad de la dictadura de Barzani. Nadie conocido, sin embargo, había sido internado hasta la fecha en una celda de Bagdad, y el testimonio del barcelonés viene a corroborar que, tal y como ha denunciado de forma reiterada Human Rights Watch, los carceleros iraquíes aplican un protocolo de tortura idéntico al de los presos de Abu Ghraib o de Guantánamo. "Gracias a Dios, estaba solo en la celda", dice el español. "Pero me tuvieron con la cabeza cubierta por un capuchón desde el primer minuto y hasta que dejé el país. Me arrancaron dos uñas, la pequeña y la del dedo gordo, que me están saliendo nuevamente ahora. Me golpearon en las palmas de los pies y me aplicaron unos electrodos... Tengo toda esta parte quemada por la corriente", precisa señalando a sus extremidades. "Estaban empeñados en que yo era del partido [el PKK] y me aplicaron el protocolo antiterrorista".

El PKK es un movimiento guerrillero kurdo incluido en el listado de organizaciones terroristas por la Unión Europea y los Estados Unidos. Sus hombres y mujeres proceden esencialmente del este de Anatolia pero llevan años diseminándose por toda la franja fronteriza iraquí que linda con Turquía, tratando de ponerse al resguardo del Ejército de Ankara, que los acosa militarmente más allá de los límites territoriales de su país. Mezclarse con las minorías yazidí o cristiana para protegerse de los turcos con el pretexto de ayudarles es una práctica común.

No son terroristas

¿Son las Unidades de Resistencia de Shingal (YBS) donde sirven los españoles lo mismo que el PKK? Eso es, en realidad, lo que pretende el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Por tal motivo, su país hostiga a todas las milicias de los independentistas kurdos de Anatolia y, desde su misma creación, barren sus refugios iraquíes con los drones Bayraktar. A esa sempiterna amenaza aérea se sumaba en la fecha en la que el catalán llegó a la zona la eventualidad de una posible invasión terrestre de la porción iraquí de Nínive, en la parte occidental de Mosul, donde se hicieron fuertes los kurdos junto a quienes combaten los europeos.

Durante los últimos años, la guerrilla socialista se ha enquistado en la tierra de los yazidíes, cavando una fortificación casi inexpugnable en las entrañas de las montañas de Shingal. Este sistema defensivo ha sido diseñado siguiendo el modelo de Qandil, un pequeño territorio montañoso de 50 kilómetros cuadrados y situado en los montes Zagros, donde se estima que están desplegados al menos cinco mil hombres y mujeres del PKK. Al igual que en Qandil, los turcos bombardean con frecuencia todas las posiciones de Sinyar con sus Bayraktar o sus F-16.

Para comprender mejor la presencia de los españoles y sus camaradas occidentales es preciso retroceder hasta los años que siguieron a la caída de Sadam Husein.

En 2007, milicianos kurdos vinculados al PKK se desplazaron a Sinyar con la excusa de proteger a la minoría religiosa yazidí que habita esa zona de los ataques de grupos islamistas suníes y constituyeron una nueva guerrilla independiente a la que se han ido incorporando otros voluntarios europeos, como el catalán arrestado por los iraquíes, quien había servido ya seis meses en las YBS. Junto a sus compañeros arriesgó su vida en Deir Ez-Zor, tratando de parar al ISIS. Esa es, en verdad, la razón de ser de la presencia de occidentales en Oriente Medio.

A partir de 2014, los yihadistas del Estado Islámico tomaron Mosul y comenzaron a avanzar hacia los feudos cristianos y yazidíes del gobernorado iraquí de Nínive. El impacto letal de su avance provocó la llegada en avalancha a Oriente Medio de miles de voluntarios europeos, y entre ellos españoles. Su propósito era unirse a algún grupo militar local para combatir al Daesh.

Los peshmerga de los Barzani -la familia que controla el territorio autónomo kurdo del norte de Irak- no aceptaban extranjeros. Así que la mayoría de los occidentales terminaron siendo reclutados por las YPG, otra milicia también kurda, pero enemistada con los Barzani, y desplegada en un área del norte de Siria comúnmente conocida como Rojava. Unos pocos de ellos resolvieron permanecer en Irak y enrolarse en las filas de las YBS de Sinyar para pelear también contra el Daesh. Fue a partir de ese momento cuando la presencia de españoles se hizo estable en el área.

Erdogan acostumbra a repetir en los foros internacionales que las YBS son un grupo afiliado al PKK y hermano de las YPG. Lo único verdaderamente cierto es que comparten idéntica ideología apoísta (la que dio origen al PKK). Es un hecho también que los mandos de las YBS son miembros del PKK procedentes de Qantil.

Sin embargo, ningún país del mundo, a excepción de Turquía, considera hasta la fecha que sean un grupo terrorista. Es decir, se le otorga una entidad y un trato diferenciado.

Eso podría cambiar en breve debido a las presiones de las que están siendo objeto los kurdos, pese a que tanto las YBS como las YPG fueron las principales aliadas terrestres de los estadounidenses en su lucha contra el Estado Islámico, en Siria e Irak.

En su día, ello les otorgó una respetabilidad internacional que enfureció a los turcos, quienes consideran "terroristas" a todos los secesionistas kurdos. Sin embargo, hubo un antes y un después de la guerra de Ucrania y la cumbre de la OTAN en Madrid. Los escandinavos, por ejemplo, vendieron a los refugiados kurdos que habitan en sus país a cambio del beneplácito de Ankara a la ampliación de la organización atlántica.

Siguen yendo españoles

Lo verdaderamente singular es que las YBS han seguido atrayendo a voluntarios españoles incluso después de la derrota del Daesh. En la actualidad, el enemigo no son los infames islamistas, sino Turquía, uno de los más estrechos y cercanos aliados militares en la zona de España. Varios de los guerrilleros españoles que han servido en Sinyar han regresado regularmente de manera periódica a renovar su compromiso con los kurdos y prestar nuevos servicios. Y eso es lo que pretendía hacer el catalán cuando le trincaron los militares iraquíes.

Por otro lado, los acuerdos alcanzados durante la cumbre de Madrid han modificado la actitud de tolerancia que practican los Gobiernos de Occidente para todos estos voluntarios europeos a los que permitían pelear a regañadientes contra las alimañas islamistas.

El miliciano catalán combate con la milicia YBS de Shingal en los anteriores servicios que prestó con la guerrilla luchando contra el Daesh
El miliciano catalán combate con la milicia YBS de Shingal, en los anteriores servicios que prestó con la guerrilla para luchar contra el Daesh.- CEDIDA

"Había ido atravesando sin problemas otros checkpoints, hasta que estaba a punto de hacer contacto con mis compañeros", recuerda el español torturado. "El tipo que me retuvo me dijo que estuviera tranquilo y que aguardara a que viniera alguien. Está claro que el mandamás que vino sabía qué buscaba y lo que debía hacer. No era su primera vez. Buscaron en mis pertenencias... Llevaba parte de mi equipo normal: una extension para selfies con un espejo de francotirador que usamos para mirar sin exponer la vida; llevaba una linterna táctica; pintura de guerra para la cara... Vaya, el tipo no era idiota y aun así se quedó con la duda. Fue entonces cuando me pidió el móvil. Y ahí fue donde la cagué. Normalmente borraba todos los mensajes, pero ese día no lo hice. A partir de ese momento, me metieron la capucha y me engrilletaron. No me preguntes quiénes eran porque no tengo ni puta idea".

El catalán estuvo retenido entre seis y siete noches. Llegado a ese punto, le flaquea la memoria. Y fue finalmente liberado a principios de junio gracias a la intervención del personal diplomático español. Hemos contactado con los servicios consulares y nos confirman que las cosas sucedieron del modo en que las narra el barcelonés. "Nuestro trabajo no es rescatar a nadie. Y menos aún, investigarle o interrogarle", dicen. "Hicimos lo que debíamos hacer y le pusimos en un avión de vuelta a España".

"El día en que me liberaron me llevaron a un sitio donde había alguien de espaldas", prosigue. "Ni siquiera sabía que eran españoles. Había una mujer y pensé que era inglesa por su aspecto. Era rubia y de ojos azules. Enseguida comprendí que estaba ya con los del consulado. Empecé a llamar hijos de puta a los iraquíes en la cara y me dijeron que me cortara un poco. No les digas eso porque a última hora vas a cagarla, me dijeron. Pero es que tenía mucha rabia. Lo que no sabían ellos es por lo que había pasado, especialmente, los tres primeros días, que fue lo más fuerte".

"Me interrogaban tres veces al día durante dos o tres horas. Me preguntaban en árabe tres personas a la vez, dando golpes en la mesa. Les decía que me dejaran respirar, que mi cabeza se estaba haciendo un lío. Los del consulado me dijeron que aún esperaban hallarme peor. No les sorprendió verme de ese modo. Más tarde me explicaron que en un primer momento, los iraquíes no querían dejarme ir. Decían que yo era un terrorista y tenía que quedarme y cumplir con las leyes del país. Me dijeron los de la embajada que tuvieron que negociar para que me liberaran. Y yo con el mono amarillo a todos los lados".

La española con aspecto anglosajón que menciona el catalán era María de los Reyes Fernández Bulnes, encargada de negocios de la embajada española en Bagdad. "Al llegar a España, estaba toda la comitiva. Había una pareja de cada cuerpo de Policía, pero ninguno llegó a interrogarme. Me quedé con los de la embajada y les conté a ellos lo sucedido. Fliparon cuando les expliqué que solo me soltaban los grilletes y me levantaban la capucha cuando me daban aquel pan con las hormigas. Nada, un poco de chai, un cigarrito y que no diera mucho por el culo. Lo que más me jode es que ya no puedo volver allá. Eso sí que es un putadón".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional