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Los "chalecos naranjas": la extrema derecha ya tiene su movimiento en Italia

Neofascistas, leguistas, desempleados, ex 'grillinos', antivacunas, cristianos contrarios al Papa Francisco, gente enfurecida debido a la crisis económica. Son sólo algunos de los colectivos que protagonizan este nuevo movimiento que pretende dar rienda suelta a la rabia de la ultraderecha en Italia.

El excarabinero Antonio Pappalardo (C), fundador del movimiento de los'chalecos naranjas', pronuncia un discurso durante una protesta durante las celebraciones del 74 aniversario de la República italiana en Roma (Italia), este martes. Italia celebró hoy e
El excarabinero Antonio Pappalardo (C), fundador del movimiento de los"chalecos naranjas"EFE/ Massimo Percossi

Italia siempre ha sido un escenario de experimentos políticos. Salvando las distancias: Mussolini, Berlinguer, Berlusconi, Grillo, Salvini. Un país que no deja de sorprender con la constante propuesta de movimientos políticos inéditos, a veces efímeros –como el de las sardinas– dispuestos a irrumpir en la vida pública; conquistando el tiempo y el espacio de los medios de comunicación.

Hace una década, Italia vio nacer a los grillinos del Movimiento 5 Estrellas (M5E) –en el Gobierno desde hace dos años–; hace seis meses el movimiento de las sardinas, que logró aunar el sentimiento antisoberanista en oposición al jefe de la Liga, Matteo Salvini. Ahora que el líder leguista pierde puntos en los sondeos tras una desacertada oposición al Ejecutivo durante la crisis del coronavirus; aparece un nuevo movimiento dispuesto a hacerle el trabajo sucio a los soberanistas cuando siguen prohibidas las aglomeraciones debido al coronavirus.

Los chalecos naranjas son el nuevo fenómeno político de la ultraderecha en Italia. Se trata de un nuevo movimiento de protesta, grotesco y extravagante, dispuesto a caldear el ambiente a favor de los soberanistas italianos. Desde los nostálgicos del fascismo hasta los antivacunas, los chalecos naranjas reúnen al descontento transalpino ultraconservador, pretendiendo convencer a los italianos de que "el coronavirus no existe", tras más de 33.000 fallecidos, y que está sirviendo para "someter a los pueblos del mundo". Según ellos, la covid-19 es "obra de Bill Gates", autor de una conspiración para "una esterilización de masas". El líder de los chalecos naranjas, un ex militar retirado, asegura querer detener tanto al primer ministro, Giuseppe Conte; como al presidente de la República, Sergio Mattarella.

Neofascistas, leguistas, desempleados, ex grillinos, antivacunas, cristianos contrarios al Papa Francisco, gente enfurecida debido a la crisis económica. Son los colectivos más representativos de quienes componen este nuevo movimiento político que tiene como objetivo dar rienda suelta a la rabia de la ultraderecha en Italia, en un momento en el que Salvini pierde atractivo en los sondeos y donde su oposición soberanista, aun rozando la mayoría absoluta, por el momento no puede provocar la caída del Ejecutivo del primer ministro, Giuseppe Conte.

"El coronavirus es sólo un proyecto político, económico y social para vender Italia a China"

¿Por qué ahora? La novedad, entendida como gancho de actualidad para impulsar estos días las protestas, se centra en la negación de la existencia del coronavirus como un problema sanitario real: "El coronavirus es sólo un proyecto político, económico y social para vender Italia a China. Nos quieren imponer la vacuna primero, para ficharnos después", han declarado en los últimos días por decenas de plazas en el país, en numerosas manifestaciones, a menudo no autorizadas. Hablan de "dictadura sanitaria" del Gobierno italiano de Giuseppe Conte, que por supuesto quieren que dimita lo antes posible como primer ministro.

¿De dónde han salido?

Sus manifestaciones están suponiendo un problema desde el punto de vista sanitario, ya que la gran mayoría de sus seguidores se personan sin protección, sin mantener la distancia interpersonal de seguridad y generando aglomeraciones; tres cosas actualmente prohibidas en Italia, como compromiso de convivencia con el virus a cambio de la reapertura económica del país con forma de bota. Eso sí, como indumentaria no puede faltar el chaleco naranja y, quienes llevan mascarillas, tratan de llevarla con la bandera italiana. De vez en cuando, también se ve algún brazo levantado al estilo del saludo romano.
En los últimos días ha sonado mucho el nombre de Antonio Pappalardo, el sedicente líder de los chalecos naranjas, un exgeneral de los carabinieri retirado, con una experiencia política extravagante. Decidió pasarse a la vida pública en 1992 cuando logró un escaño como parlamentario socialdemócrata.

Llegó a tener incluso un cargo como subsecretario del Gobierno italiano en 1993, puesto que tuvo que abandonar por una condena por difamación contra el comandante general de los carabinieri. En 2016 decidió encabezar un movimiento de ultraderecha para "detener al presidente de la República en nombre del pueblo italiano". En los últimos tiempos, decidió presentarse como presidente de la región Umbría, pero obtuvo tan sólo algo más de 500 votos. Hoy en día Pappalardo, negacionista de la covid-19, defiende que "el coronavirus es un engaño y se puede curar haciendo yoga" y que habría que restaurar la lira como moneda en Italia.

"Con la llegada de la desescalada y al pasar a una nueva normalidad, el motor de las protestas anticonfinamiento debería apagarse", explica el politólogo francés Marc Lazar al diario italiano La Repubblica, quien matiza: "Un movimiento como los chalecos naranjas en Italia, sin embargo, aunque sea minoritario, se apoya en reivindicaciones sociales y políticas". Y añade: "Aunque hasta ahora haya habido una suerte de cohesión social, sobre todo en Italia, en los próximos meses el juego político debería volver con prepotencia".

Una de las anécdotas simbólicas de los últimos días vinculada a los chalecos naranjas tiene que ver con el pasado martes, que fue la Fiesta de la República Italiana, una fecha con mucha carga simbólica en el país, debido a su gran matiz democrático, ya que conmemora el referéndum monarquía-república realizado el 2 de junio de 1946.

Este martes, sin embargo, la memoria del siglo XX quedó a un lado desde el momento en el que los chalecos naranjas tomaron las plazas de las principales ciudades del país para gritar contra las instituciones democráticas. Ha sido la primera vez, en la Italia republicana, que la ultraderecha ha protagonizado este día, una fiesta que pertenece, históricamente, a todos los italianos: "Hasta ahora nadie se atrevió a apropiarse de ella". Al parecer, el viento está soplando por la ultraderecha.

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