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El CNT libio expone los cadáveres de los Gadafi como trofeos de caza

Los miembros del Consejo se contradicen sobre la necesidad de hacerles autopsias y el momento del entierro

TRINIDAD DEIROS

El cadáver de Muamar Gadafi se ha convertido en un trofeo de caza que el Consejo Nacional de Transición (CNT) libio no tiene reparo en exhibir. Cientos de personas, entre ellas muchos niños, incluso de corta edad, desfilaron ayer por la cámara frigorífica de un almacén del viejo mercado de Misurata para ver su cuerpo, el de su ministro de Defensa, Abubakr Yunus, y el de su hijo Mutasim, que perecieron con él.

Reducido a un despojo humano, sin lavar -contraviniendo los preceptos islámicos-, cubierto de sangre y dejando ver un tiro de gracia a quemarropa en la sien y otros dos impactos de bala en el pecho, las imágenes de lo que se mostró ayer en Misurata hacen pensar, más que en un ser humano, en un perro masacrado en una cuneta.

Con el rostro petrificado por la muerte, el cuerpo de Gadafi yacía en un colchón amarillo manchado de sangre, cubierto de heridas y vestido sólo con un pantalón caqui. Ante esa persona ya inerte, ese rostro inexpresivo de quien en su día fue un joven y apuesto coronel amado por muchos libios, los habitantes de Misurata y de otras ciudades que acudieron a ver lo que se mostraba como un fenómeno de circo proclamaban 'Allah u alakbar' (Dios es el más grande). No pocos le hacían fotos con sus móviles, algunos con el rostro cubierto por mascarillas.

Cientos de personas, entre ellas niños, ven y fotografían al tirano ejecutado

A su lado en la muerte, como lo estuvo hasta el final en la vida, su hijo Mutasim, también casi desnudo, con los genitales cubiertos con una tela y, como su padre, sin haber recibido aún sepultura, cuando ayer se cumplían tres días de su fallecimiento. La ley islámica obliga a los creyentes a enterrar a los muertos lo antes posible y siempre antes de 24 horas tras el deceso.

Este macabro espectáculo acentúa el rictus de crueldad que la sociedad libia ha adquirido desde el jueves, el día en que Gadafi fue capturado y seguramente ejecutado en Sirte. El diario Der Spiegel aseguró ayer que fueron los servicios secretos alemanes quienes comunicaron al Consejo Nacional de Transición libio el paradero del dictador.

La mueca implacable que estos días afea tanto a los libios, que no cesan de celebrar el violento final de su exlíder, puede que sea la consecuencia de una tiranía que ha durado 42 años y que con su injusticia e iniquidad ha alimentado un enorme sentimiento de venganza en las gentes de este país. Si es así, esa venganza se consumó ayer, y de qué manera, con un castigo que ha ido más allá de la muerte y cuyo ensañamiento pisotea incluso el sentimiento religioso de la conservadora sociedad libia.

Mohamed Treish, del departamento de comunicación del CNT, trató de justificarse ayer con este diario: 'Estamos enseñando el cuerpo de Gadafi porque la gente necesita verlo para saber que está muerto; si no, no se lo creerían'. Y concluyó: 'Tras lo sucedido con Jamis, otro de los hijos de Gadafi, cuya muerte se anunció hasta en cuatro ocasiones, los libios desconfían. Ese es el objetivo de lo que estamos haciendo en Misurata'.

Los servicios secretos alemanes avisaron al CNT del paradero exacto del dictador 

El CNT brega desde el jueves con un problema inesperado: qué hacer con el cuerpo de Gadafi. Las informaciones y declaraciones contradictorias se sucedieron ayer y ni siquiera se sabe cuando el autócrata será enterrado ni si se realizará una autopsia. Esta posibilidad parece improbable, dada la evidencia, incluso para un profano, de que es imposible que los disparos que presenta el cadáver, a quemarropa, uno en la sien y otros dos, uno junto al otro, en el pecho, se deban a proyectiles perdidos durante un tiroteo, como sostiene la versión oficial del CNT.

Por la mañana, Fathi Bochagha, el comandante de las fuerzas de Misurata, descartó de plano que se fuera a realizar una autopsia: 'No habrá autopsia ni hoy ni otro día. Nadie abrirá el cuerpo de Gadafi'. Los hombres a las órdenes de este militar son quienes tienen el cuerpo del coronel y de su hijo. Poco después, otro alto cargo del Consejo que permaneció en el anonimato declaró a la BBC que dicho examen post mórtem había tenido lugar ya.

Ante las críticas del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y de organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, que han pedido una autopsia independiente, incluso el primer ministro interino libio, Mahmud Yibril, se vio forzado a aludir a la cuestión ayer en Jordania, donde se encontraba de viaje oficial. Yibril aseguró que el cadáver sería enterrado 'en un plazo de 48 horas' y de acuerdo 'con la práctica islámica'. Algo ya imposible, pues, según las normas del islam, Gadafi debería haber recibido sepultura el mismo día que murió. Lo que se da ya por seguro es que el dictador será enterrado en un lugar que se mantendrá en secreto.

En cuanto al futuro que ahora aguarda a Libia, el primer ministro interino explicó que en ocho meses se elegirá un consejo nacional, que deberá redactar una nueva Constitución y formar un Gobierno provisional, cuyo mandato durará hasta las primeras elecciones libres en el país, previstas para dentro de 20 meses.

Aunque el ensañamiento que el CNT ha demostrado con Gadafi y con su cadáver está empañando su imagen, no parece que el trágico final del exlíder libio vaya a comprometer el apoyo de sus aliados occidentales.

Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado norteamericano, se refirió ayer a la casi segura ejecución del dictador libio en unos términos en los que la crítica estuvo prácticamente ausente. Aseguró que el CNT ya está investigando lo sucedido y que los vídeos de la captura de Gadafi no son concluyentes. La polémica parece pues destinada, al igual que el castigado cadáver del tirano, a ser sepultada en las cloacas de la historia. D

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