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Criminales reclutados por Moscú desertan para unirse a la Legión rusa que lucha contra Putin

Navalny llama "borrachos inútiles" a los cientos de ladrones y homicidas captados por el chef del presidente ruso en las prisiones.

Los legionarios rusos se dirigen al frente del este para combatir a sus compatriotas
Los legionarios rusos se dirigen al frente del este para combatir a sus compatriotas. Legión para la Libertad de Rusia (Cedida)

"Los reclusos rusos solo sirven en el frente para robar alcohol", ironizaba esta semana en un comunicado Alexei Navalny, de 46 años, a propósito de la campaña de reclutamiento de soldados en las penitenciarias rusas llevada personalmente a cabo por el llamado chef de Putin, Yevgeny Prigozhin, un cercano colaborador del presidente ruso al que se tiene, aunque lo niegue, por el líder de la red privada de mercenarios Wagner.

"Muchos tienen la impresión de que esta clase de convictos son una especie de despiadados combatientes como sacados de Suicide Squad que podrían desequilibrar las fuerzas", ironizaba el líder de la oposición rusa desde la prisión donde lleva recluido desde hace más de un año. "Yo puedo asegurarles que el 90 por ciento de los asesinos de las colonias penales son bebedores empedernidos que en cierta ocasión se emborracharon tanto que le metieron dieciocho puñaladas a su vecino, un camarada de tragos o más comúnmente, a su esposa", dice. "Por supuesto, si las misiones de combate consistieran en patrullar el frente pidiendo a la gente alcohol destrangis, los convictos serían los soldados perfectos. También serían los combatientes idóneos para cumplir las órdenes de drenar el combustible de los vehículos militares para venderlo y usar ese dinero para comprar alcohol", añade.

Según los datos divulgados por los propios expresidiarios y sus familiares, Yevgeny Prigozhin ha conseguido reclutar hasta la fecha entre 700 y 1.200 reclusos de colonias penales prometiéndoles su libertad anticipada a cambio de luchar seis meses contra Ucrania. Se supone, no obstante, que esa cifra se incrementará a medida que las autoridades de Moscú intensifiquen sus esfuerzos. Putin tiene donde pescar porque su país ocupa el quinto lugar del planeta en población carcelaria.

Las condiciones conocidas que se les ha impuesto a los voluntarios son pocas y sencillas de entender: el que escape o intente desertar será neutralizado, que es el eufemismo con el que designó Prigozhin "ser asesinado a tiros". Los que se avengan a luchar y sobrevivan recibirán un indulto presidencial más un salario mensual de 100.000 rublos (1.782 euros al cambio actual).

Que el amigo de Putin había captado mercenarios en las colonias penales del país quedó probado hace unos días por un vídeo divulgado en las redes y por los testimonios de varias familias de reclusos. El periodista ucraniano Yuri Butusov ha divulgado recientemente otra grabación que no solo corrobora que eso es cierto, sino que también confirma que los sarcasmos de Navalny se encuentran bien fundados cuando afirma que, debido a su falta de disciplina y de moral, los condenados rusos reconvertidos en soldados añadirán bien poco a las filas de un ejército cuya eficiencia debería basarse, como la de todos, en la cohesión y el respeto a las jerarquías. El documento proporciona asimismo una prueba irrefutable de que, tal y como se temía, algunos condenados se unieron deliberadamente a la red privada de mercenarios con el propósito de desertor.

El vídeo de Butusov muestra a un prisionero de guerra ruso atrapado por las fuerzas ucranianas; respirando con dificultad en el interior de una especie de lóbrega mazmorra y asegurando que se enroló en las tropas en busca de una oportunidad de entregarse a Ucrania. "Me dije a mí mismo estando en la colonia penal que cuando me desplegaran en Ucrania haría cuanto estuviera en mi mano para rendirme", asegura el convicto de asesinato Nuzhin Yevgeniy Anatolievich, al tiempo que se declara contrario a la invasión y dispuesto a combatir del lado de los ucranianos si Kiev le da esa oportunidad.

El presidiario, oriundo de Perevoz, llevaba veintitrés años cumpliendo una pena por asesinato en la colonia penal número 3 de Riazan cuando atendió la llamada del Kremlin. Una de sus hermanas vive en Leópolis y tiene un tío en el oeste del país. Su imagen es el reverso de las postales bélicas de prisioneros reconvertidos en soldados de la Wagner divulgadas por los canales de Telegram vinculados a Prigozhin.

Que el Kremlin decidiera animar a combatir a ladrones y asesinos incluso antes de que se produjeran los reveses militares en el frente oriental que han obligado a organizar una movilización parcial de no menos de 300.000 hombres tiene que ver con una "falta de mano de obra crítica de carne de cañón". Prigozhin no engañó a los convictos cuando les arengó en los patios de sus prisiones. Se dirigen al infierno para ser incorporados en grupos de asalto con el fin de efectuar misiones arriesgadas que van a comprometer sus vidas. La mayoría acabarán ardiendo en una incineradora de combate, cuando no con las vísceras desparramadas sobre el campo de batalla. La tasa de mortalidad entre las tropas de Moscú es absurdamente alta para los estándares militares.

Prigozhin no engañó a los convictos cuando les arengó en los patios de sus prisiones. Se dirigen al infierno para ser incorporados en grupos de asalto con el fin de efectuar misiones arriesgadas que van a comprometer sus vidas. La mayoría acabarán ardiendo en una incineradora de combate, cuando no con las vísceras desparramadas sobre el campo de batalla. La tasa de mortalidad entre las tropas de Moscú es absurdamente alta para los estándares militares.

La primera misión que le asignaron a Nuzhin Yevgeniy Anatolievich fue retirar cadáveres rusos de un pueblo situado en algún lugar del área de colisión. Dos días más tarde, el 4 de septiembre, se rindió a las tropas ucranianas. Todo el adiestramiento militar que el recluso había recibido fue un curso exprés de formación de siete días impartido en el Lugansk. Esencialmente, le enseñaron a cargar un rifle e hizo algunas prácticas de tiro. Los mandos tenían tal confianza en esos hombres que cuando les visitó Prigozhin sus armas fueron confiscadas.

En realidad, Yevgeniy había tomado ya la decisión de unirse a Wagner para pasar a las filas ucranianas mientras aún seguía en prisión. No es el primero que lo hace. Informaciones divulgadas por el Gobierno de Kiev demostraron ya hace algunos meses que se han unido a sus tropas incluso oficiales de rango medio así como suboficiales reclutados como mercenarios.

Aprovechando el caos del campo de batalla, Yevgeniy se ocultó en un refugio subterráneo mientras la mitad de los 16 hombres que le habían acompañado en la misión eran evacuados junto a los muertos y cuando llegó el momento, se entregó a los ucranianos. Él tenía su propio plan.

Legión para la Libertad de Rusia

Estando en la penitenciaría de Riazan vio en YouTube que había soldados que habían desertado en los frentes de Ucrania para unirse a una unidad rusa que combatía contra Putin del lado de Kiev, no exclusivamente en defensa de la integridad territorial de Ucrania, sino por la libertad de su país, lo que, en su opinión, es sinónimo de derribar al hombre que ocupa el Kremlin. La unidad de la que oyó hablar Yevgeniy se hace llamar Legión para la Libertad de Rusia.

En estos momentos hay ya dos batallones de la Legión rusa constituidos exclusivamente por rusos y bielorrusos. Claro que el número de desertores que la nutren ha considerablemente tras el anuncio de la movilización parcial forzosa, según explica a Público un portavoz de la unidad.

La mayoría de sus miembros fueron a luchar a Ucrania bajo bandera rusa, pero decidieron cambiar de bando tras ser apresados en el campo de batalla. Hay también algunos hombres que han viajado deliberadamente a Ucrania para unirse a la Legión desde la propia Rusia. Los servicios de inteligencia de Moscú les persiguen con especial celo.

Su importancia militar no es relevante. Sin embargo, en manos de Zelenski, la Legión rusa se ha convertido en una herramienta propagandística muy útil que ha ayudado a prender la mecha de la disidencia en la propia Rusia. A través de sus canales, se ha animado a oficiales y soldados de todos los cuerpos del Ejército a seguir su ejemplo. Han conseguido también movilizar a cientos de personas dentro del territorio de la federación rusa para realizar acciones de sabotaje. Durante las últimas semanas, han ardido varias oficinas de reclutamiento. La conscripción forzosa ha exportado el miedo a Rusia.

El símbolo de la Legión es una gran L y su bandera, una franja azul central entre dos blancas. Es decir, se ha suprimido el rojo de la bandera rusa y ha sido reemplazado por el blanco. Existe una explicación: el rojo simboliza la conducta sanguinaria de las tropas de Putin. Los colores finales resultantes son los de la cruz de San Andrés, que es la enseña de la Armada rusa.

Hay un absoluto secretismo en torno a muchos de los aspectos que rodea a esta unidad y la información que se posee acerca de estos rusos integrados en unidades ucranianas es a menudo fragmentaria y está controlada con mano de hierro por el Gobierno de Kiev. Se sabe que no están autorizados a usar móviles y se comunican mediante procedimientos encriptados. Algunos oficiales, sin embargo, no han tenido inconveniente en revelar su identidad. Entre ellos, el teniente coronel Sergey Sergeevich Kosik, del 14º Regimiento de Aviación de Cazas del Sexto Ejército de la Fuerza Aérea Rusa, o el capitán Anatoly Vladimirovich Semekin, exmilitar de las 1.ª Fuerzas Aerotransportadas, 4.º Ejército de la Fuerza Aérea, con base en Rostov.

Las primeras unidades de la Legión fueron desplegadas en el Donbás la pasada primavera tras recibir adiestramiento en el manejo de armas con las que sus hombres no estaban familiarizados. Han operado igualmente en la retaguardia y colaboran con Kiev realizando labores de propaganda a través de agentes civiles y voluntarios.

Valladolid

El responsable de las redes sociales de esa unidad de desertores y prisioneros de guerra operó este año varios meses en Valladolid, desde donde regresó a Estambul hace algunas semanas. Mientras crecen las colas de varones que tratan de escapar de Rusia en las fronteras de países como Finlandia, Kazajistán o Georgia, el joven ha conseguido ponerse a salvo de las garras de su Gobierno gracias a un permiso de residencia que le permitirá vivir legalmente en Turquía durante un año. "Aunque Putin y Sergei Shoighu, el ministro de Defensa, han dicho que solo movilizarían a reservistas, la ley está escrita de tal forma que cualquier hombre mayor de 18 años puede ser incorporado a filas, así que se está yendo todo el mundo", nos dice Vlad desde Estambul. "Esta avalancha de huidos es mucho mayor y más terrible que la de hace seis meses; la nueva ola de migrantes está renunciando a sus trabajos y dejando atrás a sus familias para ir hacia cualquier lugar por el que sea posible escapar. Las rutas principales son las que se dirigen hacia Turquía, Armenia y Georgia".

El joven ruso Vlad, coordinador de redes de una unidad de desertores, se ha puesto a salvo en Turquía tras vivir en España
El joven ruso Vlad, coordinador de redes de una unidad de desertores, se ha puesto a salvo en Turquía tras vivir en España. CEDIDA

Vlad pertenece justamente a esa primera hornada de huidos. "No apoyaba la guerra y me sentía incómodo en mi país así que encontré los medios y una oportunidad para salir y la aproveché. Primero, viví en Valladolid, pero tuve dificultades para instalarme allí. Mi visado de turista español me permite únicamente pasar un máximo de 90 días de cada 180 en la Península".

En contra de lo que sugieren las encuestas de popularidad hacia el conflicto divulgadas por Moscú, el coordinador de redes de la Legión afirma que "el pueblo ruso se siente devastado por lo que está ocurriendo. Nadie lo apoya y todos quieren que esto termine lo antes posible. En mi entorno, la gente de mi círculo, se siente feliz por la contraofensiva. Es muy divertido escuchar a los influencer partidarios de la invasión criticando los fracasos de Putin con más fuerza que cualquier líder de la oposición".

En todo caso, el movimiento de objetores contrarios a la guerra en los dos países contendientes es anterior a la movilización de Putin. Desde el principio del conflicto, pacifistas como el activista ucraniano Yurii Sheliazhenko o como el físico ruso Oleg Bodrov luchan conjuntamente desde sus organizaciones para parar la guerra. Sus puntos de vista han sido resumidos por Sheliazhenko de este modo: "Lo crucial que hay que entender sobre esta lucha obscena entre un poder imperialista arcaico y un régimen nacionalista también arcaico es el carácter obsoleto de las culturas política y militarista: ambas tienen servicio militar obligatorio y un sistema de educación militar patriótica en lugar de educación cívica. Esa es la razón por la que ambos lados se llaman nazis. Mentalmente, todavía viven en el mundo de la gran guerra patriótica de la URSS o el movimiento de liberación de Ucrania y creen que la gente debe unirse en torno a su comandante supremo para aplastar a su enemigo existencial, los hitlerianos o los no mejores estalinistas, que es como sorprendentemente ven a sus pueblos vecinos".

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