La crisis del coronavirus en Estados Unidos, actual epicentro de la pandemia y por primera vez en situación de desastre en todo su territorio, está evidenciando la fragilidad del sistema sanitario estadounidense, en el que los seguros privados están a la orden del día y el acceso a la Sanidad depende casi totalmente en el dinero que se disponga para sufragar el tratamiento.

El último ejemplo lo relata el enfermero Derrick Smith, quien estos días desempeña su labor sanitaria en un hospital de Nueva York, la ciudad estadounidense más afectada por la covid-19, donde se han tenido que preparar fosas comunes para atender al elevado número de fallecidos provocado por la pandemia.

Smith ha explicado en una publicación de Facebook su "peor experencia" en los 12 años que afirma llevar ejerciendo como profesional sanitario. Un hombre que estaba a punto de ser intubado para recibir respiración asistida le preguntó a él y al resto del equipo médico: "¿Quién lo va a pagar?". 

Ese pensamiento, pronunciado "con dificultades para respirar", según ha contado Smith, fue lo primero que le vino a la cabeza a este paciente desconocido cuando le informaron del tratamiento que iba a recibir. 

Para este enfermero que asiste en primera línea a los enfermos por coronavirus, el hecho de "tener que escuchar a un paciente muriendo" usar sus últimas palabras para preocuparse por los gastos económicos derivados de su tratamiento "más que desgarrador".

Smith eleva su crítica al sistema sanitario vigente en Estados Unidos. "Este país es un verdadero Estado fallido y es tan deprimente el comprobarlo de primera mano, más descaradamente que nunca". Además, resalta las diferencias entre los países que disponen de un sistema sanitario universal y financiado de manera pública. "Han sido los más rápidos en frenar el contagio del virus".