Este artículo se publicó hace 3 años.
Crimen políticoCadena perpetua para el neonazi alemán que asesinó de un disparo a un político pro-refugiados del partido de Merkel
El Fiscal considera la muerte de Walter Lübcke, ocurrida en 2019, como el primer asesinato político cometido por un extremista de ultraderecha desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Madrid-
Un Juzgado de Frankfurt ha declarado al neonazi Stephan Ernst culpable del asesinato en primer grado del político Walter Lübcke, integrante del partido democristiano de Angela Merkel (CDU) y defensor de la política de acogida de refugiados en 2019. El acusado ha sido condenado a cadena perpetua por haber acometido lo que el Fiscal ha calificado como "el primer asesinato político de un extremista de ultraderecha desde la Segunda Guerra Mundial".
El Fiscal justifica la pena "por la crudeza del crimen", motivado por "el racismo y la xenofobia" del acusado. El asesinato marcó un punto de no retorno en el irremisible reconocimiento de la amenaza neonazi que sufre el país, que culminó en el crimen cometido contra Lübcke en la noche del 1 al 2 de junio de 2019. Stepahn Ernst perpetró el homicidio tras sorprender al político en la terraza de su casa y matarlo de un tiro en la cabeza.
"Desde nuestro punto de vista, desde el momento en el que un político elegido democráticamente se ve envuelto en un crimen como este, nuestra responsabilidad es asegurar que otros no ignoren que el Estado es el que tiene el monopolio de la fuerza", declaraba a los medios el Fiscal, según recoge el New York Times.
La muerte del político conmocionó a Alemania y al mundo
Los hechos revelaron la indefensión que sufren los cargos públicos, especialmente en los niveles locales y regionales, ante la violencia ultraderechista. Lübcke presidía el Consejo del Distrito de Kassel (oeste del país) y se había destacado por su defensa de la línea de Merkel en la crisis migratoria de 2015.
El condenado está también imputado por el intento de asesinato de un refugiado sirio
En un acto público, Lübcke llegó a decir que quien no respaldara el derecho al asilo y a la ayuda humanitaria a los refugiados haría bien en abandonar el país, en medio de fuertes abucheos. A esas protestas siguieron meses de amenazas de muerte y acoso por distintos canales.
Ernst le convirtió en objeto de su odio, según reconoció en el juicio. Llevaba años activo entre los ambientes de la extrema derecha. Además de la muerte de Lübcke se le imputaba intento de asesinato de un refugiado sirio, a quien hirió de gravedad con un cuchillo en 2016.
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