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"Todo el dinero del petróleo libio se destinará a desarrollar el país"

Entrevista con Mohamed Alfaqeeh Saleh, nuevo embajador libio en España

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En los despachos de las legaciones diplomáticas no suelen abundar ni los poetas ni los ex presos políticos. Mohamed Alfaqeeh Saleh, el nuevo embajador libio en España, es ambas cosas. Saleh pasó diez años en prisión por haber cometido el delito de pensar y escribir bajo la dictadura de Muamar Gadafi. Ahora, nombrado representante diplomático de la nueva Libia en España, reconoce los grandes desafíos que el Gobierno interino libio debe afrontar para emprender la ardua tarea de construir un país sobre las ruinas del legado de 42 años de tiranía.

Las elecciones para elegir una Asamblea Constituyente están previstas para junio, pero en Libia reina aún el caos: ¿se dan las condiciones para celebrar estos comicios?

Es cierto que el plazo es corto, pero tenemos la voluntad de cumplir el plan previsto inicialmente. Hace muy poco se ha publicado la ley electoral y el decreto gubernamental que constituye la comisión electoral, que tendrá que decidir acerca de las circunscripciones electorales. En Libia, los partidos políticos están en formación y por eso esta ley prevé que el próximo congreso nacional (Asamblea Constituyente) esté constituido por 200 representantes; 80 representantes de partidos políticos y 120 independientes.

¿Por qué este predominio de los independientes?

Porque durante toda la dictadura de Gadafi, e incluso antes, en Libia no hemos tenido formaciones políticas. Sólo durante la década de los 40 los tuvimos. Ahora, con tan poco tiempo, es imposible que se puedan constituir muchos partidos; de ahí que se haya privilegiado a los candidatos individuales para asegurar la variedad ideológica en el Parlamento. Las agrupaciones políticas se están formando sin que exista una ley que las regule, y que deberá ser aprobada una vez que se sancione la futura Constitución libia.

¿Cómo será el futuro Estado libio?

El marco general de nuestro Estado será un marco democrático, basado en la pluralidad política, el respeto a los derechos humanos y la alternancia en el poder, así como en la independencia de la Justicia.

¿Qué papel tendrá el ideario islámico en ese Estado?

Hay que admitir que Libia es un pueblo musulmán. Sin embargo, existe una diferencia entre islam e islamismo; en general, el pueblo libio posee una cultura religiosa muy moderada y abierta. La declaración de Mustafá Abdeljalil [el presidente interino libio, que anunció que la ley islámica sería la base de la futura Constitución] debe enmarcarse en esa realidad.

¿Y los partidos islamistas?

Los grupos islamistas son formaciones políticas e ideológicas que forman parte del espectro político al igual que los demás. El resto dependerá de las urnas.

¿Cuál es el peso del aspecto tribal en Libia?

Muchos países tienen tribus, pero tener tribus no quiere decir que el país sea tribalista; el tribalismo es una tendencia política. Es un error analizar la situación en Libia partiendo del factor tribal: existe una exageración del peso de este factor, que se debe a que los europeos tienen el concepto de que existen tribus políticas, cuando la tribu tiene más que nada una dimensión social.

¿Siguen siendo un peligro los leales a Gadafi?

No lo son ya para la revolución, pero pueden causar cierta desestabilización en los próximos meses. El pueblo libio ha zanjado de forma definitiva su relación con el anterior régimen dictatorial, represor y tribal.

¿Cúales son los principales desafíos económicos del gobierno interino libio?

De forma genérica, estos desafíos se enmarcan en el aumento de las expectativas del pueblo libio y la incapacidad del gobierno de hacer frente a todas las reclamaciones. Tenemos más del 30% de desempleo y además hay que reconstruir el país. Muchas ciudades han quedado destruidas y sus habitantes reclaman indemnizaciones, así como las familias de los mártires y desaparecidos que piden ser compensados por parte del Estado. Además, el estado de las infraestructuras, que ya era pésimo, exigue ahora grandes obras de reconstrucción.

¿Cómo va la recuperación del dinero que Gadafi había evadido al extranjero?

La ONU y la UE han decretado el desbloqueo de los fondos libios, pero es un proceso muy complicado a causa de la burocracia. Las cantidades liberadas son escasas para atender a unas necesidades tan enormes.

¿Y el dinero del petróleo? Libia es un país rico.

La producción del petróleo se ha reanudado ya en un 60% de su capacidad y esperamos recuperarla del todo en el plazo de un año.Tengo que decir que los ingresos del petróleo se van a dedicar en su totalidad a la mejora del nivel de los servicios y el desarrollo económico del país.

En su país la riqueza del petróleo iba de la mano de la corrupción.

La corrupción es uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos. El régimen anterior difundió esta lacra en todos los niveles hasta llegar a convertirla en la cultura general del país. Pero para hacer frente a este problema se necesitan instrumentos, leyes y una actividad intensa por parte de la sociedad civil, las élites políticas y la prensa.

El último informe de Amnistía Internacional denuncia que su gobierno no controla a los miembros de las milicias que lucharon en la guerra.

Algunos combatientes revolucionarios han aceptado entregar las armas y se han incorporado al Ejército; otros a las fuerzas de seguridad, mientras que un tercer grupo ha vuelto a su vida cotidiana. Es cierto que existen colectivos que aún se muestran reticentes porque temen que si entregan las armas se puede producir un vacío que ponga en riesgo la seguridad del país. Aun así, es un desafío, pues hay 100.000 combatientes armados en todo el país.

¿Qué me dice de las torturas a detenidos en poder de las milicias que denuncia el informe?

Las autoridades libias han reconocido que existen dificultades para controlar la situación de los detenidos en manos de las milicias.La postura del Gobierno interino es que a estos presos se les deben aplicar las garantías de la ley y un tratamiento jurídico. Es cierto que esta dificultad en controlar las condiciones en las que están detenidas estas personas es un verdadero problema para nosotros.

¿Por qué no ha habido ninguna investigación oficial sobre estas torturas?

Porque hasta ahora no disponemos de servicios judiciales: ni siquiera tenemos fiscales ni policía judicial. Cuando un Gobierno ordena investigar un delito, precisa para ello la existencia de un aparato judicial, que en Libia no existe. De momento, los únicos medios que tenemos es hacer un llamamiento apelando a la ética y al sentimiento religioso para que se ponga fin a los abusos, que por supuesto merecen la condena del Gobierno.

Saif al Islam Gadafi sigue en manos de la milicia que lo capturó: ¿por qué no está aún en Trípoli?

Por los mismos motivos que le acabo de exponer. No tenemos un aparato judicial y ni siquiera una prisión en condiciones mínimas que permitan celebrar su juicio.

Pero ustedes quieren juzgarlo en Libia y no entregarlo a la Corte Penal Internacional.

Los libios prefieren que el juicio se haga en Libia, una vez que se den las condiciones judiciales y de seguridad necesarias.

¿Cómo definiría las relaciones entre Libia y España?

Esta relación está ahora en su mejor momento. En especial tras la postura que tomó el gobierno español para con el pueblo libio. Y esperamos que da aquí a un tiempo corto, cuando el país logre una mayor estabilidad, el ministro de Exteriores nos visite con una delegación de empresarios.

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