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Erika Hilton, luz de la izquierda brasileña: "Necesitamos una escuela que debata raza, clase, género y política"

'Público' entrevista a la primera concejala negra y transexual en la Cámara Municipal de São Paulo, líder de las candidaturas de resistencia que plantan cara a la ultraderecha en Brasil.

Erika Hilton ha sido la mujer más votada en las elecciones para la Cámara Municipal de São Paulo, y ocupa la décima posición entre los concejales más votados de Brasil.
Erika Hilton ha sido la mujer más votada en las elecciones para la Cámara Municipal de São Paulo, y ocupa la décima posición entre los concejales más votados de Brasil. RAFA CANOBA

El proceso electoral municipal en marcha en Brasil durante estas semanas –este domingo hay importantes alcaldías en juego en segunda vuelta– deja varias lecturas, entre las que sobresale –más allá de la desaceleración del bolsonarismo, la depresión del Partido de los Trabajadores y la confirmación del centroderecha– el triunfo de las candidaturas de resistencia.

Erika Hilton (Partido Socialismo y Libertad, PSOL) es la primera mujer negra y transexual que consigue ser elegida concejala en São Paulo, figura en la sexta posición entre los concejales más votados de la ciudad –liderando la clasificación entre las mujeres, con 50.361 votos, en listas abiertas– y se ha situado en la décima posición a nivel nacional. Durante los próximos cuatro años trabajará para dignificar las calles que un día necesitó para sobrevivir. Allí, en las aceras, se licenció en derechos humanos y se doctoró en la lucha antirracista y contra la LGTBfobia.

La activista paulista, criada en el municipio de Franco da Rocha –región metropolitana de São Paulo–, ha conversado con Público tras la culminación electoral: "El bolsonarismo ha intentado engullir a la izquierda brasileña, a los movimientos sociales y a los movimientos sindicales, pero no lo ha conseguido", celebra, a punto de cumplir 28 años. En el momento de la entrevista venía de participar en la presentación del Frente Democrático para São Paulo, la anhelada unión de la izquierda de cara a la segunda vuelta de las elecciones para la alcaldía de la ciudad, arropando a su compañero de partido Guilherme Boulos; y, al mismo tiempo se había confirmado un nuevo homicidio racista –esta vez en Porto Alegre, y de nuevo a manos de la seguridad privada de un centro comercial–. Esto es Brasil: esperanza y horror en el mismo fotograma.

Rueda de prensa de la presentación del Frente Democrático para São Paulo, con la unión de la izquierda brasileña en torno al candidato para la alcaldía de São Paulo, Guilherme Boulos.
Rueda de prensa de la presentación del Frente Democrático para São Paulo, con la unión de la izquierda brasileña en torno al candidato para la alcaldía de São Paulo, Guilherme Boulos. PSOL

Los comicios municipales del pasado día 15 fueron reflejaron exactamente esa dualidad: cientos de candidaturas de colectivos desfavorecidos alcanzaron el objetivo –entre ellas una treintena de candidaturas de mujeres y hombres transexuales, mientras que las amenazas y los ataques han seguido formando parte del orden del día. Precisamente una de las colaboradoras de la campaña de Erika Hilton sufrió una agresión transfóbica en plena Avenida Paulista durante un reparto de folletos.

La concejala del PSOL, a pesar de los pesares, coloca todo en la balanza y percibe –o desea percibir– "una pequeña disminución en la expresión de agresividad y violencia, aunque estamos muy lejos de ser una sociedad ecuánime, que sienta vergüenza de ser racista, transfóbica, lgtbfóbica". Prefiere quedarse con la parte positiva de a resaca electoral: "Hemos avanzado contra esa estructura política, y hemos provocado una frenada en el discurso de odio brasileño".

El Frente Democrático para São Paulo representa la unión progresista que hubiera sido definitiva en las presidenciales de 2018, para frenar el ascenso de la ultraderecha, que será vital en las presidenciales de 2022, y que hubiera sido fundamental también por ejemplo para parar a la derecha en Río de Janeiro. "Alguna cosa ha cambiado en el pensamiento de izquierda con la ascensión del fascismo y del neofascismo", reconoce Erika Hilton. "Hemos comprendido que no debemos ni podemos pelear entre nosotros. El enemigo está al otro lado y quiere fortalecerse cada año que pasa".

Una reciente reunión entre el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores, PT) y el exministro y exgobernador Ciro Gomes (Partido Democrático Trabalhista, PDT), sumado al aumento de rendimiento en las urnas del PSOL, ha desembocado en que la izquierda brasileña se decida a plantar cara de verdad a la ultraderecha. Pero no bastará con el esfuerzo realizado en estos comicios municipales, y con coaliciones puntuales: "Creo que el bolsonarismo no acabó, sino que está flaqueando", señala la concejala de São Paulo. "Los propios bolsonaristas se han decepcionado con el bolsonarismo y nosotras nos hemos ido recolocando, recuperando nuestra agenda".

Los principales proyectos de la campaña electoral 

Entre los proyectos que ha presentado Erika Hilton durante su campaña destaca la renta básica paulistana, un ingreso mínimo, justo y permanente para la población más necesitada de la ciudad. "Es una idea posible, porque la ciudad recauda mucho dinero", recalca. "No es un proyecto utópico". La cuantía no está definida todavía, pero asegura que no sería como la primera propuesta que presentó Bolsonaro a nivel federal (200 reales al mes, poco más de 33 euros). "No puede ser un valor absurdo, con el que las familias no tengan condiciones de sobrevivir". El presupuesto para esta renta básica procedería, en principio, de impuestos a las grandes fortunas, y también de tasas relacionadas con el turismo.

Otro de los principales campos de acción de la concejala más votada de São Paulo es la educación, y hacia su mejora orientará buena parte de su tiempo en la Cámara Municipal, en busca de una enseñanza "emancipadora y libertadora", con una escuela que promueva el pensamiento y el diálogo. En su opinión, Brasil necesita "una escuela que debata raza, clase, género y política", moldeando personas. "Tenemos una escuela que replica el modelo de prisión en régimen semiabierto, en lugar de formar ciudadanos".

Los desafíos de la escuela pública en São Paulo y en Brasil son múltiples. Erika Hilton destaca la ausencia de una remuneración digna a los profesionales de la educación y la falta de estructura para los centros educativos. Sus proyectos buscarán la creación de espacios que sirvan también como núcleos culturales y deportivos, porque a su vez estarán paliando las necesidades de las comunidades más marginalizadas de la periferia.

El riesgo que corre Erika Hilton en el Brasil de hoy, con índices descontrolados de homicidios transfóbicos, de asesinatos racistas y de atentados contra políticos, lo ve cualquiera: "Sé los peligros que mi cuerpo sufre estando en este lugar, en esta posición". Para realizar diariamente y con eficacia las tareas que corresponden a una concejala de una gran urbe como São Paulo va a necesitar que su ciudad y su país dejen de estar propulsados por la rabia, el rencor y el radicalismo. "Eso no nos intimidará, sino que nos estimulará a reescribir la historia y ocupar espacios cada vez mejores y más dignos para todas nosotras".

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