Un topo cubano en el corazón de la diplomacia estadunidense
El FBI detiene a Manuel Rocha, agente encubierto durante 40 años que trabajó en países como Republica Dominicana, Argentina o Italia.
Jeremías Batagelj (Página 12)
Eeuu-Actualizado a
Como en un clásico hollywoodense, el FBI ha detenido este viernes en Miami a Manuel Rocha, exdiplomático de EEUU que cumplió funciones en Argentina a principios de los años 2000. Está acusado de ser un espía del Gobierno cubano.
Fiscales estadounidenses acusaron este lunes a Rocha de trabajar como agente encubierto durante cuatro décadas, según el Departamento de Justicia. "Esta acción expone una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el gobierno de los EEUU por parte de un agente extranjero", ha informado el fiscal general Merrick B. Garland.
El mismo Rocha, que ahora deberá declarar ante la Justicia de Florida por traición a la patria, cumplió a rajatabla las órdenes de sus superiores como diplomático norteamericano. También trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU entre 1994 a 1995 y cumplió funciones en República Dominicana, Guatemala e Italia. Según la denuncia, Rocha "apoyó en secreto a la República de Cuba y su misión clandestina de recopilación de información de inteligencia contra Estados Unidos".
La vida del investigado
"Alegamos que durante más de 40 años, Víctor Manuel Rocha sirvió como agente del Gobierno cubano y buscó y obtuvo puestos dentro del Gobierno de los Estados Unidos que le proporcionarían acceso a información no pública y a la capacidad de afectar la política exterior de EEUU". Ese fue el mensaje del fiscal general, Merrick Garland, que se hizo cargo de la investigación que sacó adelante el FBI.
Rocha nació en Colombia pero se crió en Nueva York. Tuvo un recorrido académico distinguido con pasos por Yale, Harvard y Georgetown. Más tarde, trató de incorporarse al servicio exterior norteamericano.
Para cumplir su misión, el acusado obtuvo un empleo en el Departamento de Estado estadounidense entre 1981 y 2002 en puestos que le proporcionaron acceso a información no pública, incluida información clasificada, y la capacidad de influir en la política exterior estadounidense.
Tras abandonar el departamento, Rocha fue asesor del Comando Sur de EEUU, un mando conjunto de las fuerzas armadas cuya área de responsabilidad incluye monitorear a América Latina. Entre 1999 y mediados de 2002, Rocha fue embajador de EEUU en La Paz, capital de Bolivia.
Su paso por Argentina
Ya como funcionario de la SecretarÍa de Estado, Rocha pasó por varios consulados y embajadas. Tal y como contó el periodista Andrés Fidanza, en su currículum el investigado incluyó haber sido el primer secretario de la Embajada de EEUU en México D.F., ministro consejero de la Embajada en Santo Domingo, empleado del Departamento de Estado en el área de Asuntos Interamericanos con especial atención sobre Cuba y, desde 1996 hasta 1997, Oficial Principal Adjunto de la Sección de Intereses de los EEUU en La Habana.
A Argentina llegó durante los últimos años del Gobierno de Carlos Menem y el inicio del de Fernando de la Rúa. Era el embajador "virtual", ya que el por entonces senador de ultraderecha, Jesse Helms, nunca aprobó el reemplazo de James Cheek.
Según las crónicas de la época, Rocha intentó moverse siempre debajo de la superficie, mientras varios dirigentes políticos se reunían con él en la embajada para tener el permiso de Washington. Desreguló el sector de telecomunicaciones en Argentina y apostó fuerte por la industria limonera de Tucumán, que buscaba llegar al mercado norteamericano. También dejó una frase para la posteridad: "De la Rúa y Clinton se sedujeron mutuamente".
Rocha admitió haber trabajado para Cuba durante "40 años" en varias reuniones mantenidas en 2022 y 2023 con un agente encubierto del FBI que se hacía pasar por representante de la Dirección General de Inteligencia de Cuba. Durante esos encuentros Rocha celebró su actividad como agente de la inteligencia cubana, que calificó de "meticulosa" y "muy disciplinada", y se refirió a EEUU como "el enemigo" y a sus contactos cubanos como "compañeros".
La Fiscalía lo acusa de conspirar para actuar como agente de un gobierno extranjero sin notificación previa al fiscal general y de utilizar un pasaporte obtenido mediante declaración falsa. Se espera que comparezca ante un juez federal en Miami.
El contraespionaje
EEUU ha elogiado la labor de las fuerzas de seguridad para descubrir a Rocha e indicó que la investigación sigue adelante: "En los próximos días, semanas y meses trabajaremos con nuestros socios de la comunidad de inteligencia para evaluar todas las implicaciones a largo plazo", dijo el portavoz Matthew Miller.
"Durante décadas, Rocha supuestamente trabajó como agente encubierto para Cuba y abusó de su posición de confianza en el gobierno de Estados Unidos para promover los intereses de una potencia extranjera", dijo el fiscal general adjunto, Matthew G. Olsen, de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia.
El FBI no tiene dudas de que Rocha respondió, durante años, a las órdenes del Estado cubano. Lo extraño es que mientras cumplió funciones para la Casa Blanca, siembre estuvo ligado a las órdenes del secretario de Estado. Y el ejemplo máximo es lo que ocurrió en Bolivia.
Tras dejar Argentina, el diplomático aterrizó en el altiplano para ser embajador norteamericano (ahora sí con papeles) en La Paz. Allí, tuvo un papel importante en las elecciones del 2002. En aquellas presidenciales, el favorito era el derechista Manfred Reyes, quien buscaba evitar un nuevo mandato del liberal Gonzalo Sánchez de Losada. Pero en las semanas previas cogió fuerza la aparición de un un tal Evo Morales.
Rocha fue contundente en la semana previa a las elecciones: pidió a la población que no votase a Evo y hasta amenazó con quitar la ayuda militar de su país a ese veto. El tiro le salió por la culata: "Fue quien me ayudó a juntar más votos", dijo Morales, tras conseguir ser el segundo candidato más votado, solo por debajo de Sánchez de Losada.
En Bolivia, Evo Morales (presidente entre 2006 y 2019) ha reaccionado ahora a la imputación del exembajador en la red social X: "Que aprendan los renovadores. Primero, cuando le conviene, el imperio los utiliza para perseguir, masacrar y reprimir al movimiento indígena y popular. Cuando ya no le sirve, los procesa y defenestra. Manuel Rocha, mientras era servil a EEUU gozaba de la impunidad y reverencia de los neoliberales".
El tiempo pasó y Rocha dejó el servicio público para trabajar en favor de distintas empresas privadas, como una mina de oro en República Dominicana y una explotación de carbón en Pensilvania. Hoy, si logran demostrar las acusaciones, a sus 73 años de edad, se enfrentaría a una larga pena.
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