Este artículo se publicó hace 4 años.
Guerra FríaJonathan Pollard, el último gran espía de la guerra fría queda en libertad
Otro de los "regalos" de Donald Trump a Benjamín Netanyahu ha sido la liberación de Jonathan Pollard, quien próximamente viajará Israel. Pollard ha sido el americano condenado por espiar para otro país aliado que más tiempo ha pasado en prisión. Analista de terrorismo especializado en la Unión Soviética, fue el último gran espía de la guerra fría hasta su detención en 1985.
Eugenio García Gascón
Madrid-
Jonathan Pollard, el último gran espía de la guerra fría, quedó en libertad el 20 de noviembre después de haber cumplido 30 años de cárcel y cinco años de libertad vigilada. Pollard, que ahora tiene 66 años, viajará a Israel tan pronto como resuelva el tratamiento contra el cáncer que su actual esposa está recibiendo en un hospital de Nueva York.
El espía judío, que en prisión recibió la nacionalidad israelí, se hizo notorio en 1985, cuando fue detenido intentando entrar clandestinamente en la embajada de Israel en Washington, huyendo de los agentes que lo perseguían. Uno de los más altos cargos del Mosad ordenó a la embajada que le impidiera entrar en el recinto, lo que posteriormente se consideró un "error" que permitió su apresamiento por agentes del FBI.
La parte más intensa de su carrera la llevó a cabo como analista en el centro de contraterrorismo de la Marina, donde tuvo acceso a la información más sensible en distintos ámbitos, incluida la Unión Soviética. Ni Israel ni EEUU han divulgado nunca la naturaleza de la información que pasó al estado judío ni su volumen. En el transcurso de los años, varios medios americanos han publicado que el volumen de la información fue enorme. En una ocasión se escribió que Pollard transfirió a Israel el equivalente a "muchos camiones llenos de documentos".
Era información altamente secreta. Una parte de ella Israel se la transfirió a la Unión Soviética a cambio de distintos favores, ha publicado The New York Times. Otro medio americano, The New Yorker, dijo que entre los documentos había datos de los espías americanos por todo el mundo, una circunstancia que habría servido a Israel para chantajear a esos espías cuando le interesó que trabajasen para el Mosad.
Las presiones de Israel y el lobby judío para liberar a Pollard fueron llevadas a su máximo extremo y de una manera constante
En cualquier caso, una cosa es evidente: Israel se benefició de esa ingente cantidad de información hasta el día de hoy, y aunque más de una vez dijo que fichar a Pollard fue un "error" que no volvería a ocurrir, en ningún momento mostró remordimientos ni hizo amago de devolver el material a sus propietarios americanos.
Las presiones de Israel y el lobby judío para liberar a Pollard fueron llevadas a su máximo extremo y de una manera constante, pero la oposición de numerosos altos cargos americanos ha sido determinante hasta ahora.
Conociendo los detalles, los altos cargos argumentaron que la gravedad del caso y el daño causado a la seguridad de EEUU, "sus fuentes y sus métodos", eran muy superiores a la que había trascendido al público en general.Nacido en Texas en 1954, a una tierna edad Pollard ya fue consciente de la tragedia que el Holocausto había significado por su familia y desde pequeño recibió una intensa educación judía que pronto le hizo identificarse con Israel, hasta el punto que en una ocasión dijo que sentía una "obligación racial" hacia ese país.
Un pasado problemático
A los 16 años visitó Israel por primera vez. Alardeaba de ser miembro del Mosad y del ejército israelí y una vez tuvo que ser hospitalizado en Israel tras una pelea. Gente que lo conoció en aquella época sostiene que le gustaba buscarse problemas. Incluso alardeaba de haber matado a un árabe estando de guardia en un kibbutz.
Su paso por la CIA también estuvo plagado de problemas con sus jefes inmediatos
Su paso por la CIA también estuvo plagado de problemas con sus jefes inmediatos. En 1984 entró en contacto con un coronel israelí que entonces estudiaba en EEUU y a partir de ese momento comenzó a pasar información a Israel a cambio de importantes cantidades de dinero.
Su liberación el pasado viernes ha suscitado reacciones encontradas en Israel. La mayoría de los medios hebreos recibieron la noticia con todo tipo de alharacas y en general no hicieron referencia a los detalles del caso en lo relativo al espionaje que Pollard protagonizó. A menudo se limitaron a presentarlo como uno de los grandes héroes judíos del siglo veinte sin dar el contexto del caso.
Sin embargo, también ha habido voces críticas, como la del exprimer ministro Ehud Olmert o la del exministro de Exteriores Avigdor Lieberman, quienes han recomendado al jefe de gobierno, Benjamín Netanyahu, que no monte un numerito especial cuando Pollard llegue a Israel puesto que podría repercutir negativamente en las relaciones con la nueva administración demócrata en Washington.
Condenado a prisión perpetua por espionaje, siendo esta la pena más elevada recibida nunca por un espía americano
En 1987 Pollard fue condenado a prisión perpetua por espionaje, siendo esta la pena más elevada recibida nunca por un espía americano que favoreció a un país aliado. La pena preveía que al cabo de 30 años se pudiera revisar, lo que ocurrió hace cinco años, cuando Pollard abandonó la prisión para residir en un departamento de Nueva York con una pulsera detectora en el brazo y bajo una estricta vigilancia, sin la posibilidad de abandonar EEUU.
En Israel se interpreta la liberación como un nuevo favor del presidente Donald Trump a su amigo Netanyahu, especialmente si se tiene en cuenta que buena parte de la inteligencia y la defensa de EEUU siempre se ha opuesto a dar ese paso. Hace ahora cinco años, en diciembre de 2015, el director de la Inteligencia Nacional, James Clapper, pidió a los jueces que no lo liberaran puesto que los documentos que había comprometido con Israel seguían estando clasificados como "muy secretos" o "secretos".
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