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Jeanine Añez, autoproclamada presidenta de Bolivia tras el golpe contra Morales, finalista del Premio Sájarov

Las mujeres afganas y Alexei Navalny son los otros candidatos. La activista saharaui Sultana Jaya, propuesta por la Izquierda Europea, se queda fuera. El ganador será anunciado en el Pleno de la próxima semana. El opositor ruso se sitúa como favorito.

La expresidenta boliviana Jeanine Añez, en una imagen de archivo del 13 de enero de 2020.
La expresidenta boliviana Jeanine Añez, en el centro, en una imagen de archivo del 13 de enero de 2020. EUROPA PRESS

El Premio Sájarov es el mayor distintivo que la UE concede a la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos. Desde Mandela hasta Malala han sido reconocidos con este galardón que celebró su primera edición en 1988. Los elegidos para alzarse con el premio este año son las mujeres afganas, el opositor ruso Alexei Navalny y la expresidenta boliviana Jeanine Añez.

La boliviana es la nominada por el grupo de los Conservadores y Reformistas –donde se incluye a Vox–. Desde marzo de 2021 cumple condena acusada de "terrorismo, sedición, conspiración" y "participación en un golpe de Estado". Para las fuerzas ultraconservadoras de la Eurocámara se trata de un "símbolo de la represión contra los disidentes en América Latina". La abogada ultraconservadora se autoproclamó presidenta del país al grito de la "Biblia vuelve a Palacio" en noviembre de 2019, dos días después de la marcha de Evo Morales. Su asalto al poder desató una grave crisis política que cambiaba el rumbo de los 14 años de mandato liderado por su antecesor.

La candidatura de las mujeres afganas ha salido adelante con los votos de los Socialdemócratas y Los Verdes

El opositor ruso es el nominado que cuenta con más posibilidades, ya que parte con el apoyo previo de Partido Popular Europeo y Renovar Europa. Este tipo de reconocimientos van muy asociados al panorama político. Y el centro-derecha del arco parlamentario de la Eurocámara quiere enviar un nuevo mensaje de condena a la Rusia de Vladimir Putin. El opositor ruso, una de las voces más críticas con el Kremlin, estuvo al borde de la muerte tras ser envenenado en Siberia con el agente químico Novichok. Tras recuperarse en Alemania y regresar a su país natal cumple condena por supuestos delitos de corrupción.

La candidatura de las mujeres afganas ha salido adelante con los votos de los Socialdemócratas y Los Verdes que alegan "su esfuerzo para luchar por la igualdad y los derechos humanos" tras el regreso al poder del radicalismo talibán. Durante el anterior Gobierno talibán (1996-2001), las mujeres quedaron invisibilizadas de toda la esfera pública y fueron fuertemente perseguidas y oprimidas. A pesar de sus promesas, el régimen ya ha dado visos de que no cambiará su fundamentalismo con ellas. El nuevo Gobierno no cuenta con ninguna representación femenina y se ha prohibido a las niñas mayores de 12 años ir al colegio.

La candidata de la Izquierda Europea, Sultana Jaya, no ha quedado entre las finalistas. Jaya se encuentra en arresto domiciliario por las fuerzas marroquíes debido a su defensa de los derechos humanos y libertades fundamentales en la antigua colonia española del Sáhara Occidental. "Más allá de que no hemos conseguido el objetivo de que Sultana Jaya fuese finalista, estoy muy satisfecho con el resultado. Hemos conseguido romper el silencio mediático sobre su caso, demostrar que no es un caso excepcional, sino que está relacionado con la ocupación que dura 40 años y demostrar también la responsabilidad de la UE y España en esa ocupación ilegal", señala a este periódico Miguel Urbán, eurodiputado de Anticapitalistas y promotor de la candidatura de la saharaui.

El voto es proporcional por grupos políticos y secreto. Se ha llevado a cabo entre los miembros de la comisión de Asuntos Exteriores y de Desarrollo. El finalista se dará a conocer el próximo 21 de octubre en el Pleno de Estrasburgo.

Jaya y Áñez han quedado empatadas tras la primera ronda de votación. Ha sido la primera vez en la historia del certamen que se da este caso. En esta primera ronda, las fuerzas ultraconservadoras de ECR e Identidad y Democrática —que incluye al partido de Le Pen o Salvini— sumaban 16 avales. La Izquierda solo contaba con 5 representantes en las comisiones pertinentes, por lo que la candidata saharaui ha contado con gran apoyo de otros grupos políticos.

Pero la delegación socialdemócrata habría sido clave para dejar fuera a Jaya en favor de la candidata de la extrema derecha. Varias fuentes de la delegación de la Izquierda Europea sostienen que los Socialdemócratas habrían sellado un acuerdo bajo consigna de voto para avalar a la boliviana, candidata de la extrema derecha y dejar fuera de la jugada a la activista saharaui. Preguntado por Público, el grupo socialista evita confirmar o desmentir estas informaciones alegando que el "voto es secreto". La Izquierda española llevaba semanas haciendo campaña en las filas de los socialistas europeos y los de Pedro Sánchez para que respaldasen a su candidata por la proximidad de la causa saharaui con el país, pero su postura final es una incógnita.

"Hoy algunos europarlamentarios se unen a la ultraderecha para incluir a Jeanine Añez como finalista al Premio Sájarov. Una absoluta aberración. La CIDH concluyó que tras el golpe de Estado en Bolivia hubo graves violaciones de DDHH: ejecuciones sumarias, masacres, torturas", ha afeado a través de Twitter Idoia Villanueva, eurodiputada de Unidas Podemos.

La candidata de la Izquierda Europea, Sultana Jaya, no ha quedado entre las finalistas

Desde 1988, el Parlamento Europeo premia el trabajo de individuos o personalidades que "defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales" a lo largo y ancho del mundo. El año pasado, el reconocimiento fue a parar a manos de la oposición de Bielorrusia. El premio toma el nombre de Andréi Sájarov, el físico ruso que inventó la bomba de hidrógeno soviética. Consciente de las repercusiones de su hallazgo, Sájarov dedicó parte de su vida a concienciar sobre los peligros de una carrera armamentística nuclear, lo que por un lado le valió la persecución de la por entonces Unión Soviética, que lo consideró un disidente, y, por el otro, le supuso el Premio Nobel de la Paz en 1975.

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