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Macron viaja a Argelia para fortalecer alianzas en plena crisis energética en Europa

Mientras España tensa las relaciones con Argelia y se arrima a Marruecos, Francia hace lo contrario: se acerca al gran productor de gas en el Magreb.

Banderas argelinas y francesas, antes de la llegada del presidente francés Emmanuel Macron , a Argel, Argelia, el 25 de agosto de 2022
Banderas argelinas y francesas, antes de la llegada del presidente francés Emmanuel Macron , a Argel, Argelia, el 25 de agosto de 2022. Ramzi Boudina / REUTERS

El presidente francés Emmanuel Macron inició este jueves una visita de tres días por Argelia. El viaje llega en un contexto en que sus relaciones con Marruecos no atraviesan el mejor momento. Situación completamente diferente a lo que ocurre con España, que se encuentra en plena disputa diplomática con Argel y de luna de miel con Rabat.

El Elíseo busca "relanzar las relaciones bilaterales" con Argelia, un movimiento que no gustará al vecino Marruecos. Rabat está encantando con el giro iniciado por Estados Unidos y continuado meses después por España sobre el Sáhara Occidental. Sin embargo, está irritado con su aliado tradicional en París, que se ha mantenido al margen y en su línea tradicional. Hace unos días, el rey marroquí Mohamed VI interpelaba a sus aliados a que "clarificasen su postura ambigua" sobre el Sáhara. Un discurso que fue interpretado al otro lado de los Pirineos como una llamada directa a Francia.

En marzo, el Gobierno de Pedro Sánchez dio un giro copernicano en la histórica y neutral postura de España sobre el Sáhara. Por primera vez asumía la línea de Rabat hacia la marroquización de la ex colonia española. El movimiento desembocó en un choque frontal con Argelia. Esta misma semana, Josep Borrell, Alto Representante de Asuntos Exteriores de la UE, aseguraba en una entrevista con TVE que España y la UE no han cambiado de posición con respecto al Sáhara Occidental porque defienden "la realización de una consulta para que sea el pueblo saharaui quien decida cómo quiere que sea su futuro".

Pero además de por el Sáhara, las relaciones entre los de Mohamed VI y los de Macron vienen deteriorándose por el escándalo del sistema de espionaje israelí Pegasus, que se adentró en el teléfono móvil del propio presidente galo y de miembros de su Gobierno. El Elíseo siempre ha tenido sospechas de que Marruecos podría estar detrás, lo que ha mermado la confianza entre ambos.

Tú a Argel; yo a Rabat

La visita se encuadra, además, en un momento de purga geopolítica por ganar influencia en la región. El Sahel y el Magreb está en el centro de la agenda de un Macron que sueña con la grandeur francesa. Alemania, Italia o España también están redirigiendo su brújula estratégica hacia esta parte del mundo. De hecho, el viaje de Macron coincide con el de la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, a Rabat para estrechar las relaciones bilaterales y con la mira puesta en el hidrógeno verde. Fuera de las fronteras europeas, la presencia de Rusia y China en África es imparable. Y Argel es además un socio cercano de Moscú.

El Sahel se está convirtiendo en un polvorín de inestabilidad

Entretanto, la UE continúa sin terminar de aterrizar en un continente vecino de crucial importancia para su estabilidad política, económica, migratoria y energética. Francia ha concluido recientemente su misión militar en Malí, un país atractivo para los grupos terroristas Al Qaeda y Estado Islámico y para los mercenarios rusos del grupo Wagner. El Sahel se está convirtiendo en un polvorín de inestabilidad. Y todos estos elementos, unidos a la prolongación de la guerra en Ucrania, que entra ya en su séptimo mes sin visos de concluir, están propiciando que más y más actores europeos corran hacia el norte de África para sellar sus relaciones y reconfigurar sus lazos.

A la caza del gas

El acercamiento de Francia a Argelia llega en un momento de máxima presión en Europa para reducir su dependencia de los hidrocarburos rusos. La UE está buscando a la desesperada nuevos mercados alternativos para sustituir el petróleo, carbón y, sobre todo, el gas ruso. Y el país magrebí está bien posicionado para suplir parte de esta demanda.

Argel se refiere a Roma como un país "amigo" mientras califica a Albares de "pirómano"

Argelia es el mayor productor de gas de África, uno de los mayores del mundo y el tercer proveedor de gas natural a Europa, solo por detrás de Rusia y Noruega. Ya suministra a España, Portugal o Italia, que recientemente firmó un acuerdo de adquisición de 4.000 millones de metros cúbicos. El país transalpino se está erigiendo como el socio europeo prioritario de Argelia a expensas de España, que con el traspié político podría perder espacio de influencia en Bruselas sobre la región. Argel se refiere a Roma como un país "amigo" y de "sentido común", mientras que califica a José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores español, de "pirómano".

Los movimientos de cartas en este contexto de crisis energética no son baladíes. Una de las prioridades marcadas por la Comisión Europea es la de fomentar las interconexiones entre Estados miembros. El actual es también un momentum que puede beneficiar a los países del sur para convertirse en ‘hub’ europeo y principal puerta de entrada y de tránsito del gas africano hacia el centro de Europa. Italia ya cuenta con el gaseoducto conectado con Areglia Transmed Enrico Mattei, que tiene el triple de capacidad que el español Megdaz. De fondo, colea la disputa de quién va a ser capaz de canalizar mejor esta oportunidad en medio de una Europa central y oriental hambrienta de gas.

Francia tampoco está dispuesta en poner las cosas fáciles a España. El país vecino continúa oponiéndose a la puesta en marcha del MidCat, que conectaría la Península Ibérica con el resto de Europa. Ante el órdago parisino, Sánchez ya abre la puerta sacar del cajón un "plan B" y hacer la interconexión española a través de la vía italiana con unas tuberías que conecten Barcelona con Livorno.

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