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Rape Culture El #MeToo irrumpe en los colegios privados de Inglaterra por un escándalo de abusos sexuales en las aulas

El ministerio de Enseñanza y los centros escolares investigan el acoso y agresión sexual, violaciones y uso de imágenes en las redes entre el alumnado de las escuelas más elitistas de Gran Bretaña.

Alumnos de diversas escuelas privadas muestras su apoyo hacia las víctimas.
Alumnos de diversas escuelas privadas muestras su apoyo hacia las víctimas. Jonh Sibley / Reuters

El pasado 25 de marzo un grupo de alumnas y alumnos de Highgate School, norte de Londres, salió de las aulas para protestar por la rape culture (ambiente de violación impune, traducción semántica frente a la traducción literal de cultura de la violación) que, según las denunciantes, impera en el centro y en el sistema educativo británico. Al día siguiente, la protesta se trasladaba a Dulwich College, sur de Londres, aunque el alumnado fue advertido de que serían multados por la Policía y amonestados por saltarse las restricciones de la pandemia. Las protestas fueron abortadas por la covid, no obstante, han generado un #MeToo escolar extendido a Westminster School, Latymer Upper, King’s College School, London Oratory, Alleyn School, las escuelas estatales y las universidades.

Lo sorprendente de las protestas fue su origen: escuelas privadas que cuestan 20.000 euros al año, a las que acuden el 6.5% de los escolares, puesto que el 93.5% lo hacen a centros públicos. El sistema educativo británico no concibe las medias tintas: estatal o elitista. Antes de la protesta, en Highgate, un grupo de alumnas mandaron un informe a la dirección en el que delataban 200 casos de acoso o agresión sexual, incluidas varias violaciones. El informe no hizo ningún efecto, por lo que un grupo de escolares pasó a la acción vaciando las aulas. Ahora, la dirección ha nombrado a una jueza, Anne Rafferty, para que investigue el escándalo. El ministerio de Enseñanza ha ordenado una inspección (Ofsted) y la ong NSPCC (National Society for the Prevention of Cruelty to Children) ha abierto una línea telefónica de asistencia a jóvenes acosadas. Desde el 8 de marzo, la página web Everyone’s Invited ha recogido 15.600 casos de abuso sexual, entre los que se cita a universidades como Oxford y Cambridge. La página, abierta en junio de 2020, ha pasado del anonimato a la siniestra referencia pública.

A día de hoy el acoso se produce también con el uso de imágenes en las redes, los grupos de Whatsapp, Tik Tok o Snapchat por donde se perpetúa la pornografía, el sexismo y el abuso del macho fuerte y trepador. Uno de los testimonios que ha abierto la caja de truenos alerta de lo siguiente: "En la escuela hay que tener cuidado al sentarse, al subir o bajar escaleras o al dar un salto porque hay chicos que captan fotos de entrepiernas y bragas, las que delatan menstruación se hacen virales en las redes". Imágenes de desnudos, órganos genitales o situaciones de intimidad convertidas en chantaje en los patios escolares.

La escuela de Highgate, como los memorables nombres del sector, se regocija en su historia: fundada en 1565 para chicos, abrió sus puertas a chicas para Secundaria en 1993. Kathy MacCrory, exalumna, recuerda con vivacidad su paso por el centro hace pocos años. "Éramos siempre las chicas a las que se nos juzgaba por el número de chicos a los que habíamos besado o con el que nos habíamos acostado porque a mayor número, mayor vergüenza para nosotras y mayor mérito para ellos; recuerdo un día que estaba haciendo deberes y un grupo de chicos cuchicheaba hasta que uno se acercó y me preguntó sin remilgos si era virgen". La segregación por género tiende a reducirse, no obstante, un 11% de los colegios son de chicos o chicas.

El clasismo social inglés late con fuerza en las escuelas privadas a tenor de Kathy, que dice: "En Highgate el estrato social se pone en evidencia en cada paso; para las chicas, el escalafón al que perteneces depende básicamente de tu aspecto físico. Un fin de semana en una fiesta besé a un chico, nos besamos por mutua atracción, en cambio, el lunes en la escuela empezó una especie de competición entre su grupo de amigos para ver quién de ellos me besaba, era una forma de humillarme, consiguieron que me avergonzara de mi misma". La exalumna añade que "yo sabía que tocar los pechos o la ingle a ellos les daba puntos en sus concursos machistas por las redes, para mí resultó una vejación de la que todavía me resiento". Una sutil forma de acosar: asumir que la chica que besa a un chico, los besará a todos. El estereotipo educativo, erosionado.

Junto a Kathy, otra exalumna, Nicky Coleman, resalta que "lo raro de esta protesta es que la dirijan las chicas, con la adhesión de chicos, que ellas tengan la confianza y la seguridad de protestar y denunciar sus experiencias, es prometedor, nosotras no hubiésemos sido capaces de hacerlo". La dirección del centro escribe en twitter lo siguiente: "Estamos horrorizados y profundamente impresionados por los testimonios en Everyone’s Invited y en otros lugares. Hemos nombrado a la Honorable Anne Rafferty para que dirija una investigación independiente sobre los asuntos delatados por los testigos". Otras escuelas, como Latymer Upper School, ha optado por llevar a la Policía los casos de abuso sexual así como informar al departamento de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Hammersmith y Fulham al que pertenece. La denuncia policial de presuntos agresores ha sido también el recurso utilizado por Dulwich College, según han informado estos colegios en sendos comunicados.

Las agresiones sexuales con violencia, chantaje, intimidación o de cualquier otra forma ocurren también en las universidades. La BBC ha publicado los resultados de una investigación por la que concluye que estos centros ignoran las quejas y alegatos de las alumnas con el objetivo de acallar estos asuntos en favor del prestigio académico. Según la corporación mediática, en 2018-19 se presentaron más de 700 acusaciones de "comportamiento sexual inapropiado" en un total de 81 universidades. Des estas demandas, 110 eran de agresión sexual y 80 de violación. Daniela, estudiante de la universidad de Cambridge, manifestó a la BBC que "durante el proceso [de investigación de la queja] me sentí como si yo fuera la acusada y la que estaba a juicio". En su caso, en el hipotético banquillo de los acusados se sentaba un profesor. Universities UK, el organismo que regula las universidades, dice que los centros superiores están progresando en el procesamiento de las quejas de este tipo. Los casos que han pasado a la Policía seguirán un curso distinto a los 15.600 que registra la web citada y cuyo futuro y efecto es incierto.

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