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Miles de tunecinos huyen a Italia tras las revueltas

El ministro de Interior italiano habla de un 'éxodo bíblico'

DANIEL DEL PINO

Los 1.500 inmigrantes tunecinos durmiendo a la intemperie en un estadio de fútbol de la isla de Lampedusa, en el sur de Italia, son la imagen del estado de emergencia humanitaria decretado por el Gobierno. Durante la noche del sábado al domingo, el flujo constante de barcos había hecho llegar a otras 977 personas que han decidido huir de su país después de las revueltas que acabaron con la caída del presidente Ben Alí.

Han sido más de 5.000 personas en cuatro días. Un número difícil de gestionar cuando la responsabilidad iba pasando de mano en mano. El ministro de Interior, Roberto Maroni, se había negado a abrir el centro de retención de la pequeña isla del estrecho de Sicilia, con el apoyo del alcalde, Bernardino de Rubeis, que creía que aquello provocaría un efecto llamada. Pero ayer por la mañana tuvo que retractarse y exigir al ministro su puesta en funcionamiento de manera inmediata porque la situación era 'insostenible'.

En los últimos días han llegado más de 5.000 personas del norte de África

El sábado se celebró un Consejo de ministros extraordinario en el que se decidió que los inmigrantes serían trasladados por avión y barco poco a poco al resto de centros en Italia. Pero la respuesta fue demasiado lenta y ayer por la mañana, la presencia de unos 2.500 inmigrantes en Lampedusa provocaron la indignación de De Rubeis.

Finalmente, el prefecto de Palermo, Giuseppe Caruso, habló con Maroni y por la tarde se abrió el centro de retención. Caruso, además, ha puesto a disposición de las autoridades colegios y gimnasios para acoger a los extranjeros que van llegando y así destaponar la situación de Lampedusa. El día anterior, también habían sido habilitadas algunas iglesias y albergues.

'Hay violencia y no se sabe quién está al mando', dice una tunecina

Maroni calificó ayer el panorama de 'éxodo bíblico' y cargó como ya hiciera el viernes contra la Unión Europea. 'Estamos completamente solos y Europa no está haciendo nada. Estoy muy preocupado porque el Magreb está explotando', dijo. 'Me han contestado que este tipo de peticiones se hacen con 15 días de antelación: me he quedado atónito con el enfoque burocrático', se quejó con ironía.

Pero en realidad la respuesta de la UE fue de todo menos burocrática: 'La Comisión Europea está en continuo contacto con las autoridades italianas y está lista para ayudar al país', dijo la comisaria de Asuntos de Interior, Cecilia Malmström, que recordó que el mismo sábado, después de hablar con Maroni, telefoneó 'a la agencia Frontex y a la oficina europea de asilo para estudiar la mejor manera de ayudar a Italia'.

En los primeros barcos que llegaron en la madrugada del jueves al viernes, viajaban sólo hombres jóvenes, pero el sábado y domingo llegaron también las primeras mujeres con niños. Una de ellas decía el sábado por la noche: 'Para nosotros se ha convertido en algo imposible vivir allí. Hay violencia continua, secuestros y ya no se sabe bien quién está al mando. El país está sumido en el caos'.

La versión de Italia es que Túnez ha descuidado sus fronteras tras la revuelta popular, y las mafias y los pescadores, sobre todo desde el puerto de Sfax, han aprovechado para hacer su agosto cobrando cerca de 2.000 euros a todos los que quieran hacer la travesía.

Maroni informó ayer de que su intención es 'pedir al ministro de Exteriores [de Túnez] autorización para que nuestros contingentes militares intervengan allí para bloquear los flujos'. El ministro de Interior también predijo que 'si esto no se para, si en Túnez no pasa nada y el Gobierno no empieza a gobernar, podrían llegar decenas de miles. Es un escenario apocalíptico'.

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