Este artículo se publicó hace 14 años.
La mitad de los diputados británicos pagará por sus excesos
Tendrán que devolver 1,5 millones de euros a Hacienda tras el escándalo de las cuentas de gastos
Las vergüenzas de los diputados británicos han quedado resumidas en un informe de 235 páginas. Sir Thomas Legg ha presentado el documento final que explica el desfalco hecho durante años por los parlamentarios a costa del contribuyente. La cifra total a pagar por el escándalo de las dietas asciende a 1,3 millones de libras (1,5 millones de euros aprox.). Más de la mitad de los miembros del Parlamento, 390 diputados, tendrán que pagar o han pagado ya las facturas de más que pasaron a la Oficina de Cuentas.
En mayo del año pasado, el diario The Daily Telegraph destapó, después de una filtración, el escándalo de las cuentas de gastos de los diputados británicos. La información puso en evidencia un sistema de dietas gracias al cual los diputados se habían estado aprovechando de la Hacienda pública pasando a la oficina de cuentas del Parlamento unos gastos abusivos. La cosa llegó a tal punto, que el presidente de la Cámara de los comunes tuvo que dimitir. El Gobierno se vio involucrado en una crisis que terminó con la salida de siete ministros y el liderazgo de Gordon Brown como primer ministro, profundamente dañado.
Hoy, Legg ha presentado el informe que evidencia las trampas. 56 diputados tienen que devolver entre 40.000 y 5.000 libras; 182, entre 5.000 y 1.000; y 149 entre 1.000 y 100. Entre los gastos considerados excesivos por el auditor están el pago de comida para perros, taxis para hacer la compra, casas para patos, pistas de tenis o limpiar la moqueta, que los diputados le cobraron al herario público.
La lista de devoluciones la encabeza la laborista Barbara Follett, mujer del escritor Ken Follett, y que tendrá que pagar 42.458 libras. Según el informe de Legg, la diputada ha devuelto ya 33.000.
Segundas viviendasPero el mayor sangrado les llegará por el negocio de las segundas viviendas. Los diputados del Reino Unido representan cada uno a una circunscripción, lo que según las normas antiguas les permitía declarar una casa principal allí y otra en Londres para asistir a las sesiones parlamentarias. Muchos de ellos sacaron provecho de aquello montando un negocio de compra, venta y alquiler de casas mientras pasaban los gastos de la hipoteca a la Oficina de Cuentas de Westminster y se embolsaban los beneficios. Todo ello, en la crisis económica más grave desde la Segunda Guerra Mundial.
Legg ha asegurado durante su presentación que el sistema de segundas viviendas estaba "profundamente dañado. Las normas eran muy vagas y los diputados estaban certificando ellos mismos sus propiedades", sin ningún tipo de control. "Esto, junto con la falta de transparencia y la cultura de la deferencia hizo que las decisiones de la Oficina de Cuentas perdieran legitimidad", añadió.
Algunos diputados se niegan a pagar sus excesos diciendo que se ciñeron escrupulosamente al código éticoEn su discurso, Legg hizo referencia al colapso del sistema de Nolan, el código ético de los diputados, que exige a los funcionarios públicos actuar con honestidad y transparencia. Este libro en e que se recogen las normas del Parlamento no ha resultado más que un código de autoregulación y al que se le ha dado una interpretación muy subjetiva y arbitraria.
Aunque la devolución del dinero puede no ser tan sencilla. 77 de los 350 diputados tramposos recurrieron ante los tribunales, argumentando que sus gastos eran justos de acuerdo con las normas. 19 de ellos ganaron la batalla. El caso más llamativo es el del Conservador Bernard Jenkin. Su cuenta de gastos es la más. Jenkin ganó 63,250 libras al alquilar su segunda vivienda a su cuñada, práctica que había sido prohibida en 2006. Tras reclamar, consiguió que su deuda se redujera a 36,250 libras.
Críticas al informeEl informe elaborado por Legg, que curiosamente ha costado lo mismo que los diputados tendrán que devolver, 1,2 millones de libras según apunta The Guardian,no ha sido recibido del todo bien. Nada más terminar su alocución, tomó la palabra Sir Paul kennedy, que presentó un informe en el que criticaba las decisiones de Legg.
Su intervención se ha centrado en el problema de las segundas viviendas. "Entiendo a la perfección por qué se cambió la norma sobre las segundas viviendas e 2006, pero me preocupa que se esté aplicando esta norma también a las cuentas firmadas antes de esa fecha". Kennedy ha sido muy crítico en los últimos meses con que Legg estuviera aplicando la regla actual a los casos anteriores al cambio de legislación.
"Para mí, describir cualquier tipo de transacción legal anterior a la norma actualcomo sospechosa, me parece dañino, erróneo e injusto", recalcó. "Por supuesto que reconzoco que algunas operaciones entre personas muy próximas no eran lo que parecían ser, pero lo único que me indica es que cuando se localicen ese tipo de transacciones, deberían ser examinadas con mucho cuidado".
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