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Mockus acorrala a Santos por aliarse con los 'paras'

El candidato verde critica al heredero de Uribe por tolerar el paramilitarismo que ha generado millones de desplazados en Colombia. Duelo televisado entre los dos favoritos a la presidencia

ANTONIO ALBIÑANA

Las lágrimas estuvieron a punto de aflorar en el rostro del candidato, mientras alzaba los brazos por encima de la cabeza. En un segundo contuvo el estallido de su bien conocida emotividad y pidió, sin perder la vehemencia, que en Colombia se destierre para siempre la palabra 'masacre' del lenguaje ordinario. Era el líder de la ola verde, Antanas Mockus, abriendo en la noche del martes el último debate televisado entre los candidatos a la presidencia. Los conductores del programa pusieron sobre la mesa, por primera vez en la campaña electoral, el problema social número uno de Colombia: el desplazamiento forzado por la violencia que afecta a cerca de cuatro millones de personas que lo han perdido todo y que pueblan los cinturones de miseria de las grandes ciudades.

Los dos candidatos que con toda probabilidad protagonizarán la segunda vuelta de las elecciones para suceder a Álvaro Uribe, mostraron sus diferencias en esta cuestión, como en materia de cultura e impuestos. Para el uribista Juan Manuel Santos, la solución al desplazamiento forzado es más de lo mismo: seguir con la llamada 'seguridad democrática' del actual presidente en manos del ejército y la policía, e ir favoreciendo paulatinamente el retorno de los desplazados a sus tierras, obviando que las masacres más crueles que se han producido en los últimos años: Mapiripán, El Salado, Bello contaron con la complicidad de los batallones y la inteligencia militares.

Santos limita su mensaje a apostar más en la seguridad democrática

Como el fenómeno del desplazamiento forzado no deja de producirse cada día en Colombia, Mockus propugnó el apoyo a los defensores del pueblo locales y a las ONG que, mediante 'alertas tempranas', detectan el transitar de los paramilitares que despojan de tierras a los campesinos en función de sus objetivos: corredores del narcotráfico, ampliación de latifundios o nuevos cultivos intensivos, como la palma africana, apoyada por el Gobierno de Uribe.

En este último debate de campaña, Mockus describió el paramilitarismo en su origen como 'un atajo que Estado, ganaderos, hacendados y empresarios buscaron para afrontar la subversión'. Contra este fenómeno, y el de las masacres que se han producido en amplias zonas de Colombia, 'no hay medidas tibias', señaló el candidato verde en su intervención más sentida a lo largo del coloquio.

El liberal Rafael Pardo superó las posiciones de su propio partido: 'Es vano declarar la intención de que vuelvan los desplazados a sus tierras cuando en la actualidad operan más de 160 bandas del neoparamilitarismo'. Pardo puso de manifiesto que una ley presentada en el Parlamento sobre 'reparación integral a las víctimas' fue torpedeada por las huestes uribistas.

El candidato verde propone subir la recaudación fiscal al nivel de Brasil

Gustavo Petro, que aspira a la presidencia por el Polo Democrático, propuso 'una política de sometimiento de los culpables a la Justicia'. A cambio de entregar las tierras usurpadas y de la confesión de sus conexiones con el poder político, los paras recibirían, según la propuesta del candidato de la izquierda, beneficios penitenciarios y la posibilidad de no ser extraditados.

En materia fiscal, Santos propuso mantener el modelo actual, mientras Mockus propugnó un aumento de la recaudación fiscal colombiana (18% del PIB) para aproximarse al 32% de Brasil. Petro defendió una política de impuestos más creativa: universalización de los derechos a la salud, la educación y el agua mediante un alto impuesto a los propietarios de tierras improductivas.

El capítulo de la cultura permitió un especial lucimiento a Mockus: acababa de recibir la adhesión a su candidatura presidencial de varias decenas de intelectuales de Europa y EEUU. El candidato verde insistió en su programa de 'cultura ciudadana' que ya ensayó, con desigual resultado, durante sus dos mandatos al frente de la alcaldía de Bogotá.

En contraste, apenas una faena de aliño de Santos pidiendo apoyo a la industria cultural y a la iniciativa privada, y reconociendo que el presupuesto de cultura de los gobiernos de Uribe (0,13% del PIB) ha sido impresentable.

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