Nancy D'Alessandro Pelosi nació el 26 de marzo de 1940 y ha sido dos veces presidenta de la Cámara de Representantes de los EEUU, un cargo que ostenta en la actualidad. Pelosi fue la primera mujer en los Estados Unidos en alcanzar uno de los puestos con mayor poder en el país.

La italo-americana nacida en Baltimore (Maryland), proviene de una larga tradición política, ya que su madre fue una activista feminista y su hermano alcalde de su ciudad, al igual que su padre, Thomas D'Alessandro, que ocupó el cargo durante 12 años. En los últimos días su nombre ha estado en boca del mundo por su visita a Taiwán, lo que ha generado una gran tensión entre EEUU y China.

Pelosi se licenció en Humanidades por la Universidad Trinity, en Washington en 1962. Hasta los 47 años, cuando el más joven de sus cinco hijos terminó la educación secundaria, no se lanzó a la política nacional. Entonces obtuvo un escaño en la Cámara de Representantes por San Francisco, donde residía con su marido, el inversor Paul Pelosi.

Durante su estadía en la Cámara, los derechos humanos y de las minorías fueron sus grandes defensas, incluso llegó a fundar un Grupo de Trabajo Hispano. En 2001 ascendió en el Partido Demócrata y fue designada "número dos" en la Cámara de Representantes. El descalabro demócrata en las elecciones legislativas y la retirada de Dick Gephardt, líder demócrata en la Cámara Baja, propiciaron que se convirtiese en 2002 en la portavoz de la minoría en la Cámara, convirtiéndose en la primera mujer en ostentar el cargo.

Con las elecciones de 2006 para renovar el Senado y la Cámara de Representantes, el Partido Republicano perdió el control de ambas y Pelosi se convirtió en la primera mujer en presidir la Cámara de Representantes. Lo que la convertía en la número tres en la línea de sucesión del Gobierno, tras el vicepresidente. Ya en el cargo, la política exterior fue una de sus grandes preocupaciones, algo que la llevó a mostrar sus discrepancias con el presidente en ese momento, George W. Bush. Especialmente en lo referente a la presencia de soldados estadounidenses en Irak.

Su preocupación por la política internacional la llevó a visitar países como Irak, Afganistán y Pakistán. También Israel, Líbano, territorios palestinos, Siria y Arabia Saudí, para conocer el proceso de paz en Oriente Medio o el programa nuclear iraní. Algo que fue entendido como un pulso con Bush desde la Casa Blanca.

Pelosi mantuvo su primer mandato hasta 2011, en un periodo en el que promovió una reforma migratoria para legalizar parte de los migrantes indocumentados y reforzar la seguridad en la frontera. Volvió al cargo tras las elecciones de 2018, donde la Cámara de Representantes aumentó su presencia femenina y se volvió más diversa. Consiguió mantener la confianza de su partido a pesar de ser considerada una figura más tradicional y volvió a ser nombrada presidenta por segunda vez.

Accedió por segunda vez al cargo con casi 79 años y una etapa de fuerte polarización con la presencia de Donald Trump, con el que mantuvo varios pulsos. El primero fue motivado por la negativa del Congreso a desembolsar los 5.700 millones de dólares para construir el muro fronterizo en México. El enfrentamiento entre Trump y Pelosi provocó el cierre parcial del Gobierno (shutdown) más largo de la historia de los EEUU.

Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca jugó un papel muy importante en dos proyectos impulsados por el nuevo mandatario: la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleos y la Ley del Plan de Rescate Estadounidense.

Si bien su llegada al cargo se interpretó como un viraje a la izquierda, es considerada una figura de centro, dadas sus reticencias a sustentar a quienes pedían un juicio político de Trump. Su mayor logro legislativo fue la reforma sanitaria de 2010, aprobada cuando ella era aún presidenta de la Cámara Baja, y que seguirá defendiendo mientras mantenga el puesto.

Un viaje a Taiwán bajo la atenta mirada del mundo

En su ya conocida faceta viajera, Pelosi ha iniciado una gira por Asia, en la que uno de los destinos era Taiwán. Una visita que fue considerada por China como "una provocación deliberada" y que Estados Unidos está cruzando una "línea roja".

Pelosi, a pesar de la amenaza China, ha asegurado que la "solidaridad estadounidense con Taiwán es crucial" y que la determinación de su país por "proteger la democracia taiwanesa y en el resto del mundo" permanece "inalterada".

El Gobierno chino ha interpretado como un desafío su presencia en la isla, ante el cual respondió con un despliegue militar en el estrecho y sanciones comerciales.