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Netanyahu paraliza su reforma judicial en Israel tras la presión ejercida por las manifestaciones

El primer ministro israelí aplaza el proyecto con el país al borde del caos, miles de protestas en las calles, las universidades cerradas y la amenaza de los sindicatos de convocar una huelga general. La tensión política y social es máxima. 

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante una visita en Reino Unido, a 24 de marzo de 2023.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante una visita en Reino Unido, a 24 de marzo de 2023. Stefan Rousseau / Pa Wire / Dpa / Europa Press

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha anunciado este lunes que paraliza temporalmente la tramitación de la polémica reforma judicial para tratar de llegar a un consenso con la oposición, ante la amplia contestación social que ha suscitado las mayores protestas de la historia de Israel.

"Por responsabilidad nacional, decidí suspender la segunda y tercera lectura de la ley (de elección de jueces) en esta sesión de la Knéset (Parlamento) para dar tiempo a tratar de llegar a un acuerdo amplio, en preparación para la legislación durante la próxima sesión parlamentaria", declaró en un mensaje televisado el primer ministro, aunque no abandona por completo el proyecto, que espera salga adelante en los próximos meses.

Israel está sumido en su mayor crisis política desde su fundación como Estado en 1948. El país vive estas últimas semanas un auténtico caos social provocado por el empecinamiento del Gobierno de Benjamin Netanyahu en sacar adelante una controvertida reforma judicial que en la práctica supone el final de la separación de poderes y una clara involución democrática.

El proyecto judicial de Netanyahu busca mermar la independencia de la Justicia y aumentar el control del Gobierno sobre los tribunales hasta niveles más propios de un Estado autoritario. Entre sus controvertidas medidas incluye la "cláusula de anulación", por la que una mayoría parlamentaria podría revertir fallos del Supremo; además de dar al Gobierno control casi total sobre la elección de los jueces y permitir que cargos políticos ocupen los puestos de asesores legales de los ministerios.

La deriva antidemocrática del Ejecutivo encabezado por Netanyahu ha encontrado un gran rechazo en amplios sectores de la sociedad israelí, pero también ha dividido al país. El Gobierno alega que el Tribunal Supremo históricamente se ha inmiscuido demasiado en asuntos políticos, por lo que es necesario poner un límite a esos poderes; mientras que los detractores de la reforma aducen que un poder judicial independiente es vital para la salud democrática del país, donde los poderes legislativo y ejecutivo suelen fundirse al ser siempre la coalición gobernante quien acapara la mayoría parlamentaria, con poder casi absoluto para imponer leyes.

La tensión política y social en el país alcanza cotas desconocidas en sus 75 años de historia. En los últimos días esa tensión ha ido a más. Muestra de ello es lo que ocurrió este pasado domingo, cuando 650.000 personas salieron de forma espontánea a la calle después de que Netanyahu cesara al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por pedir que se frene la tramitación de la reforma judicial en la Kneset (Parlamento israelí).

Gallant, –veterano del Likud, el partido de Netanyahu– ha sido el primer miembro del su gobierno en expresar su preocupación por el impacto social de la reforma, que consideró un "peligro inminente para la seguridad del país", después de que miles de reservistas de élite se negaran a servir en el Ejército en protesta por esa legislación que quiere aprobar el Ejecutivo.

Situación complicada en el país

Hasta ahora la oposición a la reforma judicial de Netanyahu estaba siendo encabezada por los sindicatos y la izquierda, pero el hecho de que ahora se sumen a la protesta los militares y miembros de las fuerzas de seguridad del Estado supone una vuelta de tuerca que dispara la tensión en todo el país.

De hecho, la situación en Israel este lunes es muy complicada: las universidades del país han interrumpido sus clases; y hasta un grupo de alcaldes y líderes municipales amenazan con comenzar una huelga de hambre. Por su parte, la Unión General de Trabajadores (Histadrut), el principal sindicato de Israel, ha cancelado la huelga general que tenía prevista continuar este martes tras conocerse la paralización de la polémica reforma.

El presidente de Israel, Isaac Herzog, hizo este lunes un llamamiento urgente a Netanyahu para "actuar con responsabilidad y valentía" y detener "de inmediato" el proceso legislativo de la polémica reforma judicial. "Por el bien de la unidad del pueblo de Israel, por el bien de la responsabilidad necesaria, les pido que detengan el proceso legislativo de inmediato", afirmó Herzog en un comunicado en medio de las mayores protestas de la historia del país.

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