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Nick Clegg sufre una derrota asumible en las urnas

Los laboristas aumentan su ventaja sobre los liberales en una elección parcial

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Los liberales demócratas probaron hoy por primera vez el precio de su alianza con los conservadores. En la repetición de las elecciones de la circunscripción de Oldham Este y Saddleworth, fueron derrotados con meridiana claridad por los laboristas. En los comicios de mayo, anulados por un juez por los trucos sucios del diputado laborista vencedor, los liberales se quedaron a 103 votos de la victoria. La diferencia ha pasado a ser de 3.558.

Podía haber sido peor. Por eso, el presidente del partido, Tim Fallon, puso buena cara ante la derrota: 'Ha sido una catarsis. Esto nos ha unido. No hemos desaparecido por un agujero'. Si no se han hundido en la miseria —un 32% de votos frente al 42% de los laboristas— ha sido por el probable apoyo coyuntural de muchos votantes conservadores, deseosos de apuntalar al castigado socio de coalición.

Los tories no se jugaban mucho y realizaron una campaña de perfil muy bajo. El primer ministro, David Cameron, hizo una visita al distrito para que la impresión no fuera demasiado escandalosa, pero la mayoría de los dirigentes se mantuvo a distancia. Al final, los conservadores perdieron 14 puntos con respecto a mayo. La dejación molestó a los sectores duros del partido, pero Cameron ha tomado el hábito de hacerles el menor caso posible.

La mejor descripción de este trato de favor la hizo un ministro conservador al Daily Telegraph: 'Los liberales demócratatas son como una nueva novia. Cuando vas a la cama, te portas bien, doblas la ropa y todo eso. La derecha (del partido) es la compañera de toda la vida. No pasa nada con dejar tirada la toalla en el suelo'.

Además de permitirnos saber cómo es la vida de pareja de los tories, el ministro dejaba claro con estas palabras que Cameron necesita a Nick Clegg al frente de los liberales. Un resultado horrible, similar a las encuestas nacionales que dan a los liberales menos del 10% de los votos, hubiera hecho pensar a su partido que sacrificar a Clegg es la única opción para sobrevivir.

El líder laborista, Ed Miliband, se tomó el resultado con calma. 'Es el primer paso en un viaje muy largo para los laboristas', dijo tras conocer el resultado. El triunfalismo habría sido una mala elección. Los sondeos le dan mucho peor valoración que a Cameron, en especial en política económica. Algunos dirigentes de su partido aún no se creen que David Miliband no fuera el vencedor de las primarias. Ed Miliband tiene tiempo para crecer en el puesto y confiar en que la crisis económica continúe desangrando a los liberales.

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