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Olmert se construye un búnker atómico en casa

En Israel persiste el miedo colectivo a un ataque nuclear.

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

En el centro de Jerusalén, a escasos metros de las calles Keren ha-Yesod y Azza, se encuentra la residencia del primer ministro Ehud Olmert. Es un edificio moderno con influencias de la escuela Bauhaus, como tantos otros del barrio de Rehavia.

La residencia se halla a un kilómetro y medio de su oficina, de la Kneset y de los ministerios que forman el complejo llamado Kiryat ha-Memshala, la Ciudad del Gobierno. Aquí están la mayoría de los ministerios importantes, con la excepción del de Defensa, que se halla en Tel Aviv por razones de seguridad.

Y por razones de seguridad, los servicios de inteligencia están supervisando la construcción de un refugio en la residencia del primer ministro, un pequeño habitáculo subterráneo, casi familiar, cuya misión es defenderle de un ataque atómica o químico.

Psicosis permanente

Se trata de un búnker de emergencia que probablemente se conectará con otro mucho mayor que se está construyendo en las afueras de Jerusalén y que también se comunica por caminos subterráneos con la Ciudad del Gobierno.

Aunque ningún país de la región, a parte de Israel, posee armas nucleares, aquí existe una psicosis permanente a ser atacados, especialmente por Irán.

No importa que los servicios de inteligencia de EEUU hayan desechado que Irán tenga armas nucleares o que el régimen islámico desistiera de tenerlas hace algunos años.

El temor a una guerra está tan generalizado que en Israel es obligatorio construir un refugio en cada vivienda. Todas las casas poseen un sótano de gruesas paredes a prueba de bombas.

El búnker de Olmert es de dimensiones reducidas. Consta de un amplio salón, un pequeño dormitorio para dos personas y una pequeña cocina. Tiene además dos diminutos cuartos de baño, uno de ellos con ducha.

En una habitación adyacente hay un generador y una salida de  emergencia en caso de que la entrada principal quede bloqueada. Una tubería introduce aire del exterior previamente depurado. Otra lo saca.

Todo ha sido construido al milímetro para resistir un ataque convencional, nuclear, químico o biológico.

Su precio es un misterio, pero algunas fuentes estiman que puede llegar a los 300.000 dólares.

Según un portavoz de la empresa constructora, en Israel ya existe una treintena de refugios particulares similares al de Olmert.

La demanda se ha disparado en la última década, sobre todo en viviendas de personas adineradas de Saviyon, del norte de Tel Aviv y de Herzliya.

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