Público
Público

Oriente Medio, en el filo de la navaja por la guerra de Israel en Palestina

La guerra de Israel en Palestina hunde Oriente Medio en la incertidumbre, amenaza con una crisis global de difícil salida y permite a EEUU volver con fuerza a la región.

Un vehículo blindado israelí circula a lo largo de la frontera sur de Israel y Gaza mientras continúa la ofensiva sionista, a 27/12/2023
Un vehículo blindado israelí circula a lo largo de la frontera sur con Gaza mientras continúa la ofensiva sionista, a 27/12/2023. Ilia Yefimovich / dpa / Europa Press.

La guerra entre Israel y los palestinos de Gaza, detonada por los ataques de Hamás en el sur israelí y llevada hasta una violencia extrema por el Ejército judío contra la población civil palestina, ha trastocado el orden geopolítico de Oriente Medio y ha disparado el riesgo de una conflagración regional que podría alterar la estabilidad y seguridad globales.

La que podría haber sido una grave crisis terrorista, que habría requerido firmes medidas antiterroristas para resolverla, se ha convertido en una guerra de conquista y destrucción por la respuesta desmesurada de Israel, que ha aprovechado para desmantelar el hogar de más de dos millones de palestinos y ocupar su tierra a sangre y fuego.

Las consecuencias de esta ofensiva tienen, además, unos componentes internacionales que ponen en el filo de la navaja a buena parte de Oriente Medio, con grupos proiraníes como la propia Hamás, Hizbulá en el Líbano y Siria, los hutíes de Yemen o los iraquíes Kataib Hizbulá integrados en el llamado Eje de Resistencia con el que Irán pretende aunar el odio hacia Israel, ahora en plena efervescencia por la guerra.

Oriente Medio, una región explosiva

El ataque lanzado por Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre, que se saldó con el asesinato de 1.200 personas y el secuestro de otras 240, y la guerra desencadenada por Tel Aviv en respuesta sobre Gaza, donde hay ya más de 21.000 muertos, 8.000 de ellos niños masacrados por las bombas israelíes, han demostrado que Oriente Medio sigue siendo una de las regiones más inestables del planeta.

Con esta nueva guerra, se disipó como un espejismo la frágil calma de los últimos años, sobrellevados con los acuerdos de Abraham entre Israel y varios países árabes, el pacto entre Arabia Saudí e Irán propiciado por China, y el entendimiento, precario, pero esperanzador, entre Washington y Teherán en torno al programa nuclear iraní y la retirada de algunas sanciones financieras que pesaban sobre el régimen persa.

La guerra en Gaza reventó el proceso de negociaciones para llegar a una entente entre Israel y Arabia Saudí

Sobre todo, la guerra entre Israel y Gaza reventó el proceso de negociaciones para llegar a una entente entre los israelíes y los saudíes, también dentro de esos acuerdos que habían acercado a Israel, Marruecos, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Sudán.

Eso sí, el contexto bélico inaugurado con la invasión de Gaza ha permitido a Estados Unidos, el principal aliado de Israel, retornar a Oriente Medio por todo lo alto.

La inmediata implicación de EEUU

Por eso, lo primero que hizo Estados Unidos al estallar la guerra fue enviar a Oriente Medio a dos de sus portaviones con sus flotas correspondientes, amén de reforzar sus posiciones en sus bases de Irak y Siria.

El despliegue estadounidense parecería tener como principal objetivo pararle los pies a Irán, la otra mano oscura en este conflicto y cuyo conocimiento del masivo ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre parece más que evidente.

A Irán le interesaba mucho, por una simple cuestión de contrapesos regionales, la suspensión de las conversaciones entre Israel y Arabia Saudí, y la creación de un foco de tensión en las fronteras israelíes con el que medir la capacidad de Tel Aviv para contener una crisis de consecuencias aún impredecibles.

Sin embargo, dado el equilibrio disuasorio que había en la región entre iraníes e israelíes, respaldado en este caso por un arsenal nuclear de dimensiones desconocidas, no parece que la incrementada presencia estadounidense sea solo para lanzar un aviso a Irán y desactivar cualquier plan bélico que pudiera pasar por la mente de los ayatolás. Incluso aunque Irán haya triplicado desde noviembre su producción de uranio enriquecido y avance hacia el nivel necesario para fabricar una bomba nuclear.

Tampoco para responder a los ataques de milicias pro iraníes que están recibiendo las bases estadounidenses estacionadas en la zona y que, sin embargo, no han dejado ninguna baja mortal entre las tropas de EEUU. Para esto no era necesario semejante despliegue naval.

La guerra de Israel contra los palestinos sobre todo ha permitido a Washington retomar algunas de las posiciones en Oriente Medio que había perdido frente a Rusia durante la guerra civil de Siria en la pasada década, cuando la alianza entre Moscú y Damasco puso en evidencia la debilidad militar de EEUU en la región tras tantos años enmarañado en Irak.

Es decir, el realineamiento geopolítico en Oriente Medio es una realidad desde el 7 de octubre, aunque quizá sería más adecuado decir que se trata de un realineamiento militar, con un potencial conflicto armado al acecho y muchos contendientes que podrían incendiar toda la región.

La imagen de EEUU, por los suelos

También es muy importante subrayar que la credibilidad de Estados Unidos ha quedado muy dañada por su cierre de filas con Israel, remachado por el veto de Washington a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que pedían un alto el fuego y el fin de la violencia desatada sobre la población palestina.

Más aún cuando incluso el presidente Joe Biden instó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a un mayor comedimiento a la hora de destrozar una tras otra las ciudades gazatíes, los campos de refugiados o los hospitales de la Franja, sin que, sin embargo, acompañara con ninguna medida coercitiva tales demandas.

Todo lo contrario, Israel se ha visto con carta blanca para atacar a los palestinos en Gaza, pero también en Cisjordania, donde ya van más de 300 personas asesinadas, 80 de ellas niños, por el Ejército y los colonos ilegales israelíes desde que comenzó la guerra.

Y ese dejar hacer al Ejército de Israel, con EEUU mirando hacia otro lado, incluye a Líbano y Siria, países que son bombardeados por los aviones israelíes sin sonrojo alguno, y no solo contra los supuestos objetivos de organizaciones aliadas de Hamás o Irán.

Siria es uno de los lugares de Oriente Medio donde es mayor el riesgo de que se extienda el conflicto israelí-palestino

Siria es uno de los lugares de Oriente Medio donde es mayor el riesgo de que se extienda el conflicto israelí-palestino, con el añadido de la presencia rusa y la cooperación especial militar entre Moscú y Damasco, y con las ansias expansionistas de Turquía en el norte sirio también de por medio.

El Gobierno del dictador Bachar al Asad ha denunciado las sucesivas "agresiones aéreas" israelíes ocurridas desde el comienzo de la guerra contra Gaza. Bajo la excusa de responder a los ataques lanzados desde territorio sirio por fuerzas islamistas aliadas de Hamás, el Ejército israelí está aprovechando para eliminar baterías y puntos de lanzamiento de cohetes que podrían amenazar la frontera norte israelí con Siria y el sur del Líbano.

Algunos de esos ataques, según ha denunciado el Gobierno de Damasco, han sido realizados por aviones israelíes desde el vecino Líbano, cuyo espacio aéreo es violado reiteradamente por las aeronaves enviadas por Tel Aviv.

El mar Rojo al rojo vivo

Otro punto caliente en esta crisis es el mar Rojo. Allí, las rutas de navegación comercial se han visto parcialmente interrumpidas por la amenaza que plantean los rebeldes hutíes, una facción rebelde yemení de credo chií que tiene el respaldo financiero y armamentístico de Irán.

Los hutíes han declarado su propia cruzada contra los israelíes por su ataque a Gaza, y es raro el día en que alguno de sus misiles no enfile hacia algún objetivo de Israel. La inmensa mayoría de estos ataques son anulados por las baterías antiaéreas israelíes o estadounidenses.

Esto no ha sido óbice para que Washington haya tomado también cartas en el asunto. Para ello ha tocado zafarrancho de combate e izado la bandera de una coalición internacional cuya finalidad oficial es proteger las rutas marítimas del mar Rojo y el estrecho de Bab el Mandeb.

Incluso ha pedido la participación de China, uno de los países con más intereses en el transporte marítimo de sus mercancías por esta zona. Sin embargo, Pekín no ha querido caer en la trampa de EEUU, y quedar marcado por una alineación directa con Israel y encajonado en la propia estrategia hegemonista militar del Pentágono.

Año electoral para EEUU

El año que ahora comienza, 2024, puede traer sorpresas y cambios para este empeño estadounidense en respaldar sin reparos a Israel, incluso cuando se podría estar produciendo un genocidio y una limpieza étnica de la población palestina.

El conflicto israelí-palestino está causando estragos en el apoyo a Biden por parte de la población árabe

En noviembre se celebran elecciones presidenciales en EEUU, y el conflicto israelí-palestino ya está causando estragos en el apoyo a Biden por parte de la población estadounidense de origen árabe.

Una guerra a mayor escala en la que la intervención de EEUU fuera más contundente, mientras sigue además la implicación de Washington en Ucrania, puede que no guste mucho al electorado, sometido a los vaivenes económicos de estos tiempos.

Crisis interna en Israel

Es de prever que crezca la presión de la Casa Blanca sobre Netanyahu, que estos días cumple un año desde que asumió su mandato actual. En realidad es su sexto periodo de Gobierno en 27 años.

Y su respaldo popular se esfuma, con todas las dudas que han surgido en torno al ataque del 7 de octubre, la ineptitud de la inteligencia y el Ejército de Israel para preverlo, y por la apuesta de bombardear indiscriminadamente a los palestinos aún a costa de la seguridad de los rehenes que siguen en manos de esa milicia.

Unos fallos de los servicios de inteligencia en los que la CIA y otros cuerpos del ramo estadounidenses fallaron tan estrepitosamente como los israelíes, con errores tan graves como ignorar la opinión pública internacional y su rechazo de la masacre que está cometiendo Israel en Gaza.

Si no fuera por la guerra, Netanyahu podría estar al borde del desastre político y del fin de su permanencia en el poder, acuciado también por el despotismo de su reforma judicial. Son muchas variables que podrían influir en el destino de la guerra, no solo para acortarla, sino, por el contrario, para extenderla en una huida hacia delante del Ejecutivo israelí.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional