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Oriente Medio, un polvorín en llamas desde Gaza a Pakistán

EEUU redobla sus ataques contra los hutíes, en un acto más de la guerra de Israel contra los palestinos que ha convertido a Oriente Medio en un polvorín para la seguridad regional y la economía global.

Una edificio residencial completamente destruido en el campo de refugiados de Al Nuseirat, en Gaza, tras los bombardeos israelíes este 18 de enero de 2024.
Una edificio residencial completamente destruido en el campo de refugiados de Al Nuseirat, en Gaza, tras los bombardeos israelíes este 18 de enero de 2024. MOHAMMED SABER / EFE

Desde Gaza a Irak, desde el Líbano a la frontera irano-paquistaní, desde Siria al mar Rojo. El mapa de Oriente Medio muestra por doquier los ataques, bombardeos y combates derivados de la guerra sin piedad que el pasado 7 de octubre Israel lanzó contra el territorio palestino de Gaza como venganza por la matanza causada por las milicias de Hamás en su territorio.

A aquellas 1.200 personas asesinadas por Hamás en esa jornada en Israel, la guerra desatada por Tel Aviv en Gaza suma la muerte de casi 25.000 palestinos, además de 62.000 heridos y cerca de 8.000 desaparecidos entre los escombros de las casas arrasadas por las bombas israelíes.

Las acciones desmesuradas de Israel en Gaza, con esa masacre que algunos Gobiernos ya califican abiertamente de genocidio, han dado carta blanca a las potencias regionales para arreglar cuentas con sus propios insurgentes, aunque ello suponga atacarlos en los países vecinos.

Algunos Gobiernos califican las acciones desmesuradas de Israel en Gaza de genocidio

Los acontecimientos de los últimos días demuestran que no se respetan ya las fronteras: los turcos atacan territorio sirio, los israelíes Líbano y Siria, los iraníes atacan en Irak y Pakistán, los paquistaníes en Irán, y Estados Unidos en casi todos ellos. 

A la crisis humana y al desastre geopolítico causado por esta guerra, que ha conmovido los cimientos de la precaria estabilidad de Oriente Medio, se suma la catástrofe económica que ya se está gestando por el parón en el tráfico de mercancías por el mar Rojo, a consecuencia de los ataques de los rebeldes hutíes del Yemen y la campaña bélica lanzada contra ellos por Estados Unidos y Gran Bretaña, al frente de una coalición internacional de una decena de países.

Cuarta oleada de ataques estadounidenses a los hutíes

En las últimas horas, las unidades desplegadas por Estados Unidos en Oriente Medio han golpeado bases e instalaciones militares de los rebeldes hutíes en Yemen, después de que esta milicia atacara nuevos objetivos navales estadounidenses e israelíes en el mar Rojo.

En concreto, la nueva oleada de bombardeos estadounidenses, la cuarta en apenas una semana, llegó después de que los hutíes atacaran con drones un navío de transporte de contenedores estadounidense en el golfo de Adén.

Los ataques con misiles los realizaron navíos estadounidenses y británicos desde el propio mar Rojo contra más de una docena de objetivos hutíes en Yemen, en las localidades de Hodeida, Dhamar, Al Bayda, Taiz y Saada. Entre las estructuras atacadas había una base de misiles, donde, según la Casa Blanca, estaban listos 14 misiles para ser disparados.

El Eje de Resistencia lleva la marca de Irán por todo Oriente Medio

Los hutíes forman parte de ese Eje de Resistencia organizado por Irán entre movimientos insurgentes de fe chií en todo Oriente Medio y en el que también tienen cabida algunas milicias suníes, como Hamás.

Los ataques de Israel contra Hizbulá, el más poderoso de esos grupos proiraníes, que han llevado incluso a la muerte de asesores de Teherán en Beirut, son una bofetada contra Irán. Desde hace años, Teherán pretende expandir su influencia en la región de mano de estas milicias que subvenciona, alecciona y entrena. Lo hace, por ejemplo, a través de sus Guardianes de la Revolución Islámica, una fuerza iraní presente en todo Oriente Medio con asesores y unidades paramilitares.

Irán señaló que había grupos del Estado Islámico relacionados con la matanza de casi un centenar de iraníes en Kermán

De hecho, en las últimas jornadas, Irán ha lanzado ataques contra supuestos nidos de opositores en Siria e Irak. El ataque iraní en el Kurdistán iraquí provocó una airada protesta del gobierno regional y de la propia Bagdad. Y a la vez, el ejército iraní bombardeó varias posiciones en el norte de Siria donde señaló que había grupos del Estado Islámico relacionados con la matanza de casi un centenar de iraníes en Kermán a principios de enero.

Incapaz de enfrentarse abiertamente a Estados Unidos e Israel, que lo superan en armamento –incluidas las armas nucleares– y capacidad de despliegue en Oriente Medio, Irán reivindica su peso en la región atacando a grupos opositores al régimen de los ayatolás en Irak y Siria, pero también en Pakistán, país que ha respondido con sus propios bombardeos en territorio iraní.

La tensión llega a Pakistán

Estos choques, cuyas víctimas han sido en su mayor parte mujeres y niños a ambos lados de la frontera entre Irán y Pakistán, han disparado la tensión en el este de Oriente Medio. Pakistán, aunque mantiene una estrategia independiente en la región, tiene muy buenas relaciones con Estados Unidos desde las guerras de los muyahidines armados por Washington contra la Unión Soviética en Afganistán.

El conflicto entre Irán y Pakistán ha disparado la tensión en el este de Oriente Medio

El Gobierno de Pakistán, aunque sostiene una política ambigua de cal y de arena con los talibanes en Kabul, fue clave para facilitar sin bajas estadounidenses la retirada de Afganistán en 2021. Cualquier ataque desde territorio paquistaní sobre Irán contará con el conocimiento o incluso el beneplácito de Washington.

Eso lo saben los iraníes y por ello su bombardeo a las supuestas células del grupo insurgente suní Yeish Al Adl en territorio paquistaní era también un aviso a Washington para recordarle que la influencia de Irán en el otro extremo de Oriente Medio es intocable.

Tales ataques, en Pakistán, Irak o Irán, "causan un efecto desestabilizador en la región", según ha indicado Peter Stano, portavoz de Política Exterior de la Unión Europea.

El desafío estadounidense y la respuesta iraní

La desestabilización de la frontera irano-paquistaní es una respuesta también de Irán al nuevo frente de la guerra abierto en el mar Rojo. En esta zona, la ayuda iraní a los hutíes había marcado en los últimos años una apuesta estratégica de peso contra Arabia Saudí, que ha sostenido hasta ahora a las autoridades oficialistas yemeníes. De facto, los misiles y drones que los hutíes están utilizando contra los intereses israelíes que navegan por el mar Rojo son de factura iraní.

La toma de Sana, la capital de Yemen, por los hutíes en 2014 mostró ya la capacidad de estas milicias, pero también el uso que Irán podía hacer de ellas. Su declaración de guerra a Israel después de que Tel Aviv desencadenara su asoladora campaña en Gaza, mostró la audacia (o insensatez) de los hutíes y cómo Irán podía sacar partido de ellos al poner en jaque la navegación en el mar Rojo y la llegada de mercancías asiáticas a Europa.

La economía mundial en el filo de la navaja

El problema de ampliar la zona de guerra hasta el mar Rojo no es, pues, solo de índole geopolítico. Esta región es clave para la economía mundial y sus efectos se están sintiendo ya en todo el mundo, ante la amenaza que una conflagración en la zona plantea para el trasiego de mercancías en buques contenedores.

Desde que los hutíes mostraron en noviembre todo su apoyo a los palestinos en la lucha contra Israel y calificaron como un genocidio la masacre de civiles a manos del ejército israelí, los rebeldes yemeníes han amenazado la navegación en el mar Rojo, un tramo clave para el enlace marítimo entre Asia y Europa.

Aumenta el número de compañías que prefieren mandar sus buques rumbo al Cabo de Buena Esperanza

Estados Unidos conformó esa coalición internacional para defender la "libertad de navegación" en mar Rojo. Además de los ataques contra bases e infraestructuras militares hutíes, ha anunciado sanciones contra los líderes rebeldes yemeníes, a los que está considerando incluir en su lista de "terroristas globales".

Los rebeldes yemeníes han considerado la imposición de sanciones como una "declaración de guerra" por parte de Gran Bretaña o Estados Unidos. Esa posibilidad también pondría en riesgo la imprescindible ayuda humanitaria internacional que permite sobrevivir a la población yemení.

Entre tanto, aumenta el número de compañías navieras que prefieren no arriesgarse a la hora de utilizar la ruta del mar Rojo y están mandando sus buques portacontenedores rumbo al Cabo de Buena Esperanza, para rodear África en lugar de utilizar el Canal de Suez. El resultado es un incremento del viaje de entre diez días y treinta días, y unos costes económicos muy superiores.

Entre un 10% y un 15% del comercio mundial, incluido el movimiento de petróleo, pasa por el mar de Rojo y el Canal de Suez. También pasa por esa vía marítima el 30% del transporte de contenedores.

El riesgo del alza del precio de los hidrocarburos

Una paralización de esas cadenas de suministro globales dispararía los precios de los productos manufacturados en el peor de los momentos, cuando la inflación está pasando un terrible precio a las economías mundiales. Así lo ha advertido el Banco Mundial, que también ha señalado la posibilidad de que se dispare el precio de la energía, el mayor de los riesgos en estos momentos.

Este jueves, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) también advirtió del peligro de que la crisis de Oriente Medio y su extensión al mar Rojo conlleven problemas para el transporte y suministro de petróleo.

Rusia expectante

Esta situación beneficia a Rusia, que, tras las sanciones impuestas por Occidente por su invasión de Ucrania, redirigió sus ventas de gas y crudo hacia Asia, de forma que China, uno de los países que se verían más perjudicados por un parón en el suministro de petróleo, podría ser abastecido aún más por los oleoductos rusos. Igual puede pasar con la India.

El adversario de Rusia, Ucrania, ya ha señalado que esta crisis del mar Rojo le afecta también, pero negativamente, pues está retrasando sus exportaciones de trigo, claves para ayudar a sostener a la población inmersa en la guerra por la invasión rusa, según ha reconocido el ministro de Agricultura de este país, Mykola Solsky.

Y sobre la intervención de EEUU en el mar Rojo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha calificado de "patéticas" las justificaciones alegadas por Washington para bombardear Yemen y ha dejado entrever que lo que pretende es simplemente hinchar músculo en la región, como ya hizo en el Magreb con Libia en 2011, intervención que se saldó con el más estruendoso fracaso y la aparición de un nuevo estado fallido.

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