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La OTAN se prepara para una ofensiva rusa con el debate caliente sobre el envío de cazas

Los ministros de Defensa se reúnen en Bruselas durante dos días para coordinar la entrega de más armas a Ucrania y abordar la escasez de material bélico que se acentúa en los Ejércitos nacionales.

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Imagen de archivo de aviones caza españoles F-18 en la misión de Policía Aérea del Báltico. — EMAD / Europa Press

bruselas,

Existe una sensación generalizada en los países de la alianza transatlántica en torno a que Rusia prepara una ofensiva con motivo del primer aniversario de la guerra, fechado el 24 de febrero. Para algunos, incluso ya ha comenzado. Pero hay menos sintonías sobre qué forma y qué alcance tendría. Con esta antesala de fondo, los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica se dan cita el martes y miércoles en los cuarteles generales de Bruselas

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La cita pivotará en torno a tres cuestiones: coordinar el envío de los tanques de combate Leopard, encaminar el debate sobre los cazas de combate y abordar el desabastecimiento que va haciendo mella en los países nacionales tras la incesante entrega de material bélico a Ucrania.

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La primera parada de la doble jornada llegará de la mano del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, bautizado como la base norteamericana en Alemania: Ramstein. El tema central pasa por coordinar el envío de más armas y más pesadas al frente de batalla. Tras el desbloqueo de Alemania, muchos países -entre ellos España- han anunciado su intención y su deseo de donar estos blindados. 

La del martes será la ocasión en la que se concreten las cantidades y el calendario. El plazo medio para la entrega de estos carros es de unos dos meses y medio. Y esas semanas son claves para entrenar a los soldados ucranianos y enseñarles a conducir y manejar estos tanques.

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Pero el debate más ávido lo centrarán los cazas de combate. Ucrania ha redoblado en los últimos días la presión sobre Occidente para que le entreguen estos aviones. En su gira europea de la semana pasada, Volodimir Zelenski consiguió una victoria a medias. El Reino Unido y Francia no cerraron la puerta a estas entregas. Mientras Polonia pide dar este paso solo si hay consenso y en coordinación con el resto de países de la OTAN. Sin embargo, a su paso por la capital comunitaria, el ucraniano no hizo una parada en la sede de la Alianza Atlántica y hasta la fecha se ha querido evitar la foto junto a Jens Stoltenberg, secretario general, tanto en Bruselas como Kiev.

La entrega de F-16 supondría un paso más en la escalada bélica mientras Rusia advierte de que la línea de implicación de los europeos y los norteamericanos en la contienda es cada vez más difusa. El tándem transatlántico se centra en repetir que no es un actor directamente involucrado en el conflicto mientras redobla el envío de armas cada vez más modernas. "La OTAN no es parte del conflicto aunque sus países proporcionen armas", es el mantra que impera.

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Tras donar sistemas antiaéreos, misiles de medio alcance o carros, el próximo episodio se traslada a los cielos. No hay consenso -ni apetito- en la mayoría de países occidentales de dar este paso cualitativo. Alemania recela ante las implicaciones de una mayor escalada. Y logísticamente el adoctrinamiento y la puesta en marcha para operar estos sofisticados cazas es muy complicado y muy largo. 

El envío de aviones de combate era un escenario que no se contemplaba hace un año, durante los primeros compases de la guerra. Pero ya es un marco que para nada se descarta en consonancia con el respaldo gradual y progresivo que los países occidentales han dado durante el último año al presidente ucraniano.

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De momento, durante la cumbre, los ministros evitarán entonar un 'no' a esta propuesta, pero con declaraciones lo suficientemente genéricas que no cierren la puerta a un cambio de postura en las próximas semanas o meses. "Es un debate prematuro. No estamos en esa fase, sino en la de aumentar otros elementos del apoyo a Ucrania (…) Estamos siendo prudente, apoyando sin generar una escalada. Una de las grandes incógnitas es ver hasta qué punto Rusia va a recurrir a su fuerza aérea", aseguran fuentes aliadas.

A finales de febrero la guerra en Ucrania entra cierra su primer año. La sensación en Bruselas es que con motivo de esta efeméride Vladimir Putin lanzará una ofensiva. El escenario que cobra fuerza es el de que existirán escaramuzas concentradas en el Donbás, pero pierde fuerza el de un gran ataque lanzado desde el norte a través de Bielorrusia y con la capital Kiev como objetivo.

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Escasez de munición y de perspectiva de paz

Pero la gran preocupación de la Alianza en este punto de la guerra es el desabastecimiento. La ingente cantidad de armamento enviado a las filas de Zelenski está dejando secos los Ejércitos nacionales. En plena ebullición de la mayor carrera armamentística de la historia de la UE, los Estados miembros han destinado unos 12.000 millones de euros a enviar material bélico. 

Los países europeos se han subido en cascada a la fiebre de la guerra y todos están aumentando sus presupuestos en seguridad y defensa. España destinará para 2029 el 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) a este propósito.

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Pero hay un desfase brutal entre las armas que se envían y las que produce la industria europea. Ucrania está disparando mucha más munición de la que se fabrica. El tiempo de entrega de munición de gran calibre ha pasado de los 12 a los 28 meses. "Estamos en una carrera de logísitica (…) La munición, el combustible y las piezas de reparación deben llegar a Rusia antes de que Rusia aproveche este momentum sobre el campo de batalla. La rapidez salvará vidas", ha asegurado Stolteberg antes del encuentro.

La doble prioridad pasa, en el corto plazo, por suplir estas carencias y, en el largo recorrido, por asegurar una industria europea independiente que garantice la seguridad de los 30 aliados y de socios afines. Y ya se abre la posibilidad de crear una plataforma conjunta entre los países de la OTAN para adquirir armas. De hecho, uno de los objetivos post-bélicos es fortalecer y modernizar al Ejército ucraniano para que pueda disuadir un tercer ataque e invasión de Rusia en el futuro y la Alianza ya desliza la idea de proporcionar a Ucrania garantías de seguridad una vez concluya la guerra.

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En esta dinámica belicista, las perspectivas sobre el proceso de paz continúan siendo las grandes ausentes. Stoltenberg vierte toda la culpa sobre Putin: "No está preparado para la paz y su intención continúa siendo hacerse con el control de Ucrania. La victoria de Putin en Ucrania lanzaría el mensaje de que usar la fuerza merece la pena y hará el mundo más vulnerable y peligroso".

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