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Ramy Shaath, ex preso político en Egipto: "La cumbre del clima es un lavado de cara a un régimen de miedo y opresión"

Ramy Shaath, activista egipcio y palestino y ex preso político del régimen de Al Sisi.
Ramy Shaath, activista egipcio y palestino y ex preso político del régimen de Al Sisi. Amnistía Internacional

Ramy Shaath, activista egipcio y palestino, fue detenido en su casa una madrugada de junio de 2019 por las fuerzas de seguridad egipcias. Pasó más de dos años en prisión sin juicio, sin abogado, en condiciones lamentables. Se le conocía por su voz crítica con el régimen del presidente Abdelfatah Al Sisi, que gobierna con puño de hierro el país desde el golpe de Estado de 2013 que acabó con el primer gobierno elegido democráticamente en la historia de Egipto, el del islamista Mohamed Mursi, fallecido en prisión en pleno proceso judicial. Shaath salió de la cárcel en enero de 2022, tras una gran campaña que contó con el apoyo de Amnistía Internacional, entre otros, pero tuvo que renunciar a su ciudadanía egipcia. Ahora reside en Francia e intenta visibilizar la represión de la dictadura, que acogerá desde este domingo la COP27, la cumbre internacional sobre crisis climática. La presidirá Sameh Shoukry, ministro de Exteriores, una persona sin formación climática, "agresivo con la diplomacia" y uno de los hombres fuertes del régimen.

¿Qué sintió cuando supo que la COP27 sería en Egipto?

Tristeza y enfado, porque en un lugar donde se va a hablar de derechos humanos y de las futuras generaciones en realidad no existe la posibilidad ni la libertad de hablar de derechos humanos. Las nuevas generaciones de Egipto no pueden hablar ni expresarse ni manifestarse, no les se les permite cambiar la situación en la que viven. A los europeos que van a ir a la cumbre se les va a permitir tener un lugar donde manifestarse, aunque sea alejado. A los egipcios se les dispara y se les encarcela por manifestarse. En Egipto hay dos activistas por el medio ambiente muy conocidos que están en prisión. Por eso creo que la cumbre es lo que llamamos el greenwashing, un lavado de cara al régimen en Egipto. Esperemos que la gente reconsidere lo que se va a tratar y lo que se va a hacer.

¿Cree que en Europa se conoce lo suficiente la figura de Al Sisi? No es alguien de quien se hable mucho.

Para nada. Los gobiernos sí que lo conocen bien, saben lo que está ocurriendo, pero se mantienen en silencio en cuanto a los abusos y creo que al final utilizan la diplomacia del silencio y no ejercen la presión necesaria. La ciudadanía europea no conoce bien la situación y esa es parte de mi labor: no solo dar a conocer mi caso, sino asegurarme de que toda la población sepa lo que está ocurriendo y esperar que así se pueda actuar en favor de los derechos humanos.

¿Quién es Al Sisi y qué Egipto está construyendo?

Era el jefe de la inteligencia militar durante la dictadura de Mubarak y formaba parte del consejo que se encargó de la represión durante la revolución del 2011. En junio del 2013 dio un golpe de Estado que acabó con el corto periodo de libertad y esperanza. Luego hizo cambios en la Constitución. Por ejemplo, recientemente la ha modificado para poder permanecer otros 12 años en el poder, que se suman a los ocho años que ya lleva.

"En Egipto hay unos 60.000 presos políticos"

También ha cerrado el espacio cívico en Egipto. La gente no puede expresarse, los partidos políticos no pueden ni trabajar ni celebrar eventos, las ONG tienen los fondos congelados y además hay unos 60.000 presos políticos. También se ejerce mucha opresión contra los grupos LGTBI y las minorías religiosas. Este régimen militar solo conoce la opresión y tampoco hay en el país un sistema jurídico más o menos real, como había mínimamente en las anteriores dictaduras. Tampoco hay medios de comunicación reales porque la mayoría están confiscados. Se han creado dos empresas estatales que han comprado la mayoría de los medios de comunicación o, si no, se han prohibido directamente. En estos momentos, hay 650 medios de comunicación prohibidos, así que Egipto se ha convertido en la república del miedo y de la opresión, y es lo que hemos estado viviendo en los últimos ocho años. La economía también está muy controlada. De hecho, el sector privado está desapareciendo. Y la deuda pública es enorme. Antes de la revolución era de 34.000 millones de dólares y hoy es de 160.000 millones.

¿Por qué cree que ningún país occidental cuestiona este régimen?

Israel y Arabia Saudí fueron los que apoyaron el golpe de Al Sisi, y estos son aliados de Estados Unidos, así que sin duda el golpe de Estado contó con el apoyo de Estados Unidos de alguna manera. Ahora se está hablando mucho sobre lo que ocurre con Rusia y Ucrania. Europa sí que tiene una responsabilidad cuando se habla de Egipto porque es un aliado, vende armas y da legitimidad al régimen, y creo que los europeos tienen que saberlo.

"Europa vende armas a Egipto y legitima el régimen de Al Sisi"

Donald Trump decía que Al Sisi era su dictador preferido. A nivel interno, Al Sisi aprovecha la islamofobia. Su represión contra los Hermanos Musulmanes le sirve de excusa para establecer la retórica del "o yo o los islamistas". Pero en Egipto hay un movimiento secular muy importante que lucha por una democracia liberal. También está siendo encarcelado. Esto está aumentado el radicalismo en el país, y será Europa quien pague el precio, tanto en inmigración como en inestabilidad en la zona.

Usted pasó más de 900 días en la cárcel sin tener un juicio. ¿Por qué le encarcelaron?

Me detuvieron por ser activista y denunciar la represión y la corrupción en Egipto, aunque en realidad no me dijeron nunca porque había sido detenido exactamente. Decían que era una decisión de las altas esferas, de la Presidencia principalmente, pero estuve en prisión sin haber ido nunca a un tribunal y sin ningún juicio. Me sometieron a un único interrogatorio en los dos años y medio que estuve en prisión y duró 45 minutos. Me preguntaban qué opinaba sobre la revolución, a quién había votado y me acabaron acusando de pertenecer a un grupo terrorista, pero esa es la excusa típica que dan cuando nos detienen sin razón. Nunca me dijeron a qué grupo terrorista pertenecía, alegaban que estaba publicando mentiras en mis redes sociales, pero yo no tengo redes sociales. Soy conocido por haber aparecido en televisión alguna vez. Cuando les dije esto, ellos me dijeron: "Bueno, pues cambiaremos los cargos".

¿Cómo fue su detención? ¿Se lo temía?

"Pasé días maniatado y con los ojos vendados"

Siempre supe que corría peligro, sobre todo desde el golpe de Estado de 2013. Participé en la revolución de 2011, y casi todo el mundo que participó en esa revolución ha sido detenido. Yo era más o menos famoso, por eso no les resultó tan sencilla mi detención, pero al final lo hicieron. Llegaron a mi casa pasada la medianoche y tiraron la puerta. Eran decenas de soldados armados con ametralladoras. Aterrorizaron a mi familia y al vecindario. Después deportaron a mi mujer, que tiene nacionalidad francesa. No le permitieron hablar con el Consulado francés. Llegaron sin presentar identificación ni documentación de ningún tipo, se llevaron pertenencias que no me han devuelto tras mi liberación y allí comenzó mi primera desaparición forzada. Pasé días maniatado y con los ojos vendados.

¿Cómo son las cárceles de Egipto?

Mi celda era de 23 metros cuadrados. Éramos 18, pero luego fuimos 32 presos políticos. Teníamos un espacio de dos puños, teníamos que dormir en el suelo, por supuesto, de lado, porque no se cabía de otra manera. Había ratas, cucarachas, todo tipo de insectos. El baño era diminuto, un agujero en el suelo con una ducha de agua fría encima. El trato era inhumano, no había atención médica y murieron siete compañeros. Había celdas de aislamiento, de castigo, donde no se podía ni estirar las piernas, sin ventanas, con una botella de agua para beber y un cubo como cuarto de baño. Podías estar ahí dos semanas. Era humillante. Las familias querían visitar a los presos, pero a veces no les dejaban. Los guardias nos decían que en la cárcel no había ley, que nos podían matar o torturar y no pasaría nada, que podían alargar tanto como quisieran nuestro proceso.

¿Ahora mismo, quién puede ser considerado terrorista en el país?

Primero fueron los miembros de los Hermanos Musulmanes, pero luego el régimen pasó a reprimir cualquier voz crítica: a los movimientos sociales, a muchos periodistas, abogados, activistas y a familiares de los activistas. Cuando estuve en prisión, muchos de los presos ni siquiera pertenecían al movimiento civil, muchos eran gente que iba por la calle y les detenían, les miraban en el móvil y si había en sus redes sociales algún comentario en contra del régimen les detenían con la excusa de que podían ser terroristas. A un compañero de celda mío le detuvieron porque comentaba con otros compañeros las noticias del periódico sobre la subida del precio de los combustibles. La Policía pasó y le escuchó y se lo llevó a comisaría, donde lo torturaron. Pasó año y medio en prisión, como muchos otros, de forma arbitraria.

En esta situación, ¿cree que habrá movilizaciones durante la COP27 para llamar la atención internacional sobre lo que describe?

Se están organizando. La gente cree que será posible porque el Gobierno está permitiendo manifestaciones autorizadas. Pero a la vez ya se está empezando a detener a la gente. La Policía está confiscando teléfonos, buscando si contienen mensajes llamando a la movilización. Hay riesgo de que el régimen infiltre a personas para reventar las protestas y que haya ataques a la Policía para justificar la represión. Y creo que la situación será mucho peor después de la cumbre. Por eso hay que visibilizar el lavado de cara que supone para el régimen. No es un gobierno, son un grupo de gánsteres.

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