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Resucita el legendario líder anarquista Néstor Majnó e inspira la defensa de su ciudad natal, devastada por los rusos

Cada cinco minutos se oyen en Guliaipole, al sureste de Ucrania, los sonidos de la guerra. Llevan semanas sin agua ni electricidad, comida o medicina. Muchos han perdido sus casas y malviven en los sótanos. "Es el horror", dicen sus habitantes. "El mundo ruso ha venido a visitarnos".

El líder anarquista Néstor Majnó ataviado con una casaca del ejército ucraniano.
El líder anarquista Néstor Majnó ataviado con una casaca del ejército ucraniano. Foto cedida

"Desafortunadamente, tuve que huir de Guliapole porque está completamente en llamas. Las redes sociales no hablan de ello, pero la ciudad está casi destruida", nos dice una estudiante oriunda de la ciudad natal del mítico anarquista Néstor Majnó desde algún lugar de Ucrania situado más al oeste.
"Guliaipole se vacía porque la gente se queda sin hogar y corre a lugares más seguros. Los que han quedado pasan hambre. Ni siquiera hay agua o medicinas y menos aún, Internet o comunicación telefónica".

Hace justamente un par de años, Anna Chuchko nos acompañó a conocer a Yuri Ivanóvich, bisnieto de Emilian, el hermano de Néstor, asesinado por los alemanes, y por tanto, el pariente vivo más próximo del líder de la Armada Negra. Juntos visitamos las tumbas de los hermanos y los padres de Majnó en el cementerio local. Al igual que ahora, era primavera y la ciudad amanecía extraordinariamente bella, inmaculada. Habíamos quedado junto al concejo de Guliaipole, construido sobre lo que fue el cuartel general de los majnovistas a principios del pasado siglo. Una banda de cornejas graznaba ruidosamente sobre los castaños en flor de la arteria principal. A unos cientos de metros, un madrugador empleado de la limpieza daba zarpazos con el escobón junto al jardín de lirios donde años atrás erigieron una estatua de Majnó. Existe otra idéntica en un jardín particular. Ambas son una especie de delirio kitsch galvanizado con una capa de dorado. Pero también una muestra de respeto reverente, el que dispensan los locales al más insigne y conocido de sus paisanos.

En sus inmediaciones, menudeabean los puestecitos de souvenirs con jarras e imanes de nevera del anarquista y pequeños vasos de chupito con su busto en actitudes épicas. Los próceres de la ciudad soñaban aquellos días con encontrar el modo de repatriar las cenizas de Majnó desde el nicho número 6.685 del famoso columbario del cementerio parisino de Pere Lachaise para reubicarlas en una gran estructura monumental. Los restos mortales del anarcocomunista fueron incinerados tras su fallecimiento, el 5 de julio de 1934, y posteriormente depositados en el interior de una urna. Es una tumba notoriamente humilde y acorde a la pobreza extrema con la que vivió en el exilio francés.

La estatua de Néstor amaneció vestida con una cazadora militar del ejército ucraniano y con un arma entre las manos

Hace ahora algunos días, la estatua de Néstor amaneció vestida con una cazadora militar del ejército ucraniano y con un arma entre las manos, una vieja reliquia de la Primera Guerra Mundial conocida como Degtiariov. Era sobre todo utilizada en la Unión Soviética apenas seis años después de que Majnó y sus hombres tuvieran que rendir las armas. Aunque alejada de los grandes titulares, esta pequeña ciudad de poco más de 13.000 habitantes ha estado literalmente viviendo desde que comenzó el conflicto bajo las bombas rusas. Y el gesto no dejaba lugar a los equívocos. Majnó ha resucitado en el corazón de la gente. Guliaipole, que literalmente significa 'ciudad libre', resiste los envites rusos. "Y el espíritu de Majnó nos inspira y ayuda a nuestros defensores", dice Anna Trofimets. "Los orcos, por el contrario, llaman a Guliaipole la 'ciudad malvada'. Es verdaderamente duro pasar por todo esto".

Retrato de Néstor Majnó sobre un 'pickup' artillado de las tropas ucranianas.
Retrato de Néstor Majnó sobre un 'pickup' artillado de las tropas ucranianas. Foto cedida

Sobre un pickup artillado de las tropas ucranianas (lo que en el argot militar se llama un 'técnico') luce un retrato del anarquista. Néstor vive. Y se diría que los rusos, o el azar, han convertido a los rastros de ese icono de la resistencia en un objetivo preferente. El día 12 de este mes, un misil de alta precisión ruso valorado en muchas decenas de miles de rublos golpeó en el patio trasero de la casa natal de Néstor, dejando un enorme cráter sobre el lugar que ocupaba una letrina exterior. "¿Cuántos retretes podría construir Putin con lo que le costó el misil?", bromeaban los locales. Es verdaderamente sorprendente que hayan logrado mantener su sentido del humor pese a que el grueso de ellos malviven en los sótanos, sin electricidad ni agua, en medio de una hambruna.

El primer día de las hostilidades, resultó igualmente alcanzado y destruido un bello café local dedicado al líder de la Armada Negra. "Lo reconstruiremos", se apresuró a decir Valeriy, su propietario. Fue un impacto que terminó en cinco minutos con el trabajo de dos años. Se sentían orgullosos de tener una taberna así consagrada a Majnó. "El café fue construido por empresarios locales. Todo estaba relacionado con Majnó y su época. Incluso el techo fue levantado con tejas de Taurian. Y parece que solo ha quedado una taza de bronce de 1912 perteneciente a uno de los guerrilleros de la Armada Negra. El resto de objetos de valor ha ardido", explica Anna Trofimets.

Alexánder: "Esos hijos de puta se están follando nuestros hogares y con ellos, a un montón de personas pacíficas"

También el mercado central, por el que en su día paseó Néstor, ha sido arrasado por los bombardeos rusos. Los puestecitos de venta, el restaurante... incluso las viejas tejas centenarias de aquel zoco han ardido. Nos dicen los locales que el sonido de la guerra se escucha en Guliaipole cada cinco minutos. Ni siquiera reaccionan ya al sonido de las bombas y menos todavía, al intercambio de disparos. Muchas de las casas de civiles han sido demolidas por los impactos de la artillería enemiga y decenas de personas sobreviven en los sótanos junto a sus perros y sus gatos. Es verdaderamente admirable el modo en que muchos de ellos cuidan de sus animales. Algunos duermen sobre un colchón tirado sobre el suelo. Todavía hace frío y la humedad no ayuda. Los rusos han destruido hasta el templo del patriarcado de Moscú. Cocinan en un puchero sobre el suelo. Dicen los de Guliaipole que no respetan ni sus propias iglesias.

"Esos hijos de puta se están follando nuestros hogares y con ellos, a un montón de personas pacíficas", nos dice Alexánder mientras nos muestra la devastación. "¡La ciudad ha sufrido mucho! ¡No hay luz desde el 2 de marzo! ¡Tampoco hay agua, ni tiendas! ¡Las farmacias no abren! ¿Hay respuestas para todas tus preguntas? No lo creo. Yo estoy trabajando como conductor. Y la única respuesta a lo que hay aquí... ¡es el horror! ¡todos los malditos días hay destrucción debido a los bombardeos orcos!".

"¡La ciudad aguanta! ¡Pero sufrió daños significativos! ¡Está siendo defendida por nuestras Fuerzas Armadas!", añade Julia Tyutyunnyk. "Tienen que darse cuenta que esa gente no son fascistas. Son un régimen mucho más aterrador que barre todo a su paso. No quiero ni pensar en ello, pero nuestra ciudad puede llegar a perder todos los monumentos históricos que quedaron de la época de Majnó. ¡Hay muchas casas destruidas y, en las afueras, en el campo, la gente ha sufrido mucho! ¡Sabemos que hay muchas víctimas en las afueras! ¡Y es especialmente difícil para los ancianos! ¡Esos malditos les robaron la vejez!".

Julia: "No son fascistas. Son un régimen mucho más aterrador que barre todo a su paso"

"El mundo ruso ha venido a nuestro país", nos dice Anna Trofimets. "Se han quedado asombrados del nivel de vida de nuestra gente. Han dejado inscripciones sobre las paredes de las casas destruidas: '¿Quién te permitió vivir tan bellamente?' Han robado electrodomésticos, ropa e incluso la comida de los perros. No sabemos si lograron llevarlo de vuelta a Rusia. Su gobierno tira sumas locas y astronómicas de dinero para financiar la guerra,. Armas tan caras como el misil que, afortunadamente, cayó en el retrete. Y entre tanto, sus soldados se ven obligados a saquear y a robar objetos ensangrentados en el nombre de un paranoico que no logra calmar su apetito".

El llamado Territorio Libre de Ucrania –popularmente conocido como Majnovia– fue uno de los ensayos sociales liderados por anarcocomunistas más importantes de la historia. Hace justamente un año que se cumplió el primer centenario de la derrota del Ejército Negro ucraniano, también a manos de los rusos bolcheviques (1921). Pocos personajes históricos tienen las manos más manchadas de sangre anarquista que Trotsky.

Antes de la ocupación, Néstor era el activo más poderoso con el que contaba Guliaipole para captar el interés de los visitantes extranjeros. Los cafés locales estaban decorados con sus retratos y en las tiendecitas del hermoso centro de la ciudad menudeaban las tazas y los imanes de nevera con impresiones de las míticas tachankas, carros movidos por caballos y manejados por tres hombres donde las partidas anarquistas solían incrustar una ametralladora.

Majnó fue un visionario que advirtió las ventajas de la artillería transportada, en este caso por caballos. Gracias a las habilidades militares de él y sus comandantes, llegaron a dominar un territorio de una superficie semejante a un tercio de España. Mientras los bolcheviques daban forma a su distopía totalitaria, los únicos verdaderos soviet libres fueron los creados por los majnovistas, que ni siquiera llegaron a imponer el anarquismo a los campesinos que se levantaron junto a ellos, para no traicionar, de esa manera, su respeto a la libertad individual y a los principios de la libre adhesión a su proyecto social.

La pequeña localidad de Guliapole devastada por los bombardeos rusos.
La pequeña localidad de Guliapole devastada por los bombardeos rusos. Fotos cedidas

Hay una calle de la población dedicada al anarquista además de las dos citadas estatuas metálicas y bañadas en oro. La sede del concejo local es el antiguo cuartel del Ejército Negro, y muchos de los bellos edificios prerrevolucionarios que antes era posible visitar formaban parte también de la historia del majnovismo. La idea de la administración local era crear una ruta de Majnó con "islas de interés". Y luego llegaron los rusos...

Es cierto, sin embargo, que no todo el mundo en la ciudad celebraba al personaje. La mayoría lo recuerdan como el Robin Hood de irreductible alma cosaca que robaba a los terratenientes ucranianos y los colonos alemanes para dárselo a los pobres. Pero otros han hecho suyas las ideas extendidas durante más de medio siglo por los bolcheviques y se refieren a él como un bandido.

Además, tras la Ucrania emergida del Euromaidán y de la guerra todavía viva, comenzó también a ser visto como un héroe nacional. Paradójicamente, algunos le hacían un lugar al lado de Petliura o de Stepan Bandera. A nadie parecía molestarle ni los anacronismos ni el disparate que es en sí mismo asociar a ultranacionalistas de tendencias fascistas con un internacionalista antiautoritario. Sus enemigos acostumbran a reprochar las alianzas eventuales de los majnovistas con el Ejército rojo, en su lucha contra Denikin (los zaristas), el hetmanato de Skoropadskyi, los burgueses de Petliura o las tropas alemanas que se enseñorearon de Ucrania tras el acuerdo de Brest-Litovsk.

Entre los bulos más recientes extendidos en la Ucrania post soviética se hallan un conjunto de leyendas que sugieren que Majnó y el resto de los comandantes dejaron escondidos antes de huir del país una serie de tesoros y botines capturados en el transcurso de sus razias. Toda esta nueva variante de la explotación de la memoria se hallaba abiertamente en colisión con ciertos hechos probados: el primero es que Majnó y sus hombres mostraban un absoluto desprecio por los bienes materiales e incluso llegaron a prohibir los saqueos a sus partidas. Hubo expropiaciones, eso es cierto, pero salvo en raras ocasiones como en la expedición punitiva dirigida contra los bolcheviques en Mariupol –donde tomaron varios millones de rublos del banco estatal–, no arrasaban los territorios conquistados como vulgares bandoleros y, si eventualmente, alguien lo hacía, se le castigaba con la muerte porque no querían llevar en sus partidas a "aprovechados oportunistas de la guerra".

Algunos días antes del comienzo de la invasión, los locales se congratulaban del hallazgo casual en uno de los cementerios de Guliaipole de la tumba del padrino de Néstor, Hryhoriy Herasymovych Kovalenko, nacido en 1860. Kovalenko vivió 98 años y sobrevivió casi un cuarto de siglo a su famoso ahijado. La alegría del hallazgo, sin embargo, duró poco y quedó inmediatamente oscurecida por las bombas.

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