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Van Rompuy: "Dejamos que los problemas se pudriesen"

El presidente de los 27 reconoce que la UE actúa tarde y sobrepasada por la crisis

DANIEL BASTEIRO

Cuando llegó, hace algo más de un año, era el 'anestesista local', según un apodo que se hizo popular para describir su carácter. No había curado de su grave enfermedad institucional a Bélgica, país del que fue primer ministro durante casi un año. La había aletargado antes de que hace siete meses el país comenzase una lenta y extenuante carrera por el récord mundial en días sin Gobierno, donde ya se sitúa sólo por detrás de Irak. Después, un eurodiputado euroescéptico lo llamó 'trapo mojado' por no haber sido votado por los ciudadanos para el puesto, que consiste en presidir las cumbres de jefes de Gobierno pero que no tiene asignadas competencias específicas.

Ayer, Herman Van Rompuy celebró que llega vivo al 2011 tras apagar muchas chispas entre los líderes europeos, empezando por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, y siguiendo por los jefes de Gobierno de los países que más han sufrido la crisis, entre ellos España.

'Nadie se dio cuenta de que en un problema en un pequeño país [Grecia] podría convertirse tan rápidamente en un problema para el conjunto de la zona euro e incluso para la economía mundial', confesó en la presentación de un informe que resume las decisiones que el año pasado tomó el Consejo Europeo que él preside. Implícitamente, Van Rompuy aludió a los meses de dilación y recelo de Alemania a acudir al rescate de la economía helena, al que siguió el de Irlanda.

'Nos sorprendieron los acontecimientos', reconoció Van Rompuy, rompiendo el círculo vicioso de la autocomplacencia que generalmente rodea a las instituciones europeas. Según él, la carrera a rebufo de los mercados se debe a una década perdida, expresión a menudo utilizada por Felipe González, en cuanto a la coordinación de políticas económicas. 'En la primera década del euro dejamos que los problemas se pudriesen', sentenció.

Pocos diplomáticos europeos considerarían hoy, más de un año después de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que el puesto de Van Rompuy creado entonces haya sido determinante a la hora de capear la crisis. Sin embargo, la Alta Representante para la Política Exterior, Catherine Ashton, sale peor parada pese a contar con mucho más poder que el ahora añorado Javier Solana.

Van Rompuy comparte con Ahton su desconfianza hacia los medios de comunicación, a los que apenas da entrevistas o ruedas de prensa. Ayer fue una excepción. Tras la presentación de su informe, Van Rompuy charló animadamente con la prensa, a la que deseó 'mucha inspiración' para cubrir sus actividades este año. 'Pero no mucha, no mucha', bromeó antes de volver a apartarse de los focos, donde se encuentra más cómodo.

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