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Rusia machaca las fuerzas ucranianas en menos de 12 horas

Moscú ataca con toda la dureza de la que es capaz, para destruir gran parte de las capacidades defensivas del país. Bombardeos por prácticamente todo el territorio ucraniano, asaltos aéreos incluso en la propia capital Kiev y sobre todo una gran incertidumbre.

Militares rusos sobre un vehículo blindado con la letra 'Z' pintada, al inicio del ataque sobre Ucrania, en la ciudad de Armyansk (Crimea). REUTERS/Stringer
Militares rusos sobre un vehículo blindado con la letra 'Z' pintada, al inicio del ataque sobre Ucrania, en la ciudad de Armyansk (Crimea). Stringer / REUTERS

A las 5 de la mañana del 24 de febrero Rusia empezaba una campaña militar contra Ucrania con el objetivo declarado por los dirigentes rusos de "borrar el nazismo" de ese país. Los síntomas de que una operación bélica era posible llevaban semanas sobre la mesa de negociaciones. Aun así, era difícilmente creíble que finalmente el presidente ruso, Vladimir Putin, iba a dar la orden de atacar.

En los últimos días las señales se volvieron cada vez más claras, evacuación de diplomáticos, quema de los archivos de la embajada y consulados rusos en Ucrania. Finalmente el cierre de todo el espacio aéreo en la frontera ruso-ucraniana. Sin embargo, pocos analistas hubieran apostado aun así por la invasión.

Sin embargo, el ataque se ha producido. Un ataque masivo que, como se vanagloriaba el Ministerio ruso de Defensa, ha destruido gran parte de las capacidades defensivas ucranianas en las primeras horas. Fueron atacados entre muchos otros objetivos 11 aeródromos, 3 puestos de mando y 18 radares de baterías antiaéreas. Ello dejó prácticamente fuera de juego a la defensa antiaérea ucraniana, eliminada en un 90% ya el primer día, al menos de esta manera lo presentan las fuentes rusas.

Los bombardeos contra bases aéreas, navales, puestos de mando, almacenes y bases terrestres se efectuaron en sucesivas oleadas de ataques de misiles de crucero, aviación y artillería en las zonas cercanas a la frontera entre Rusia y Ucrania.

Soldados del Ejército ucraniano en un camión militar, en la región de Kharkiv, al este de Ucrania. REUTERS/Antonio Bronic
Soldados del Ejército ucraniano en un camión militar, en la región de Kharkiv, al este de Ucrania. Antonio Bronic / REUTERS

Parece ya claro que Ucrania no se esperaba este ataque y que muchas de sus aeronaves, barcos y blindados han quedado destruidos o dañados. Aunque no todos, y aun durante la primera jornada de guerra se podían unos pocos aviones ucranianos del modelo Mig-29 sobrevolando Kiev. Incluso haciendo alguna misión de ataque a tierra contra las tropas rusas que habían desembarcado en uno de los aeropuerto de la capital traídos por más de 30 helicópteros rusos, al parecer desde la vecina Bielorrusia.

Precisamente al menos dos de esos helicópteros fueron derribados por los ucranianos. Haciendo al menos uno un aterrizaje de emergencia y siendo sus pilotos rescatados. Por los daños que presente la aeronave, posiblemente fue dañada por un misil Stinger, una de esas piezas de armamento suministradas a Ucrania por sus socios occidentales en los últimos días.

En otras partes del país, las más cercanas a la frontera, las tropas rusas parece que han encontrado poca resistencia y han podido ir avanzando, especialmente en la punta de lanza rusa que ha salido de Crimea hacia el norte, y la punta de lanza norte que ha atacado la región de Sumi. Allí las tropas rusas han avanzado varias decenas de kilómetros sin resistencia notables de los ucranianos.

Donde si ha habido combates ha sido en la ciudad de Járkov. A las afueras de esta ciudad, un importante centro industrial del este de Ucrania y muy cerca de la frontera con Rusia, las partes se han enfrentado dejando varios vehículos destruidos, tanto rusos como ucranianos.

Reacción ciudadana

Los ucranianos de a pie se han levantado incrédulos de lo que sucedía. La mayoría las primeras noticias sobre la invasión las ha recibido por el ruido de los ataques a las instalaciones militares e infraestructuras, y es que realmente los ataques han afectado a gran parte del país. A partir de ese momento se mezclaba la rabia y sorpresa por lo que estaba ocurriendo. "Rusia nos ha atacado!!!, no se puede creer a los rusos" decía Petr desde Kiev. Añadía que "ahora todos verán que son unos asesinos".

Ciudadanos ucranianos se refugian en la estación de metro de Kiev, tras la alarma de las sirenas antiaéreas por los bombardeos de Rusia. EFE/STRINGER
Ciudadanos ucranianos se refugian en la estación de metro de Kiev, tras la alarma de las sirenas antiaéreas por los bombardeos de Rusia. Stringer / EFE

Por su parte, Vitaliy, de la ciudad cercana a Vasilkiv, donde hay una base de las fuerzas aéreas ucranianas que también ha sido atacada, opinaba que "esto es algo limitado y estoy seguro que nuestras tropas los pararán. Y si aguantamos 5-7 días, se retirarán". También tenía claro que había que ir con mucho cuidado con las noticias bélicas, ya que muchas podían ser simplemente mentira, como el rumor de que los tanques rusos estaban a las afueras de Járkov, "eso no puede ser, es una fake news" sentenciaba.

Unas horas más tarde, admitía sin embargo que los tanques sí estaban allí y que la región cercana de Sumy prácticamente ya había caído, dejando abierto un pasillo casi directo hacía la capital Kiev.

Mientras , las autoridades, especialmente por medio del presidente Volodímir Zalenski, se dedicaban a hacer anuncios sobre la situación cada pocas horas. Unos anuncios que para la mayoría de la gente aportan poco o nada, llegando incluso a ser más visto en Ucrania el vídeo de YouTube del discurso de Lukashenko sobre la situación que el de Zelenskiy. Una clara señal de que la gente comprende que la postura del presidente bielorruso, cercano como pocos a Putin en las últimas fechas, puede ser más esclarecedora sobre lo que va a venir luego que lo que diga el mismo presidente ucraniano.

Edificio dañado tras el ataque de las tropas rusas en Járkov, Ucrania. EFE/Sergey Kozlov
Edificio dañado tras el ataque de las tropas rusas en Járkov, Ucrania. Sergey Kozlov / EFE

La parte rusa, por su lado, no ha hecho más que desorientar y justificar sus acciones militares. Así, en un primer momento se habló de una acción limitada destinada a liberar todo el territorio de las regiones de Donetsk y Lugansk más allá de la línea del frente en el momento de reconocimiento. Pero después el Kremlin por medio del propio Putin declaró que lo que quieren realmente es salvar al país de una dirección de índole neonazi que lo ha secuestrado. Un discurso poco detallado y destinado al público en general, ya que es cierto que la agenda política está en cierta manera dictada por grupo de extrema derecha, pero el propio presidente es de origen judío.

Lo que la primera jornada ha dejado claro, es que Rusia ha entrado con todo y no se va a parar en el Donbass. Igualmente, los ocho años que Kiev declaraba estar en guerra con Moscú y haber sido capaz de pararla, eran pura propaganda. Una vez enfrentados al ejército regular ruso, los ucranianos están sufriendo una estrepitosa derrota que puede acabar en una desastrosa huida del gobierno y presidente del país. Algo que si llega a suceder, podría hacer que toda la resistencia que quede, se derrumbe por completo. Aunque por otro lado, ante el avance y capacidad de maniobra rusa, es posible que si el presidente y ejecutivo no salen, pueden ser capturados por efectivos rusos.

Quizás la única nota mínimamente positiva es la escasa cantidad, al menos de momento reportada, de víctimas civiles. Algo que posiblemente se esté intentando evitar mediante el uso de una gran cantidad de armamento de precisión. Si los combates se alargan en el tiempo, muy posiblemente este tipo de armamento, mucho más caro, le de su turno al menos preciso.

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