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El saqueo israelí de las propiedades palestinas en 1948, revisitado
El historiador israelí Adam Raz acaba de publicar un libro que aporta numerosos testimonios y documentos sobre el saqueo de los bienes materiales de los palestinos durante la guerra de 1948, cuando se estableció Israel. Después de consultar más de 30 archivos, Raz presenta un terrible panorama que es tabú para la academia israelí y para la población judía en general.
Eugenio García Gascón
Soldados y civiles judíos saquearon masivamente las propiedades de sus vecinos palestinos en el transcurso de la guerra de 1948, cuando se estableció el estado de Israel, según recoge un libro recién publicado por el historiador israelí Adam Raz, un texto que aporta numerosos datos inéditos sobre ese fenómeno que ya se conocía por relatos puntuales pero no de una manera sistemática.
Aunque el entonces primer ministro David Ben Gurion dijo que "casi todos los judíos son ladrones", el estudio indica que las autoridades judías e israelíes prefirieron no intervenir para evitar el saqueo de los bienes palestinos. "Resulta que casi todos los judíos son ladrones... Lo digo de una manera deliberada y sencilla porque desgraciadamente es verdad".
Los judíos robaron miles de latas de caviar, champán y alfombras, todo lo que hallaron en las casas de los árabes
Las palabras de Ben Gurion, recogidas en las minutas de una reunión del comité central de Mapai, la formación que luego se convirtió en el Partido Laborista Israelí, celebrada el 24 de julio de 1948, entran de lleno en el campo de las que han escrito numerosos historiadores antisemitas. El documento que cita Raz se halla en los archivos de dicha formación política.
"¡La gente del Valle de Yezreel robó! Los pioneros de los pioneros (...) y todos participaron, bendito sea el nombre de Dios; ¡la gente del moshav Nahalal! Esto es un golpe general. Es terrible porque muestra una tendencia básica. Robos y asaltos, ¿y de dónde nos ha venido todo esto? ¿Por qué la gente de Israel –constructores, creadores y pioneros han hecho esto?, ¿qué ha ocurrido?", dice Ben Gurion según los protocolos guardados en el archivo del Partido Laborista.
Los judíos robaron refrigeradores y miles de latas de caviar, champán y alfombras, todo lo que hallaron en las casas de sus vecinos árabes a los que acababan de expulsar creando un éxodo de aproximadamente 750.000 palestinos que tuvieron que refugiarse fuera de los territorios ocupados por la Hagana, la fuerza armada judía que poco después se convirtió en ejército regular, un acontecimiento que los palestinos conocen como Nakba o catástrofe.
La investigación aporta documentos de entre los años 1947 y 1949 guardados en archivos locales y se recoge en un solo volumen titulado Saqueo de la propiedad árabe en la Guerra de la Independencia. Los documentos hacen referencia a toda la geografía del actual estado de Israel, desde la ciudad de Tiberiades en el norte hasta Bersheva en el sur, desde Yafa en el oeste hasta Jerusalén en este, y concierne a pueblos, mezquitas e iglesias diseminadas por todo el país.
"Muchos sectores israelíes –tanto civiles como soldados– estuvieron implicados en saqueo de las propiedades de la población árabe", dijo Raz al diario Haaretz esta semana. "El saqueo se propagó como un fuego salvaje entre la gente". Afectó a decenas de miles de casas, almacenes, empresas, equipamientos mecánicos, productos de granjas, ganado y otras cosas. Incluyó pianos, libros, ropa, joyas, muebles, aparatos eléctricos, motores y vehículos, dijo Raz.
El historiador ha concentrado su trabajo únicamente en objetos movibles que podían meterse en sacos o transportarse en vehículos. Raz ha dejado para otros historiadores el estudio del robo de viviendas y edificios de la población palestina expulsada, un fenómeno que se dio tanto en las grandes ciudades como en localidades menores.
Ben Gurion no fue el único dirigente judío que se refirió a los saqueos sistemáticos, algo que todo el mundo debió conocer dada su magnitud. Yitzkak Ben Zvi, que había estudiado derecho con Ben Gurion años antes y que con el tiempo sería el segundo presidente de Israel, escribió a Ben Gurion en una carta citada por Raz que quienes cometieron esos hechos eran judíos "decentes" que causaron un terrible daño al honor del pueblo judío y a los combatientes.
"Los residentes árabes con pánico huyeron masivamente dejando detrás inmensas propiedades"
"No puedo guardar silencio ante el saqueo, tanto el que fue organizado por grupos como el que no fue organizado y cometieron individuos", escribió Ben Zvi. "El robo se ha convertido en un fenómeno general... Todo el mundo estará de acuerdo en que nuestros ladrones cayeron sobre los barrios abandonados como langostas en un sembrado o en un campo".
Raz menciona innumerables casos de saqueo. Un documento oficial firmado por el funcionario Dov Shafrir en 1949, dice: "Los residentes árabes con pánico huyeron masivamente dejando detrás inmensas propiedades en cientos y millares de viviendas, almacenes y talleres, abandonaron sus cultivos en los campos y la fruta en sus jardines, campos y viñedos, todo en el tumulto de la guerra...".
Otro testimonio es el de Haim Kremer, que pertenecía a la Brigada Neguev de Palmach, un grupo paramilitar judío, y cuya declaración se guarda en el Archivo Yad Tabenkin de Ramat Gan, junto a Tel Aviv: "Como langostas, los residentes (judíos) de Tiberiades se lanzaron sobre las casas (árabes)... Tuvimos que golpearlos, rechazarlos y forzarlos a dejar las cosas en el suelo".
Del diario de Yosef Nachmani, un vecino judío de Tiberiades que había fundado la organización paramilitar Hashomer, Raz extrae la siguiente entrada que también se remonta al año 1948: "La masa judía se puso en marcha y comenzó a saquear los comercios... Decenas y decenas de judíos en grupo robaron en las casas y las tiendas árabes".
El jefe de la Hagana en Tiberiades, Nahum Av, dice en sus memorias que muchos soldados "no se contuvieron y se unieron a las festividades". "La gente iba de una tienda a otra saqueada y tomaba cualquier cosa que quedaba después del vergonzoso robo". El mencionado Kremer añade que se produjo una competición entre diferentes unidades de la Hagana para ver quién saqueaba más, llevándose refrigeradores, camas, etcétera".
Y continúa: "Patrullé por las calles y vi una ciudad (Tiberiades) que hasta poco antes había sido más o menos normal. Pero ahora era una ciudad fantasma, con sus comercios rotos y sus casas vacías... El espectáculo más vergonzoso fue ver a la gente tomando lo que quedaba después del gran robo (...) es algo que nunca debería haberse permitido".
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