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"Vuestro silencio nos está matando", dicen los sirios

Otra decena de muertos en la represión de las protestas

 

E. G. GASCÓN

Al menos una decena de personas murieron ayer en Siria en otra jornada de protestas contra el régimen, que esta vez tuvo como lema 'Vuestro silencio nos está matando', en alusión a algunos países árabes que prefieren permanecer callados antes que criticar al régimen del presidente Bashar al Asad.

Pero la consigna también se dirigía a millones de compatriotas que, por una razón u otra, han decidido mantenerse al margen de las protestas. Una gran parte de la población, tal vez la mayoría, teme que una posible caída del régimen pueda conducir a la llegada de los islamistas y el remedio sea peor que la enfermedad.

Nueva jornada de manifestaciones contra Al Asad en varias ciudades

De hecho, algunos sociólogos destacan que el conjunto de los manifestantes pertenece a las clases más populares. Las clases medias y ricas, en cambio, en general se sienten cómodas con el régimen y no quieren aventuras que nadie sabe adónde pueden conducir. Este miedo a la inestabilidad se nota particularmente en la capital y en Alepo, la segunda ciudad del país, donde abundan las clases medias.

Las protestas se desarrollaron principalmente en varios barrios de Damasco, donde los manifestantes tomaron las calles, y en localidades de sus alre-dedores: Homs, Hama, Deir al-Zor, Lataquia, Banyas, Idlib y Deraa. Las fuerzas de seguridad intervinieron en algunos lugares, pero en otros prefirieron mantenerse al margen, aunque practicaron un elevado número de detenciones.

Atentado contra un oleoducto cerca de Homs, el segundo sabotaje de ese tipo

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde la tarde del jueves las fuerzas de seguridad mataron a cinco civiles en la ciudad oriental de Deir al-Zor y a otros dos civiles en la localidad de Zabadani, no muy lejos de Damasco.

Activistas citados por el servicio en árabe de la BBC indicaron que en Deir al-Zor tuvieron lugar duros enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad cuando los agentes intentaron practicar detenciones en la noche del jueves al viernes. Grupos de personas se reunieron delante de la casa del gobernador de Deir al-Zor para protestar por el corte de las comunicaciones entre esta ciudad y el resto del país.

A las 4 de la madrugada del viernes tuvo lugar una explosión cerca de Homs, una de las ciudades que han visto las protestas más intensas durante las últimas semanas, que destruyó un oleoducto y causó un cráter de 15 metros de diámetro. Es el segundo sabotaje de este tipo que ocurre en Siria en 15 días.

El petróleo, que Siria produce en cantidades moderadas, constituye uno de los principales ingresos del país junto con el turismo, que también se ha visto mermado desde que comenzaron las protestas, a mediados de marzo.

El régimen sirio ha puesto en marcha un tímido paquete de reformas políticas con la intención de salir del atolladero. El Gobierno ha aprobado la creación de partidos políticos, aunque con algunas restricciones antisectarias, pero la medida todavía no ha sido aprobada por el Parlamento, entre otras cosas porque es necesario modificar la Constitución.

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