Este artículo se publicó hace 13 años.
Siria se alza contra la represión
Los manifestantes prenden fuego a dos oficinas del partido Baaz en Tafas y en Lataquia
Eugenio García Gascón
Siria vivió una nueva jornada de protestas en algunas ciudades, principalmente del sur del país, coincidiendo con los entierros de las víctimas del viernes, cuando el número de fallecidos superó la veintena, según los datos revelados por algunas ONG de derechos humanos que no fueron confirmados oficialmente.
En la ciudad de Derá, el epicentro de la revuelta de los últimos nueve días, cientos de personas se congregaron en la plaza principal y cantaron consignas contra el Gobierno. Una pancarta copiaba palabra por palabra las pancartas que se desplegaron en Túnez y Egipto pidiendo la caída del régimen.
Amnistía calcula que al menos 55 personas murieron en los últimos días
Según Amnistía Internacional, el número de fallecidos en Derá y sus alrededores en los últimos días se eleva a al menos 55. Según el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, el número total de víctimas es de 37. Cierta calma regresó a la ciudad y los comercios volvieron a abrir tras varios días de permanecer cerrados. En la vecina localidad de Tafas, también al sur del país, miles de personas participaron en el entierro de tres víctimas del viernes, y prendieron fuego a una oficina local del partido Baaz y a una comisaría de la Policía.
Otra sede local del Baaz fue incendiada en la ciudad mediterránea de Lataquia, donde también se manifestaron cientos de personas. Según un testigo citado por Al Yazira, en Lataquia se registraron tres muertos por disparos de la Policía y de un grupo de francotiradores desconocidos. Otras fuentes cifran en dos el número de muertos en esta ciudad.
Una ONG siria con sede en Londres dijo que Damasco ha puesto en libertad a 260 presos detenidos, la mayoría islamistas, pero también a una docena de kurdos, que habían cumplido las tres cuartas partes de sus condenas. En Siria se estima que hay millares de presos políticos, principalmente islamistas.
Una ONG informa de la liberación de 260 presos, en su mayoría islamistas
El Gobierno sirio se encuentra en una tesitura difícil y teme que las protestas se conviertan en masivas y conduzcan a la caída del régimen. En Siria no existe una oposición organizada y los islamistas son, además del Ejército, la única fuerza sólida y capaz de hacerse con el poder.
Promesas de diálogoBuzeina Shaaban, consejera política del presidente Bashar al Asad, declaró al diario Al Hayat que el Gobierno está preparado para discutir cualquier petición de la población, dando a entender que en los próximos días se verán movimientos en este sentido.
El jueves la propia Shaaban anunció que el Ejecutivo está estudiando una serie de medidas reformistas entre las que se encuentran la de poner fin a la ley marcial, que está en vigor desde la llegada del Baaz al poder, en 1963; la liberalización de la rigurosa ley de prensa en un país cuyos medios de comunicación están controlados por el Estado; la autorización de partidos políticos, y la subida de los salarios de los funcionarios.
Anoche se comentaba en Damasco que Al Asad estaba preparando un inminente cambio de Gobierno. Con esta medida, Al Asad pretende ganar tiempo para realizar cuanto antes las reformas prometidas e incluir caras nuevas en el Gabinete.
El escritor y activista de derechos humanos Fayez Sara ha denunciado la actuación de la Policía frente a los manifestantes recordando que todas las concentraciones han sido pacíficas y que la Policía las ha reprimido con violencia. En algunos casos los manifestantes han denunciado que policías de paisano se han convertido en francotiradores que han disparado contra los manifestantes desde los edificios vecinos con el único fin de provocar miedo para disolver las concentraciones.
El Gobierno sostiene que los francotiradores no son policías, sino "grupos de provocadores" que deliberadamente han matado y herido a manifestantes para crear confusión y caos y para alimentar las protestas, una explicación que los manifestantes no se creen. Tampoco las organizaciones de defensa de derechos humanos.
"Las palabras de Al Asad sobre reformas no significan nada cuando sus fuerzas de seguridad están acribillando a la gente que quiere hablar de ellas", dijo el viernes Sarah Leah Whitson, directora de Human Rights Watch para Oriente Medio y el norte de África.
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