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La UE apoya a Armenia en el conflicto con Azerbaiyán pero convoca una nueva reunión para buscar la paz

La ausencia de Ilham Alíev, presidente de Azerbaiyán, puede haber abierto una brecha entre este país y la UE difícil de cerrar, y que solo beneficia a Armenia, convertida en la víctima de la tragedia de Nagorno Karabaj.

Cumbre Granada presidente de Armenia
De izquierda a derecha de la imagen. Olaf Scholz, canciller alemán, Nikol Pashinyan, primer ministro de Armenia, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Emmanuel Macron, presidente de Francia, en la cumbre de Granada. Kay Nietfeld / DPA | EP

La decisión Ilham Alíev, presidente de Azerbaiyán, de no acudir a la cumbre que ha celebrado este jueves en Granada la Comunidad Política Europea (CPE) quizá esté justificada por los desaires franceses al Gobierno de Bakú, pero puede haber abierto una brecha entre Azerbaiyán y la UE difícil de cerrar, y que solo beneficia a Armenia, convertida en la víctima de la tragedia de Nagorno Karabaj.

No obstante, la UE ha aprovechado el marco de la cumbre, para, sin dejar de apuntar el dedo acusador contra Azerbaiyán, convocar de nuevo a Alíev y al primer ministro armenio, Nikol Pashinian, a que se vean las caras a fin de mes en Bruselas y puedan avanzar hacia la firma de un acuerdo de paz.

Hace unos días se levantó una gran expectación ante la posibilidad de que Armenia y Azerbaiyán se sentaran a la mesa de las negociaciones en el marco de la tercera cumbre de la Comunidad Política Europea que este jueves se ha celebrado en Granada.

Aunque no había suficiente confianza para que ambos países firmaran un tratado de paz o siquiera un armisticio, sí se esperaba que se abriera un canal de diálogo que trajera un alto el fuego duradero en la Transcaucasia, una región del sur del Cáucaso estratégica por estar encajonada entre potencias como Rusia, Turquía e Irán, y clave para el trasiego de hidrocarburos desde la rica cuenca del mar Caspio.

Un conflicto de décadas

Armenia y Azerbaiyán han estado enfrentados durante más de tres décadas, con varias guerras de por medio, por el dominio de Nagorno Karabaj, un enclave de mayoría étnica armenia situado en el corazón de Azerbaiyán. Los enfrentamientos desatados al final del periodo soviético por el control de Karabaj, en 1988, se emponzoñaron al caer la URSS, y dieron lugar a una cruenta guerra que acabó en 1994 con Armenia vencedora, pero con muchos chispazos en décadas posteriores.

Armenia se hacía entonces con la "protección" de un Nagorno Karabaj secesionado de facto de Azerbaiyán y se apoderaba, de paso, de algunos territorios de este país para que sirvieran de zona de contención contra los azerbaiyanos.

Una nueva confrontación armada en 2020 dejó a los azerbaiyanos esta vez como vencedores y despejó el camino para la operación militar lanzada este mes de septiembre por el régimen de Alíev para reconquistar Nagorno Karabaj y desbaratar toda su estructura política, administrativa y económica ligada a Armenia.

La operación relámpago azerbaiyana y el éxodo armenio

El ataque relámpago de apenas una jornada dejó casi 200 muertos y despertó en Armenia el temor a una limpieza étnica, como las vividas en esos dos países caucasianos al desaparecer la URSS, pero con unas raíces mucho más profundas en la región. Los armenios recordaron el genocidio protagonizado por el Imperio Otomano a principios del siglo XX contra la población armenia de Anatolia, que se saldó con un millón y medio de muertos.

En estos momentos, casi la totalidad de la población armenia de Nagorno Karabaj, que estaba cifrada en unas 120.000 personas, ha abandonado este territorio y se agolpa en campamentos levantados apresuradamente en Armenia o están refugiados en casas de parientes armenios.

Aunque no se produjeron incidentes graves en este éxodo, persiste el miedo a que Azerbaiyán decida atacar Armenia para crear una nueva zona de contención o que Ereván intente hacer lo mismo pese a su actual inferioridad militar.

La reunión frustrada por los franceses

En estas circunstancias, la reunión prevista para este jueves era muy importante a fin de rebajar la tensión. Estaban convocados Alíev y Nikol Pashinian, el primer ministro armenio, y actuaban de padrinos del encuentro el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

Azerbaiyán quería que participara en las conversaciones el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, pero su presencia no era bien acogida por los otros mandatarios, demasiado cercanos a la postura francesa proarmenia. Turquía es la principal aliada de Azerbaiyán en esa región donde confluyen Europa y Asia, y, junto a Israel, la responsable de la modernización militar azerbaiyana que llevó a la victoria de septiembre.

Finalmente, y tras la decisión del amigo Erdogan de no atender en Granada a la convocatoria, Alíev decidió hacer lo mismo y faltar al encuentro. Se desbarataba así el incipiente proceso de paz.

Según Hikmet Hajiyev, asesor de Alíev, Azerbaiyán estaba dispuesto a celebrar esas conversaciones con Armenia, pero éstas se vieron frustradas por la "política militarista" de Francia en el Cáucaso Sur.

La tensión se disparó después de que el miércoles la ministra de Asuntos Exteriores francesa, Catherine Colonna, en una visita a Armenia prometiera al Gobierno de Ereván equipamiento militar destinado a "asegurar su capacidad defensiva".

Hajiyev indicó que no es correcto considerar a Alíev como el saboteador de la reunión bajo los auspicios de la CPE en Granada. "Azerbaiyán está dispuesto a celebrar encuentros tripartitos en Bruselas, pronto y en un formato que incluya a Azerbaiyán, Armenia y la Unión Europea", explicó el asesor de Alíev. 

Una de cal y otra de arena

Ahora, la Unión Europea ha dado una de cal y otra de arena. Se ha unido a Francia a la hora de respaldar a Armenia y al tiempo ha convocado a los dos contrincantes a una nueva reunión.

Este jueves, el tema armenio-azerbaiyano estaba sobre la mesa del diálogo europeo, a pesar de la ausencia de Alíev. Al contrario que el líder azerbaiyano, el primer ministro armenio sí participó en la cumbre y recibió los parabienes de casi todos, incluida la estrella del encuentro, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Pashinian se reunió con Macron, Scholz y Michel, quien finalmente cursó una invitación al primer ministro y al presidente azerbaiyano ausente para que se reúnan a fines de mes en Bruselas y traten de buscar soluciones al conflicto bilateral entre los dos países.

"Estamos decididos a desempeñar un papel [en esta crisis] y apoyar a un Cáucaso estable y próspero. No escondemos nada y creemos que podemos ser un interlocutor efectivo", aseveró Michel el rueda de prensa.

Ursula von der Leyen:  "Apoyamos con firmeza a Armenia"

Sin embargo, las buenas palabras de Michel estuvieron antecedidas en esta jornada por el tono más agresivo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

"Apoyamos con firmeza a Armenia", afirmó en sus primeras palabras a la prensa nada más llegar al Palacio de Congresos de Granada que acogió la cumbre.

Von der Leyen reiteró su condena a la operación militar lanzada por Azerbaiyán y afirmó que estaba trabajando en la búsqueda de una solución, seguramente la convocatoria que después haría Michel.

Y para reforzar el apoyo a Armenia, Von der Leyen anunció que la UE doblará su ayuda humanitaria a Armenia hasta los 10,4 millones de euros.

Pashinian lamentó que no se pudiera haber reunido con Alíev y dijo que esa reunión habría permitido firmar un documento que habría sido un "punto de inflexión" en la confrontación entre los dos países.

La madeja enredada del Cáucaso

La reunión de Bruselas parecería un buen comienzo para alcanzar algún tipo de cordialidad entre los dos países enfrentados desde tiempos de la Guerra Fría, si la situación del Cáucaso sur no fuera tan compleja.

Además del interés creciente de Francia en el área, respaldada por la UE, Estados Unidos lleva tiempo ya coqueteando con Armenia, con ejercicios militares conjuntos incluidos. Ello ha llevado a Rusia, tradicional aliada de Ereván, a enfriar sus relaciones con los armenios y a mirar a otro lado cuando Azerbaiyán atacó en septiembre Nagorno Karabaj.

Los armenios prefieren culpar a los rusos de su derrota, por dejarlos solos ante los azerbaiyanos

Armenia acusó a Rusia de traidora, pues existía un compromiso por parte de las fuerzas de paz rusas estacionadas en Karabaj de impedir cualquier acontecimiento como el que estaba ocurriendo.

Hay otros dos países interesados en este enrevesado conflicto. Irán mantiene buenas relaciones con Armenia, pues su enemigo mortal en Oriente Medio, esto es Israel, es, junto a Turquía, quien ha armado a Azerbaiyán. La mala relación entre Teherán y Bakú también está conectada con la persecución de la minoría azerí que habita el noroeste de Irán.

Israel ha suministrado a Azerbaiyán una gran variedad de armas modernas, entre ellas drones de combate y ya desde 2016 se conocía su utilización en enfrentamientos con Armenia. Un acuerdo por más de mil millones de dólares, sufragado por el gas y petróleo azerbaiyanos que se venden cada vez más en Occidente, permitió pertrechar al ejército azerí con este tipo de armas.

Al frente, las armas modernas azerbaiyanas tenían a un ejército, el armenio, y a las milicias de Nagorno Karabaj pertrechados con material de origen soviético, en malas condiciones e incapaz de competir con la tecnología bélica israelí.

En todo caso, y no sin cierta razón, los armenios prefieren culpar a los rusos de su derrota, por dejarlos solos ante los azerbaiyanos armados de drones y otros artefactos de última generación.

Rusia está implicada en Ucrania en una guerra a una escala mucho mayor que la de Karabaj, y tampoco gusta mucho de quienes tontean con el contrincante, como ha hecho Armenia con Occidente. Ahora toca ver si, una vez perdido Nagorno Karabaj, el atractivo de un acercamiento a Occidente les merece a los armenios pasar página y buscar otros horizontes distintos a Moscú en Bruselas.

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