Este artículo se publicó hace 2 años.
Los últimos días decisivos en la campaña electoral para la Presidencia de Francia
En una campaña atravesada por los recientes sucesos de la guerra de Rusia y Ucrania, los candidatos franceses se posicionan frente al conflicto y aparecen en sus últimos actos.
Rafael Cañas (EFE)
París-Actualizado a
La campaña para la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas entra este lunes en su semana decisiva, con la votación el próximo domingo y el debate protagonizado en buena parte por la guerra de Ucrania.
Con las duras imágenes sobre las denuncias de matanzas de civiles por parte de soldados rusos en Bucha dominando el ciclo informativo, el conflicto acaparó este lunes, de nuevo, la jornada electoral.
Emmanuel Macron, presidente saliente y gran favorito para lograr un nuevo mandato, se apresuró a pedir nuevas sanciones internacionales contra Rusia, especialmente un embargo europeo al carbón y al petróleo de ese país.
"Hay indicios muy claros de crímenes de guerra", afirmó durante una entrevista con la emisora de radio France Inter, en la que exigió que haya una concertación europea con nuevas sanciones "en los próximos días".
Preguntado expresamente acerca de si el presidente ruso, Vladímir Putin, debería rendir cuentas personalmente por esas matanzas, eludió dar nombres, pero sí subrayó que "quienes han estado en el origen de estos crímenes tendrán que responder", porque "no habrá paz sin justicia".
Macron ha sido hasta ahora el interlocutor privilegiado de Putin y desde el Elíseo se dio a entender este lunes que, pese a los sucesos de Bucha, ese rol va a continuar porque para Francia "es importante" que conozca sus exigencias "y el coste de no atenderlas".
Y la ultraderechista Marine Le Pen, que en su folleto de campaña tenía una foto estrechando la mano del líder ruso, afirmó que lo ocurrido en esa ciudad ucraniana "es claramente un crimen de guerra".
En unas declaraciones televisivas con el canal informativo BFMTV, Le Pen también esquivó culpar directamente a Putin y señaló que eso es algo que deberá decidir una investigación internacional a cargo de Naciones Unidas. Todos los demás candidatos de entidad se apresuraron a emitir declaraciones de condena.
Últimas cartas para jugar
Con muy pocos días ya para pescar votos, los aspirantes a llegar al Palacio del Elíseo comienzan a jugar las que ya son sus últimas cartas para mejorar sus posiciones.
La campaña de Macron anunció que su candidato viajará este martes a Spézet, una pequeña población de poco más de 1.700 habitantes, dentro de su estrategia de realizar unos pocos desplazamientos cortos a zonas poco pobladas.
El ultraderechista Éric Zemmour, que supera a Le Pen en su extremismo, aseguró en la emisora France Info que si llega a la Presidencia expulsará del país a un millón de extranjeros sin papeles o que hayan cometido delitos.
Y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon recibió el apoyo de más de 40 artistas, firmantes de un manifiesto a favor de que en la segunda vuelta, el 24 de abril, haya un aspirante de izquierda.
La conservadora Valérie Pécresse insistió, en la radio RTL, en defender la opción de una "derecha republicana fuerte" frente a la ultraderecha por un lado y a Macron por el otro.
El último sondeo del instituto demoscópico IFOP para varios medios franceses, divulgado este lunes, señala a Macron como el favorito en la votación del domingo, con un 27,5% de las preferencias de los ciudadanos, seguido de Le Pen (22%) y de Mélenchon (15,5%).
Zemmour obtendría un 10%. Las candidatas de los dos grandes partidos tradicionales quedan más atrás: la conservadora Valérie Pécresse tendría un 10% y la socialista Anne Hidalgo un 2%. La abstención se situaría en un 28,5%, similar a la de 2017, y muy inferior a la cifra récord de las regionales del año pasado, del 65,7%.
Si estos datos se confirman el domingo, Macron se jugaría su continuidad en el Elíseo en la segunda vuelta en un nuevo duelo con Le Pen, a la que ya venció en 2017.
Sin embargo, los sondeos apuntan a que el actual mandatario solo vencería a Le Pen por unos seis puntos de diferencia (53-47%), lo que ha generado alarma en su campaña. Los politólogos advierten de que, estadísticamente, hay margen para la sorpresa.
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