Vietnam, uno de los países más castigados por la crisis climática, encarcela de manera arbitraria a una decena de activistas
El país del sudeste asiático recibe miles de millones de dólares de ayuda internacional para combatir la emergencia climática. El requisito para recibirlas implica incluir a las organizaciones civiles en la toma de decisiones.
Daniel Malagón
Madrid-
Tifones, inundaciones, olas de calor, deslizamientos de tierra. Los fenómenos meteorológicos extremos que sufre Vietnam, cada vez más comunes e intensos en la región, sitúan al país entre los cinco más vulnerables a los efectos de la crisis climática en el mundo.
Al mismo tiempo que el país del sudeste asiático recibe miles de millones de dólares de ayuda internacional para combatir la emergencia climática, el Partido Comunista (en sus siglas, PCV) gobernante ha puesto bajo su punto de mira a los activistas climáticos.
Solo en los últimos dos años, el Gobierno de Vietnam ha encarcelado a cinco importantes líderes activistas, entre ellos la primera mujer vietnamita ganadora del prestigioso premio Medioambiental Goldman, Ngu Thi Khanh. La cifra total de arrestados, entre blogueros y activistas, asciende a 12, según informa Human Rights Watch (HRW).
Entre los cinco países más castigados por la crisis climática
Los fenómenos extremos, que han aumentado en duración e intensidad, merman cada año a una de las economías emergentes de Asia, habitada por más de 96 millones de personas.
La economía vietnamita está basada en la agricultura y la industria. En el segundo caso, el país se encuentra en pleno auge, hasta el punto de ser considerado como una de las potencias emergentes de la industria manufacturera procesadora.
La agricultura y la industrias están concentradas en los deltas fluviales, las zonas más vulnerables por inundaciones
El hecho de que ambos sectores estén concentrados en las zonas costeras y los deltas, las más vulnerables a las inundaciones, han llevado a los expertos medioambientales a situar el país entre los cinco más vulnerables ante la emergencia climática.
Un informe del Asian Development Bank publicado en 2021 mostró con detalle una radiografía del impacto que tendrá sobre el país –y ya comienza a padecerlo– de la península indochina ante la crisis climática. Sus efectos, señala, golpearán económica y en demográficamente.
El escrito desglosaba que, en términos de muertes, personas afectadas y daños totales, los ciclones tropicales representan la amenaza natural más importante. En este sentido, más de 80 tormentas diferentes afectan a alrededor de 45 millones de personas. Desde 1953 a 2010 los tifones han provocado la muerte de 19.000 personas.
Las inundaciones, el gran peligro permanente
Le siguen las inundaciones, un desastre silencioso y permanente que ya afecta directamente a 12 millones de personas y que ha provocado 15.000 muertes en ese mismo periodo de tiempo.
Los datos del Banco Asiático de Desarrollo, la organización financiera para el desarrollo económico de Asia y el Pacífico, reflejan que este tipo de catástrofes, además de su mortalidad, son las más dañinas para la economía del país. Los pronósticos estiman que las pérdidas en el Producto Interior Bruto (PIB) podrían ascender a 2.500 millones de dólares anuales durante los próximos 25 años.
La inundación del Mekong provocará el desplazamiento de cinco millones de personas
La consecuente subida del mar, que afectará a todo el globo terráqueo y cuya predicción para el año 2100 apunta a un aumento del nivel de un metro, también supone un gran peligro para Vietnam. Los informes denuncian que el mar engullirá el 40% del delta del Mekong (el principal cultivo de arroz en Vietnam), así como el 10% del delta del río Rojo, otro de los enclaves más importantes.
Esto, a su vez, provocaría el desplazamiento forzoso de hasta cinco millones de personas, de acuerdo a un informe del Gobierno vietnamita.
La guerra del PCV contra el activismo medioambiental
Desde 1934, el partido gobernante en la República Democrática de Vietnam (conocida como Vietnam del Norte) ha sido el Partido de los Trabajadores, fundado por Ho Chi Min y bajo el comunismo como modelo socioeconómico. Años más tarde, tras el fin de la guerra de Vietnam y la reunificación del país en 1976, se instauró una República Socialista con el Partido Comunista de Vietnam como figura autoritaria.
El Ejecutivo de Vietnam, intrínsecamente dictatorial 90 años después y con Nguyen Phu Trọng como secretario general del partido desde 2011, ve a las organizaciones de la sociedad civil como enemigos que deben ser reprimidos. En este contexto, el movimiento defensor de los derechos humanos y la democracia en el país ha quedado destruido en la última década.
Robertson: "El PCV ve al movimiento ambientalista como un nuevo frente político subversivo que debe ser eliminado"
Las políticas de represión del PCV se han materializado en arrestos, encarcelamientos y exilios forzados. Pero, sobre todo, se ha basado en infundir el miedo en la población. Phil Robertson, director adjunto de Human Rights Watch en Asia, ha relatado a Público que el Gobierno vietnamita ha puesto ahora su "mirada hostil" en los activistas del cambio climático. "El PCV ve al movimiento ambientalista como un nuevo frente político subversivo que debe ser eliminado".
Las autoridades vietnamitas defienden que las detenciones de los activistas obedecen a delitos por "evasión fiscal". Sin embargo, los defensores de derechos humanos coinciden en que la razón va más allá.
Detenciones arbitrarias "disfrazadas"
Robertson explica que este recurso, que se muestra como un denominador común en las sentencias de los activistas, tiene como objetivo "disfrazar" las detenciones, que "realmente están siendo llevadas a cabo de manera arbitraria".
"El Gobierno les acusa de evasión fiscal para que sus acciones sean vistas de manera más aceptable ante los ojos de los gobiernos y donantes externos, comprometidos a apoyar a la Asociación para la Transición Energética Justa (en sus siglas, JETP) en alianza con Vietnam".
Ante esta realidad, Robertson asegura que los intentos de las autoridades vietnamitas por esconderlo no sirven de nada, ya que la comunidad internacional ya está, "con razón", alarmada.
La activista medioambiental Thi Ming Hong es uno de los ejemplos de líderes ambientalistas que han sido puestos entre barrotes. La Fiscalía le imputó el pasado septiembre por "evadir 275.000 dólares", supuestamente relacionados con una de sus campañas medioambientales Group Change.
Por esta razón fue sentenciada a tres años de prisión y a pagar una altísima multa. En respuesta, su marido recriminó que la sentencia era "demasiado dura" para el delito por el que se la acusaba. El caso de Hong mostraba otro ejemplo más de cómo la ley se utiliza como arma para perseguir a los activistas climáticos.
HRW: "No hemos visto a otras personas acusadas de evasión fiscal siendo encarceladas"
"HRW considera que el encarcelamiento de estos activistas es arbitrario, especialmente porque no hemos visto a otras personas acusadas de cargos similares de evasión fiscal siendo encarceladas", denuncia Robertson. "En dichos casos, las personas se han enfrentado a sanciones económicas y a la obligación de devolver los impuestos que el Gobierno afirma que adeudan".
En el caso más reciente, el Gobierno empleó una nueva táctica: acusar penalmente a un investigador del cambio climático por "compartir información, sin permiso, que recibió de una corporación estatal". Otra sentencia que fue vista como "absurda", ya que compartir información es muy común entre los investigadores a la hora de diseñar planes de acción para implementar el programa JETP.
Este es el caso de Ngo Thi To Nhien, directora de una agencia de investigación que trabaja en cuestiones de transición energética justa, que fue detenida por la Policía vietnamita el pasado 15 de septiembre, apenas cinco días después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, visitara Hanoi.
Cumbre del clima de Dubai
La Cumbre del Clima de Dubai, la COP28, será la última cita del año clave contra la crisis climática. La comunidad internacional se reunirá desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre para acordar medidas de contención ante el calentamiento global, cuyas consecuencias inciden, en mayor manera, sobre los países del sur del planeta.
Si bien Vietnam es partícipe de varios acuerdos internacionales contra la crisis climática -como el acuerdo de París (2016) o el ya mencionado JEPT-, la represión de los activistas contradice uno de los requisitos para recibir las ayudas internacionales. Para obtenerlas deben implicar a los líderes del movimiento climático en la toma de decisiones dirigidas a una transición energética sostenible.
El próximo septiembre de 2024 Vietnam asistirá al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, con motivo de su cuarta revisión periódica en Ginebra.
En este sentido, el próximo año es clave para el futuro de Vietnam, especialmente en un momento en el que la situación de los derechos humanos en el país se encuentra en jaque. Esto queda demostrado por el aumento de los controles y restricciones contra las ONG internacionales de desarrollo que operan en el país.
El temor de las organizaciones defensoras de los derechos humanos es que la represión contra la sociedad civil se extienda hacia los grupos de desarrollo, contra la trata de personas y o hacia los derechos LGTBI.
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