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Zelaya parte al exilio tras la investidura de Lobo

El depuesto presidente de Honduras seguirá activo en política

DANIEL LOZANO

Mel Zelaya ha acabado su mandato casi siete meses después del golpe de Estado que le derribó y que no le ha permitido volver a dirigir su país, pese a las presiones internacionales y las protestas de la Resistencia. Acompañado por Leonel Fernández, presidente dominicano, y con el visto bueno del nuevo mandatario hondureño, Porfirio Pepe Lobo, abandonó la embajada de Brasil para volar a Santo Domingo, donde ha llegado poco después de las 20.00 hora local (00.00 GMT).

Desde su aterrizaje, se ha convertido en 'huésped distinguido' en su destierro en República Dominicana, donde es considerado 'un símbolo de la democracia en América Latina'. Así le definió Fernández durante una ceremonia al pie del avión que les condujo a ambos desde Tegucigalpa.

De traje, corbata y con su famoso sombrero tejano en la mano, el ex presidente hondureño dejó una frase para la historia: 'He estado 129 días prisionero en mi propio país'. Su mujer, Xiomara de Castro; su hija, Pichu Zelaya; y su principal asesor, Rasel Tomé, asistieron emocionados al inicio de su propio exilio.

'He estado 129 días prisionero en mi propio país'

 'Fui derrocado hace 7 meses. Encabecé una lucha por mi restitución. Y no se pudo conseguir debido al incumplimiento del Acuerdo Tegucicgalpa-San José. Este esfuerzo no fue suficiente, pero deja una enseñanza: las armas no son el camino', explicó Zelaya en la pista del aeropuerto militar de la capital dominicana. El agradecimiento más emocionado, que incluyó los abrazos entre las esposas de amos dirigentes, fue para Leonel, 'que ha venido al rescate por la dignidad de un demócrata'.

Brasil y Lula da Silva, la OEA y José Miguel Insulza, y el resto de presidentes latinoamericanos acapararon los parabienes de Zelaya, que dejó entrever que seguirá en la lucha política.'Las elecciones no son suficientes y Pepe Lobo tendrá que demostrar que trabaja por la reconciliación y cese de la persecución', añadió el presidente.

'La causa hondureña es la causa de toda América Latina', remató Leonel, el principal implicado en el 'rescate histórico para sacar a mi familia de una terrible tragedia', según las palabras de su nuevo huésped.  

La capital dominicana será sólo una parada de varios días en busca de su destino preferido: México. Desde allí, Zelaya pretende incorporarse al Parlamento Centroamericano, donde le corresponde un escaño como ex presidente de su país, según adelantó el propio Fernández. Zelaya entona así su propio 'por ahora', frase histórica que acuñó Hugo Chávez, el gran aliado del ya ex presidente hondureño, tras su fracasado golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez. Zelaya abandonó su refugio de cuatro meses junto a sus más allegados. Antes de su partida, Lobo conversó durante unos minutos, y en tono amigable, con su predecesor.

Una hora antes, el nuevo presidente interrumpió su toma de posesión para firmar el decreto que amnistía a todos los golpistas y que facilita el viaje de Zelaya. 'Ese es el principio de la reconciliación, el perdón del Estado para perdonarnos todos. Hoy queremos sanar las heridas del pasado'.

'Ese es el principio de la reconciliación, el perdón del Estado para perdonarnos todos

Lobo insistió en que se han superado los desacuerdos y pintó un 'horizonte brillante y prometedor', que todavía está por dilucidar tras una crisis política que ha puesto a su país al borde del abismo. 'Hoy quedará firme el Plan de Nación que llevará a Honduras por la ruta del desarrollo y la prosperidad', sentenció.

Pero el público asistente a la deslucida ceremonia presidencial parecía no compartir el ideal de reconciliación de su presidente. Abuchearon injustamente a Leonel Fernández, el gran hacedor del Acuerdo para la Reconstrucción Nacional y el Fortalecimiento de la Democracia. Fernández, el mandatario que ha demostrado mayor altura política tras la catástrofe de Haití, se ha convertido en pieza clave para armar el puzzle que ha permitido la salida de Zelaya. También el embajador estadounidense, Hugo Llorens, y la mención a la OEA concitaron el rechazo de los seguidores del nuevo presidente.

En una de las ceremonias más desangeladas que se recuerda, Lobo se enfundó la banda presidencial arropado por tres mandatarios: Ricardo Martinelli, de Panamá (el único aplaudido) y Ma Ying-jeou, de Taiwán, además de Fernández. Y muy poco más. España ya había anunciado su ausencia, incluida la del príncipe Felipe, habitual en estas ceremonias.

Frialdad para todos ellos y mucha pasión para Micheletti. El ex presidente de facto fue despedido horas antes en medio del clamor de sus hooligans, tras hacer oídos sordos durante meses a todos los actores políticos que suplicaban por su retiro. En una misa de acción de gracias en el santuario de Suyapa, Micheletti cerró sus siete meses de mandato con el grito de guerra que le ha hecho famoso: '¡Viva Honduras, viva Honduras y viva Honduras!' Y añadió: 'Abran la puerta a este noble país que no hizo nada más que defender su democracia y su sentido cristiano'. Se acaba así una de las etapas más oscuras en la historia de Honduras.

Golpe de Estado
El 28 de junio de 2009, militares bajo las órdenes del general Romeo Vásquez detienen y expulsan a Costa Rica al presidente Manuel Zelaya. Roberto Micheletti jura la presidencia.

Acuerdo de San José
El 9 de julio se firma el acuerdo de San José, por mediación de Óscar Arias, que nunca se cumplió.

Zelaya regresa
El 21 de septiembre, Zelaya se cuela en Honduras y se refugia en la embajada brasileña.

Elecciones sin respaldo
Porfirio Lobo gana el 29 de noviembre unos comicios sólo reconocidos por EEUU, Colombia, Perú , Panamá y Costa Rica. 

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