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La autopercepción y el apoyo institucional, claves en un año donde el machismo se ha cobrado la vida de 65 mujeres

El negacionismo de la derecha y la extrema derecha amenaza la protección de las mujeres víctimas. A su vez, la acción del nuevo Gobierno de coalición será decisiva para apuntalar los cambios que reclama una sociedad cada vez más feminista.

Una pancarta durante una manifestación contra las violencias machistas, 25 de noviembre de 2022, en Madrid (España).
Una pancarta durante una manifestación contra las violencias machistas, 25 de noviembre de 2022, en Madrid. Isabel Infantes / Europa Press

Como la gota china, la violencia machista deja su huella cada día en el cuerpo de las mujeres. Esta violencia estructural que atormenta, maltrata y asesina, impregna hasta el último rincón del espacio público. Solo en lo que llevamos de 2023, los crímenes machistas han acabado con la vida de 65 mujeres, según los datos del Ministerio de Igualdad.

Invisibilizada, muchas la han sufrido y la sufren en silencio, calladas. Es justo de esa necesidad de la que surge el 25N. Un día en el que las mujeres alzan la voz por todas aquellas a las que la violencia machista se la ha arrebatado.

Los psicólogos y sociólogos suelen explicar la forma de operar de la violencia patriarcal con la metáfora del iceberg. El abuso, los golpes o las muertes son solo la punta, lo que se ve. Aquello que llama la atención, un ojo morado, arañazos, moratones repartidos por el cuerpo fueron para las feministas las pruebas más evidentes para demostrar que la violencia contra las mujeres existe.

Sin embargo, ni la violencia física ni la que tiene lugar dentro de la pareja son las únicas formas de disciplinamiento del patriarcado. El trabajo de cientos de años de historia del feminismo ha consistido precisamente en acariciar a contracorriente las relaciones de poder e identificar la violencia en todos sus modos. Gracias a ello, ahora sabemos que el humor sexista, el maltrato psicológico o un beso no consentido también son violencia.

Este cambio de perspectiva se ha reflejado en las instituciones públicas. Así, desde 2022, en España se contabilizan todos los feminicidios. Lo que nos permite saber que, de las asesinadas hasta noviembre, 52 lo han sido en el ámbito de la pareja o expareja, dos han muerto a manos de familiares, tres en contextos de violencia sexual y otras dos en lo que se han denominado feminicidios sociales.

En la misma línea, desde 2013, se recopilan datos estadísticos sobre los menores de edad huérfanos y huérfanas (427 en diez años), así como los asesinados por este tipo de violencia.

Tal y como explica a Público Bárbara Tardón, experta en violencia de género y exasesora del gabinete de la exministra Irene Montero, "estamos en un momento social, político y cultural en nuestro país donde las mujeres están más concienciadas que nunca" y también el Estado dispone de más recursos que nunca para intervenir y detectar las violencias machistas en su complejidad.

Una de cada dos mujeres ha sufrido violencia machista

Esto se traduce en una serie de datos objetivos abrumadores, que constatan el carácter sistemático de la violencia machista. Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, el 57,3% de las mujeres residentes en España son capaces de identificar que han sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de sus vidas, por el hecho de ser mujeres.

En 2023, se han puesto 94.554 denuncias por violencia de género

En materia de protección de las víctimas de violencia de género (ámbito de la pareja o expareja), la Guardia Civil lleva realizadas más de 900.000 actuaciones durante 2023. Lo que supone un incremento de un 45% en comparación con el año anterior. Actualmente, el instituto armado gestiona un total de 34.193 casos activos de malos tratos en el sistema VioGén, 12 de ellos en los que la vida de la víctima corre "riesgo extremo" y 544 con "riesgo alto".

A estas alturas, ya han sido asesinadas más mujeres por violencia de género que en todo 2022. Para encontrar un año con cifras peores al actual hay que remontarse a 2019. En cuanto a las denuncias, ya suman 94.554, frente a 182.078 del anterior ejercicio, y son 82.539 las llamadas al 016.

De acuerdo con Feminicidios.net, el 13,7% de las mujeres han sufrido violencia sexual por parte de su pareja actual, parejas pasadas o personas con las que no habían mantenido una relación, casi el 97% de los cuales son hombres. Mientras que, según el Ministerio del Interior, se denuncian hasta 11 violaciones cada día. Es decir, una cada dos horas

Menos feminicidios y mejor detección de la violencia

Con todo, de acuerdo con Tardón, la conclusión y análisis de estos datos "no puede ceñirse sólo a decir que cada vez hay más violencia". Hay que saber mirar desde un enfoque mucho más global, pues "la violencia no es unicausal". La crueldad machista ha existido siempre, "es la autopercepción y también la respuesta social e institucional la que ha cambiado".

Bárbara Tardón: "La crueldad machista ha existido siempre, es la autopercepción la que ha cambiado"

La especialista en Estudios Interdisciplinares de Género lamenta que la crudeza de unas estadísticas que "poco a poco se corresponden más con lo que ocurre en el día a día" conduzca a "deducciones simplistas" que banalicen la "enorme necesidad y labor de las políticas de igualdad". O, lo que es peor, alimenten los "discursos negacionistas de la extrema derecha".

"Si nos vamos a los boletines estadísticos publicados por el Ministerio de Igualdad, observamos en la serie histórica que no es, ni mucho menos, el peor año en materia de feminicidios (en 2008 ascendieron a 76 el número de víctimas mortales)", explica Tardón.

Además, "hay un elemento fundamental que es que antes solamente aparecían en las estadísticas aquellos que se cometían en la pareja. Evidentemente, desde el momento que tú amplias la lupa, implica que los datos van a revelarnos más información", argumenta la experta.

Bárbara Tardón: "Decir que 'ahora estamos peor que antes' es un relato negligente e irresponsable"

Cierto es que, a nivel institucional, la violencia machista se refleja negro sobre blanco desde hace tan solo 20 años. Pero la lucha por la liberación de las mujeres trasciende cualquier documento. De ahí que Tardón considere que la "mirada cortoplacista", decir que ahora estamos peor que antes o que este año es el peor año, es un "relato negligente e irresponsable".

Un ejemplo ya canónico del progreso vivido es el beso no consentido que Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), le dio a la futbolista Jenny Hermoso tras proclamarse campeona del Mundial de fútbol femenino.

El movimiento #SeAcabó lanzó un mensaje de intolerancia, de trascendencia internacional, contra la normalización de la violencia hacia los cuerpos de las mujeres. Como antes ocurrió con el #Cuéntalo o el #MeToo, el feminismo puso nombre a la violencia sexual. Respuesta que 50 años antes hubiera sido impensable.

Apenas el 11% de casos de violencia sexual se denuncia

"Que la conclusión que se saca de una mayor inversión en recursos sobre todo a lo largo de estos últimos cuatro años— sea que han aumentado los asesinatos, es faltar a una realidad cultural histórica. No es verdad, cuando sabemos que mayor inversión en presupuestos para políticas feministas y mejores normas implica que existan espacios de seguridad y políticas para prevenir, seguir sensibilizando y poner luz allí donde las mujeres sufren", critica Tardón.

Más aún si se tiene en cuenta que, incluso después de esta transformación constatable en la percepción de la violencia machista, "siguen existiendo factores que todavía impiden a muchas mujeres acudir a la Policía o a un juzgado para contar que han vivido una situación de violencia".

Una cifra que puede resultar ilustrativa a este respecto es que apenas el 11% de casos de violencia sexual se denuncia, según Feminicidios.net. Ello significa que la gran mayoría permanece oculta. Entre los motivos suelen encontrarse la vergüenza, el haber sido menor cuando ocurrieron los hechos, el temor a no ser creída y el miedo al agresor.

Ampliar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género

Sin perder de vista los avances logrados, las asociaciones feministas aspiran a que el recién nombrado Gobierno de coalición progresista apuntale las medidas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. El primer informe de evaluación de su cumplimiento confirmaba que se había cumplido o estaba en proceso de cumplirse casi el 95% de lo pactado. Pero "este era solo el primer paso", sostienen los colectivos.

Solo cuatro de los 52 centros 24h para violencia sexual establecidos por ley están abiertos

El anterior equipo de Igualdad apuntaban hace apenas un mes dos pilares clave para terminar de consolidar el acuerdo: por un lado, la aplicación de las "tres leyes fundamentales" para cumplir con el Convenio de Estambul (la ley del sólo sí es sí, la ley del aborto y la ley de protección de la infancia) y, por otro, la colaboración entre los diferentes niveles administrativos con la intención de que cada medida llegue de manera efectiva a cada mujer en cada territorio.

Una teoría que llevada a la práctica se ha visto truncada en diferentes ocasiones. Así, por ejemplo, aunque cada provincia debería tener un centro de crisis 24h para atender a víctimas de violencia sexual, solo hay cuatro repartidos en todo el país, tal y como ha denunciado Amnistía Internacional.

De hecho, los Gobiernos del PP y Vox (formación que nunca llegó a respaldar el Pacto de Estado), constituidos después de las elecciones del 28M, se han declarado abiertamente negacionistas y han advertido de que entorpecerán su aplicación. La derecha y la extrema derecha ya han rechazado no solo hablar de violencia machista sino también de violencia de género, se han desvinculado de declaraciones institucionales y de minutos de silencio, y han comenzado a reducir las partidas presupuestarias destinadas a combatirla.

¿Cómo influye la normalización de los discursos negacionistas de la extrema derecha?

Lo que nos demuestra la historia es cuando se produce un avance en derechos y, en este caso, lo que ha tenido lugar es un enorme avance en los derechos de las mujeres, "lo que surge es una reacción del propio patriarcado", advierte Tardón. "Porque si el patriarcado permite que los avances tengan lugar, todo el sistema de dominación se desmorona", afirma la especialista en estudios de género.

Es entonces cuando se empiezan a construir los discursos basados en el miedo, en la amenaza, que trasladan la idea de que las mujeres son mentirosas, que las mujeres quieren hacer daño a los hombres.

Bárbara Tardón: "El negacionismo blindala impunidad de los agresores"

"La idea de fondo de esas consignas es blindar la impunidad de los agresores. Se sienten más fuertes que nunca. Mientras, las mujeres que, muy lentamente, van ganando fuerza para poder romper ese vínculo de violencia tan complicado, pueden perder confianza en las instituciones", indica Tardón. Se corre el riesgo de regresar a ese entorno que ignora y, por tanto, se vuelve cómplice

La reacción negacionista sitúa, por tanto, en un punto de inflexión la lucha para la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres. Sin embargo, si algo constata, como bien señala Graciela Atencio, directora de Feminicidio.net, es la necesidad de "no dar un paso atrás" y "mejorar aquello en lo que están fallando las instituciones".

Si se le compra el discurso a las derechas y decimos que nada de lo que se ha hecho hasta ahora ha servido, al fin y al cabo, "sería como razonar que como no se han acabado con los homicidios, tenemos que dejar de tener políticas públicas de prevención contra la criminalidad", concluye Atencio.

Junto a la influencia de la pornografía en la violencia sexual, la ciberviolencia, la relación con la masculinidad hegemónica o la proliferación de las agresiones entre los jóvenes, el negacionismo machista será uno de los frentes sobre las que las nuevas acciones institucionales tendrán que pensar e intervenir.

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