"Lo primero que hay que decir es que se llamaba Iván". Así arrancó la ministra de Igualdad el Encuentro Internacional Feminista We Call It Feminism, Feminismo para un mundo mejor. Con estas palabras, hacía alusión al niño trans fallecido en Sallent tras saltar junto a su hermana gemela desde el balcón de su vivienda.

La inauguración de las jornadas de debate, en las que participarán más de un centenar de ponentes y que durarán hasta el domingo, han sido un baño de masas para la ministra de Igualdad, tanto por haber llenado el aforo del salón de actos de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense (donde tendrán lugar las mesas de debate), como por el número y el peso de las participantes.

Nada más iniciar su intervención, Montero fue interrumpida por dos o tres mujeres que gritaron: "Esto no es feminismo y la ministra no es feminista". Montero las invitó a subir al estrado para que se explicaran, pero acabaron saliendo tras los gritos de la sala: "Fuera fascistas de la universidad". En su discurso, Irene Montero ​afirmó que "las feministas somos más y este es el mensaje más potente que podemos dar".

Insistió en que "tenemos crisis que son imposibles de cerrar desde el neoliberalismo, que es quién las creó" y se preguntó retóricamente qué feminismo estamos construyendo. "Un feminismo de consensos", se respondió, que surge desde abajo y que reconoce el derecho a ser quien quieras ser. "Es un feminismo que es transinclusivo, antirracista, interseccional y antineoliberal", añadió.

En esta primera mesa de debate que dio el pistoletazo de salida al un encuentro de tres días, Irene Montero estuvo acompañada por Hanna Sarkkinen, ministra de asuntos sociales y Salud de Finlandia; María Noel Vaeza, directora de ONU Mujeres en América y el Caribe; Gabriela Cerruti, portavoz de la presidencia de Argentina y Helena Dalli, comisaria Europea para la igualdad, quien envió un mensaje previamente grabado. Para cerrar la jornada, la activista y filósofa Judit Butler realizó una conexión por videoconferencia.

En su intervención, Vaeza advirtió que es necesario seguir luchando por los derechos y contra los "push-backs" (retrocesos) de los que no quieren que avancemos y nos quieren en la cocina". Afirmó que aún queda camino por andar y recordó a las más de 4.000 mujeres asesinadas en América Latina el año pasado, que no habían denunciado la violencia que padecían. "La pandemia nos ha hecho retroceder 18 años en la región", añadió.

A lo largo de todas las intervenciones, la guerra de Ucrania estuvo presente, pero quien más claro la introdujo en la jornada fue la argentina Cerruti, quién afirmó que es necesario crear un mundo donde todos podamos vivir en paz y resaltó que todo lo que le ocurre a las mujeres en Ucrania y en Rusia también repercute en las mujeres del sur. El incremento de los carburantes y de los alimentos tiene una repercusión directa en el continente. "América Latina es maravilloso, pero es también el lugar más injusto del mundo", abundó. 

Añadió que "los millones que se están gastando en armamento para la guerra podrían salvar millones de vidas" y que quién tiene que enarbolar el grito de paz es el movimiento feminista. Cerruti también trajo a colación que quienes habían conseguido meter a los dictadores argentinos en prisión "fue un grupo de mujeres y viejas que se pusieron a protestar cuando el mundo iba en otra dirección". "Cuando no se podía hablar, ni salir a la calle, un grupo de mujeres con pañuelos blancos se fueron a la Plaza de Mayo e hicieron que el país fuera más justo". Y acabó con una de las frases más conmovedoras de la jornada: "A veces las plazas están llenas. A veces están vacías. lo importante es no estar nunca en la plaza equivocada". 

Por su parte, la periodista Olga Rodríguez, que actuaba como presentadora, afirmó que en su vida ha vivido diversas guerras y que "éstas nunca las ganan los pueblos", sino que "siempre pierden la mujeres". "Son ellas las que cargan sobre sus hombros reconstruir el tejido social".