Este artículo se publicó hace 2 años.
La masculinidad "blandengue", más corresponsable y menos violenta
El Ministerio de Igualdad le da la vuelta a la descripción que hizo 'El Fary' del "hombre blandengue" para hacer una campaña que motive la corresponsabilidad en los cuidados. Ayuso ha cargado contra la campaña para atacar al Gobierno y ganarse a un cierto tipo de votante.
Madrid-Actualizado a
"Hoy vamos a hablar del hombre blandengue, el protagonista de la campaña nueva de este Ministerio que da tan igual... el Ministerio que más igual da". De ese modo se refería la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en su discurso durante la 25º Interparlamentaria del Partido Popular, a la campaña del Ministerio de Igualdad dirigida a hombres, dentro del Plan Corresponsable. El anuncio institucional, que comenzó a emitirse hace una semana, reinterpreta las palabras con las que el cantante El Fary en una entrevista en 1984 describía lo que a su juicio era "el hombre blandengue": un hombre que hace la compra, que lleva el carrito del bebé, que atiende, una persona que se corresponsabiliza de los cuidados en la esfera de lo privado.
"Le dice a los hombres cómo tienen que ser más hombres, es decir, que a lo largo de la historia desde que el hombre anda de pie no ha sido buen padre, buen marido, buen empresario... No ha sido nada". Ayuso en su discurso en el acto del PP motiva el rechazo de los hombres a la campaña de Igualdad y alienta a la contraposición, sus hombres, los votantes hombres de Ayuso no necesitan la campaña de Igualdad porque sí han sido buenos padres, buenos maridos y buenos empresarios. Y además, y sobre todo, no han sido Pedro Sánchez. "Cuando tienes la publicidad, la propaganda, cuando tienes todo bajo tu mano y no eres capaz de llenar de ilusión absolutamente nada en política, ¿quién es el hombre blandengue?", sentenciaba refiriéndose al presidente del Gobierno.
El discurso de Ayuso afianza al hombre que rechaza el feminismo a la vez que critica al Gobierno
¿Cómo es el "hombre blandengue" de Ayuso y cómo es el "hombre blandengue" de la campaña de Igualdad? ¿Por qué la oposición ridiculiza un modelo que parece el más racional e igualitario? Para Bakea Alonso, socióloga feminista especializada en nuevas masculinidades que trabaja en la Fundación Cepaim, "hay una clave de partido político", según la cual la oposición crítica cualquier iniciativa del Gobierno (como pasó también con el plan de ahorro energético). Y hay una clave de género: "Hay un sector de la población con capital político, votantes de una determinada opción política, lo que el sociólogo Michael Kimmel llamó los 'hombres blancos cabreados', y que pasó con Trump en Estados Unidos, que son los hombres que se resisten al cambio y que no entienden que la igualdad no solo beneficia a las mujeres sino que les beneficiaría a ellos también", explica esta experta a Público. El discurso de Ayuso pretendería afianzar a dicho votante a la vez que ridiculiza la idea del Gobierno. Dos en uno.
Más cuidados, menos violencia
Una de las claves que destaca Bakea Alonso, y que considera que le ha faltado a la campaña, es la conexión entre los cuidados y la no violencia. "Sé que no es fácil, pero hay que hacer entender a la sociedad que cuidar menos provoca más violencia y los hombres que cuidan más, violentan menos. Promover la corresponsabilidad e igualdad es promover la no violencia. Está comprobado", subraya. Para Alonso, esta relación es uno de los motores para que la derecha y los hombres que rechazan el feminismo comprendan las dimensiones de los cuidados y se acerquen a entenderlos en el marco de la teoría feminista. "Efectivamente sino llega Ayuso y dice que de qué hombres hablamos, pero estamos hablando de algo muy serio, de alejarse de prácticas violentas. El problema de la violencia es un problema que tiene que ver con la construcción de la identidad masculina, de una cierta manera de ser hombre", explica Alonso.
Reivindicar lo blando
Más allá del beneficio que el cambio hacia una masculinidad feminista puede producir para las mujeres y otros colectivos también está el beneficio que les provoca a sí mismos. Para Diego Falconi, profesor de la asignatura Representaciones socioculturales de la masculinidad en la Universitat Autònoma de Barcelona, ya estamos en el proceso de "descomponer" las estructuras de poder que llevan a conformar estos patrones masculino/femenino. "Históricamente se construyó una idea de hombre fuerte, que no cuidaba a la familia en la casa, que solo era un proveedor y que, además, era violento. Todas estas cuestiones, que son parte de discursos de poder, se están poniendo en entredicho. Y me parece que la campaña de Igualdad, utilizando esa figura que puede reconocer mucha gente, intenta celebrar y decir que es urgente que descompongamos esta masculinidad que es negativa", apunta Falconi.
En ese proceso, aparecen actos tan fundamentales como el llanto, todavía reservado para la construcción de la identidad femenina. "Las emociones son del ser humano, pero las construcciones históricas nos han encasillado en ciertos modelos que perjudican a hombres y mujeres", señala Falconi a Público. Esos modelos aparecen en las películas, en la literatura y en la historia y para el profesor también están atravesados por el racismo y la colonialidad.
Falconi relaciona directamente la burla del PP a la campaña con su necesidad de enaltecer un modelo concreto de hombre, el modelo español, viril, bravo, con un aspecto físico determinado. "Cuando analizamos los textos literarios fundacionales para la historia de España, como el Cid Campeador, es curioso cómo se alude constantemente a la fuerza y virilidad del Cid, y se utilizan hasta 19 referencias a la barba del Cid. Este modelo de fuerza e imposición colonial se enfrenta al de los moros, que no tienen pelo, que son afeminados. Nos hablan de un modelo de hombre macho y conquistador, en el que veo ciertas resonancias a un proyecto de masculinidad de imposición, de superioridad étnica y racial, que va en la narrativa de muchos discursos de la derecha española", reflexiona Falconi. La peligrosidad de este relato se confrontaría con la reivindicación de "lo blando, lo suave" como "buena forma de relacionarnos, no solo entre géneros, sino también entre culturas".
Además, este modelo se relaciona directamente con el éxito laboral, con el capitalismo y con la productividad. Ayuso se refería al "buen empresario" en su discurso situándolo en la misma posición que el "buen padre" y el "buen marido". También con esa reivindicación de la familia clásica y la fórmula del matrimonio. Un modelo de división del trabajo, más de antaño, donde el hombre se ocupa de la provisión, como dice Falconi, y la mujer de los cuidados.
Compromiso feminista
"Si nosotras hemos salido de casa, a lo mejor ellos tienen que entrar" (Bakea Alonso, socióloga)
"Para alcanzar la igualdad necesitamos que los hombres cambien", comenta Bakea Alonso. La corresponsabilidad, la no violencia, no es posible sin el compromiso con una transformación por parte de los hombres. Es una premisa indispensable para Alonso: un hombre que reciba positivamente el cambio feminista y que no tema al abandono de sus privilegios en pos del avance de la sociedad. "Si nosotras hemos dado un paso al frente, a lo mejor ellos tienen que dar un paso atrás. Si nosotras hemos salido de casa, a lo mejor ellos tienen que entrar", declara. Este es el click que intenta la campaña que Ayuso descalifica.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, respondía en Twitter a las críticas de la presidenta de la Comunidad de Madrid y sus intentos de relacionar a Pedro Sánchez con un "hombre blandengue" en negativo frente al buen hombre que representaría el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo. "Dice Ayuso que a Feijóo no le gusta fregar platos", escribía en la red social la ministra en una clara reivindicación del modelo del sí a la corresponsabilidad que es el modelo de la campaña de su Ministerio.
La segunda edición del Índice de ClosinGap sobre la brecha de género en la economía española (marzo de 2022) posiciona la conciliación como "la gran tarea pendiente". El informe recalca que la conciliación ha empeorado en 3,2 puntos porcentuales con respecto a 2021, afectado por la pandemia, situándose en un 40,8%, lo que pone en evidencia que las mujeres han asumido la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado y el cuidado de los hijos. Además, el índice añade que se necesitarían 34 años para cerrar la brecha de género en España sin el efecto de la pandemia y que, con ella, no conseguiríamos la paridad hasta 2058.
Ante estos datos, se insta a la revolución de los "hombres blandengues" y el compromiso de las instituciones públicas por favorecer la comunicación feminista de cara a la igualdad. "Si me comparo con mi abuelo, que no fregaba un plato, hay un avance pero hay que compararse con las mujeres del entorno, ¿hacen ellas la mayoría de los trabajos en casa? Los hombres deben mirar hacia las mujeres como ejemplo", apunta a Público, Bakea Alonso. Un momento para que los hombres, rompiendo el devenir normal y patriarcal, observen como referentes a las mujeres.
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