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Sufrir cáncer de útero y tener que pagar de tu bolsillo más de 200 euros al mes en tratamientos

Las radiaciones para tratar el cáncer de útero y similares dañan la vulva, la vagina o el clítoris. Las pacientes pagan grandes cantidades de dinero al mes para tratar de recuperar su funcionalidad o disfrutar de la sexualidad.

Imagen recurso de una mujer sosteniendo una cartulina que simboliza el aparato genital femenino
Una mujer sosteniendo una cartulina que simboliza el aparato genital femenino. Freepick

Marysol tiene 66 años. En octubre del año pasado le diagnosticaron un carcinoma de endometrio. No era el primer cáncer que padecía. Ya había superado dos cánceres de mama, el primero con 50 años y el segundo poco antes de ser diagnosticada del cáncer de útero. Tuvieron que extirparle los dos pechos.

A aquello se sumó un nuevo tumor en la pared de su endometrio. "La médica me dice que soy una persona resiliente porque he terminado con todos", dice. Por suerte, y después de someterse a una histerectomía para extirpar el útero, el cáncer se quedó en puntos localizados que había que tratar con una radiación concreta.

El tratamiento se denomina braquiterapia. "La primera vez me dijeron que estaría tres horas. Estuve siete para que dirigieran bien la radiación. Todo el tiempo sin poder moverte y con un cilindro metálico inserto en tu vagina", explica. Marysol cuenta que no le explicaron nada detalladamente, "fueron al lío" y se sintió "indefensa" a merced del buen hacer de los médicos. Un pensamiento que tuvo con todos sus cánceres.

"Te curan pero te hacen polvo. Con la radiación se te cierra todo", asegura Marysol, paciente de cáncer de útero

Sin embargo, el proceso no terminaba ahí. "Te curan pero te hacen polvo. Con la radiación se te cierra todo, te afecta a la vagina, a la vulva y al clítoris. Se quedan atrofiados", explica.

Para recuperar su salud genital y sexual tiene que afrontar multitud de procesos recomendados por su médico. Todos estos tratamientos no están cubiertos por la Seguridad Social y le cuestan más de 200 euros al mes. "Imagínate para la que no los tenga. No compra los productos y se queda sin funcionalidad", explica. Marysol tiene una pensión de la que destina un porcentaje a estos productos.

El tratamiento incluye lavarse con un gel específico que no contenga químicos y que cuesta 15 euros. Aplicarse lo que llaman "duchas vaginales", una al día durante el primer mes. Otros 15 euros, cinco por cada una, 90 euros al mes. Luego, un óvulo al día, dos euros por óvulo, al mes 60 euros. Los primeros tres tratamientos, 150 euros.

Pero además de eso, tiene que hacer ejercicios dilatadores porque su vulva está completamente cerrada por la radiación. El lubricante y los dilatadores, 15 y 35 euros respectivamente. 50 euros más. Y después aún le queda la estimulación clitoriana, con otro lubricante necesario para que el glande no se atrofie, 20 euros de producto. Así que en un mes Marysol paga 220 euros.

Tratamientos de Marysol para atajar las secuelas del cáncer de útero en el aparato genital
Tratamientos de Marysol para atajar las secuelas del cáncer de útero. Imagen cedida por Marysol

Marysol trató de hacer la dilatación con los tampones pero terminó por comprar los dilatadores. Era eso o quedarse sin recuperación. "El tampón que utilizaba era el más pequeño pero era imposible, me hacía daño. Al ser de algodón y absorber todo el lubricante, después al sacarlo veía las estrellas. Ahora con los dilatadores de látex quirúrgico es más fácil", asegura.

El cáncer de útero y el de cuello uterino son dos de los cánceres más comunes en mujeres en España, según el último informe de la Sociedad Española de Oncología Médico. En el caso del cáncer del cuello uterino, de hecho, se diagnostica más a mujeres jóvenes de entre 35 y 50 años y la causa principal de infección es el Virus del Papiloma Humano (VPH), que se transmite por contacto sexual. Un virus que afecta a la población en general, pero para el que, sin embargo y hasta 2022, solo se vacunaba a las niñas.

A nivel mundial el de cuello de útero es también uno de los tumores más habituales en mujeres (500.000 casos al año) aunque la incidencia en España no es tan alta. En 2023 se diagnosticaron 2.200 nuevos casos y fallecieron alrededor de 697 pacientes. En 2022, casi 5.000 mujeres fallecieron por cánceres asociados al aparato genital (útero, vagina, ovarios y otros órganos genitales).

Junto con el de mama y el de colon, los cánceres genitales (ovarios, vagina y útero) eran de los más prevalentes en el año 2020, según el mismo estudio. Así 39.758 mujeres españolas tenían cáncer de cérvix uterino, 83.099 de cuerpo uterino y 27.585 de ovarios ese año.

“La salud sexual femenina no es prioridad”

"La salud sexual femenina no está en el centro para el sistema sanitario y nunca ha sido una prioridad", apunta Miriam Al Adib, ginecóloga y docente, que ve casos similares al de Marysol día a día. Al Adib cuenta que, aún con todo, incluso pueden no valer los tratamientos de dilatación y lubricación y que sea necesaria la ginecología regenerativa.

Esta práctica que se considera "de lujo" y que tampoco cubre la Seguridad Social pero que devuelve a las pacientes su salud sexual y la capacidad de poder mantener relaciones sexuales. "Yo ahora lo descarto porque ya no me interesa pero para mujeres más jóvenes, se pueden quedar sin sexo", explica Marysol. Un ejemplo del olvido hacia la sexualidad femenina.

"La salud vulvovaginal puede requerir fisioterapia de suelo pélvico o incluso ginecología regenerativa. Con la ginecología regenerativa se pueden recuperar líquenes o las atrofias, por ejemplo. Pero es muy caro y requiere formación especializada, que también es cara", explica Al Adib. Este tratamiento consigue buenos resultados pero con materiales y aparatología que es cara.

"Se pueden retrotraer los labios o taparse el capuchón del glande del clítoris", explica una experta

"Sería necesario democratizarlo y que mucha más gente haga este tipo de ginecología, no solo por la parte estética, sino por la salud, que es lo importante", apunta la ginecóloga. 

Sin embargo, las personas con estos cánceres pierden calidad de vida por las atrofias, los líquenes u otras patologías que afectan a sus tejidos. "Tengo pacientes que padecen toda la vida vulvovaginitis de repetición o líquenes escleroatróficos (enfermedad autoinmune) y que acaban teniendo todo el tejido distorsionado, se pueden retrotraer los labios o taparse el capuchón del glande del clítoris…", explica. Los genitales están seriamente dañados pero se sigue considerando más un tema "estético" que funcional.

En la clínica de Al Adib sí hacen tratamientos de ginecología regenerativa pero siguen siendo muy costosos para las pacientes. "Esos casos los tratamos con diferentes combinaciones como tecnología indiba, plasma rico en plaquetas y ácido hialurónico, por ejemplo. A veces se necesita tratamientos multidisciplinares. La regenerativa recupera el tejido completamente", explica.

De todas formas este sería el paso más allá porque a Marysol no le cubren ni los primeros tratamientos. "Pero claro, hablamos de que la Seguridad Social no cubre ni los hidratantes vaginales", asevera la ginecóloga.

Sanidad trabaja para hacerlos públicos

Actualmente, la normativa vigente no incluye en la prestación farmacéutica los productos que no son medicamentos. Estos tratamientos no están regulados por tanto por las autoridades y el precio lo fija libremente el laboratorio o compañía que los suministra. 

Este medio ha preguntado al Ministerio de Sanidad que aclara que sería "necesaria la reforma del Real Decreto Legislativo 1/2015 (norma con rango de Ley) para atender la posibilidad de financiación pública en la prestación farmacéutica ordinaria de los productos que nos indicas". El registro de tratamientos recetados a Marysol. 

Asimismo aseguran que la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia trabaja "en la modificación legislativa con el objetivo de mejorar nuestra prestación farmacéutica y dar respuesta a las necesidades de la sociedad". 

Esta noticia ha sido modificada poco después de ser publicada para incluir la respuesta del Ministerio de Sanidad a las preguntas planteadas por este diario sobre la prestación pública de los tratamientos para la salud sexual de las pacientes de cáncer de útero (o similares) tales como lubricantes, óvulos o "duchas vaginales" (catalogados como no medicamentos). 

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