Opinión
Cara a cara en Matrix
Por David Torres
Escritor
Vencedor absoluto en todos los debates a los que no ha acudido, Mariano partía con un serio hándicap en el cara a cara con Pdr Snchz: que esta vez sí acudió. Aun sentado sobre una silla, convertido en un busto parlante, Mariano da tantas pistas entre la telegrafía de las cejas, el diagrama de la boca y el tembleque de su párpado izquierdo, que no hace falta que hable. Su cara ya lo dice todo. El lenguaje gestual del presidente exhibía a voces que hubiera preferido estar en cualquier otro sitio. Por ejemplo, en su casa, leyendo el Marca.
Se enfrentaron en un decorado blanco, neutro, resplandeciente, la cámara de entrenamiento de la Matrix. Y al igual que en la Matrix, años atrás, teníamos que elegir entre una píldora roja y una píldora azul, aunque a la hora de gobernar una píldora u otra daba más o menos igual: la cagalera era parecida. Los españoles nacíamos ya esclavos en un sistema bipartidista, amamantados en unas urnas donde había que elegir entre la derecha light y la derecha pura y dura, entre una rosa mustia y deshojada y una gaviota carroñera. Dicho de otra manera, entre Ken sin su Barbie y un geyperman con gafas. Ahora, afortunadamente, tenemos más variedad de píldoras con otros colores, la morada, la naranja, la amarilla, etc.
Manuel Campo Vidal moderó a la perfección este nuevo diálogo de sordos: al igual que los contrincantes, él tampoco oyó nada. Un reloj en una partida de ajedrez hubiese sido más útil incluso en esos momentos en que los dos se trababan. De no haber sido porque murió este año, juraría que por momentos moderaba Daniel Rabinovich. Fue un debate sin subtítulos y se echaban en falta. Cuando Pdr Snchz puso sobre la mesa la palabra "rescate", Mariano, muy cristiano él, lo negó tres veces, tres veces por lo menos, aunque el candidato del PSOE le plantó dos portadas de periódico -uno nacional, otro extranjero- donde la palabra aparecía bien gorda en sendos titulares. La realidad nunca ha supuesto un problema para el presidente de este país, fuese quien fuese, aunque no estará de más recordar que el actual es un hombre que no sabe por qué llueve ni los efectos que las cuchillas pueden causar sobre las personas.
El momento clave del debate, donde Snchz se jugó el tipo, fue cuando le recordó el sms a Bárcenas, dijo que Mariano tenía que haber dimitido y que no era un hombre decente. Mariano replicó con una perorata calderoniana y tres adjetivos pleonásticos: ruin, mezquino y miserable. Por un momento, la Matrix se confundió con un cuadro de Goya y los dos representantes de los dos grandes partidos políticos hasta la fecha se hundieron en el fango y empezaron a darse garrotazos verbales, uno detrás de otro, en un bucle continuo que acabó en una secuencia de dibujos animados. Lo indecente y lo miserable era ver al presidente y al jefe de la oposición perdiendo al unísono los papeles. Bienvenidos al desierto de lo real. El moderador tenía que haber intervenido y saltar a deshacer el clinch pero, como todos los españoles, estaba en brazos de Morfeo. A lo mejor el domingo, con un poco de suerte, despertamos.
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