Opinión
Cumplir 15

Por Marta Nebot
Periodista
Si fueras una niña y fuéramos sudamericanos yo sabría qué hacer para celebrarlo. Pero como somos españoles y eres niño -o ya no tanto- no tengo ni puñetera idea sobre cómo hacerlo ni sobre el resto que viene a partir de ahora. Tú ya sabes que mañana cumples 15 años. Lo que no sé si sabes es que ya eres un medio hombre y yo una madre acojonada entera.
Esta semana, con la efeméride a la vista y el agotamiento de fatua actualidad, me dediqué a hacer un sondeo sobre sus 15 entre compañeros y amigos. Les pregunté qué es lo primero que les viene a la cabeza si piensan en entonces. A todos les cambió la cara. Necesitaron un instante para rememorar aquella frontera entre su niño y su ¿adulto? Muchos cerraron los ojos. Pensarlo nos saca de nuestro ahora para llevarnos a otro tiempo. Nos devuelve -quizá- al yo más original. Ése en el que todo empezaba. Ése en el que todo era nuevo. Ése en el que el timón empezó a ser nuestro.
La mayoría habló de primeras veces. Llegarán las tuyas aunque no sé cuáles ya han sido. Un conocido me dijo que ahora se hace todo tres años antes que cuando nosotros lo hicimos.
Mi admirada Caitlin Moran dice en su último libro, ¿Y los hombres qué?, que a nosotras a los 50 el algoritmo nos manda ideas para ampliar la cocina mientras que "a tu hijo preadolescente le empieza enviando porno suave, chicas haciendo yoga en bikini con el link a su cuenta de OnlyFans". Sí, vivimos en universos digitales paralelos. Moran nos recuerda que no hay control parental a prueba de este momento. Si el algoritmo no te enseña porno salvaje, lo hará el más malote del instituto en cualquier momento.
Esta escritora británica tuvo que cerrar su cuenta en X cuando sacó este libro en su país hace un par de años porque "los hombres heterosexuales blancos no llevan bien las críticas". No les gustó ni a los de derechas ni a los de izquierdas que describiera cómo los hombres tienen problemas a la hora de hablar de sus emociones. "Tuve que cerrar un mes hasta que se cansaron y se fueron a amenazar de muerte a otras personas".
Ella y muchas defendemos desde hace años que es un tema trascendental del que hay que hablar porque los hombres se suicidan mucho más que nosotras en todas partes. En España es ya el principal motivo de muerte no natural entre los jóvenes y más entre los de género masculino. La salud mental de los adolescentes, con este peligro real creciendo, es más que alarmante para cualquiera que tenga uno cerca querido.
Como dice Moran, es que no hay una narrativa optimista sobre lo que significa ser hombre en el contexto sociocultural actual –y ojalá pronto aparezca, añado-. También es verdad que tampoco la hay para la justicia social, para la esperanza en un mundo mejor, en una humanidad más humana. Vivimos tiempos de distopías, de miedo al futuro, de porvenir desesperanzado.
El neoliberalismo ha viralizado la cultura de masas digital, en el peor de los sentidos, arrasando cualquier alternativa. Me dan escalofríos cada vez que confirmo que tu generación ya no quiere ser de mayor ni futbolista, que ya solo quieren ser millonarios. El presunto apoliticismo de las redes es más político que nunca. El consumismo lo devora todo.
Así que, aunque el sistema educativo te obliga ya a elegir camino y empuja en ese sentido, me niego a inclinarte hacia opciones economicistas pensando en las presuntas salidas laborales, como hicieron nuestros padres educados en sobrevivir más que en perseguir sueños. No tengo ni idea de qué será mejor para ti a nivel laboral porque no tenemos ni idea de cómo será el mercado laboral ni el mundo dentro de diez años. Puestos a equivocarme prefiero hacerlo apostando por lo mejor posible. No voy a destruir de entrada tus semillas soñadoras. ¡El mayor peligro es que no soñéis con nada!
Estoy deseando que encuentres una pasión, un sueño con el que puedas hablar, uno que puedas llamar propio, uno sobre el que puedas apoyar cada noche tu mejilla como canta Etta James en At last.
En cualquier caso te deseo que te adueñes de ti mismo, que sepas tanto decir que sí como que no, que quieras aprender pase lo que pase, que descubras y metabolices los descubrimientos, que desees querer tanto como ser querido, que no te arrolle el tsunami de emociones hormonales programadas, que sepas ser y estar también con eso tan difícil, que quieras escuchar y expresarte, que te limpies por fuera y por dentro porque vivir ensucia, que nos tires del pedestal en el que nos pusiste de niño y nos reconstruyas con los pedazos que elijas en una escultura que nos ponga en nuestro sitio y genere un tiempo nuevo, que no estés solo ni en malas compañías, que sepas discernir entre tus malos y tus buenos pensamientos y convivas con los dos, que te atrevas y te cuides y cuides, que te lances y lleves paracaídas, que sepas generar suerte y la tengas, que cuentes con que ninguna vaca da leche si no la alimentas, la cepillas y la ordeñas cuando esté lista, que respetes tu inocencia, que no la niegues ni le pases por encima, que no la regales ni venga ningún/ninguna hij@ de puta y te la robe, que la guardes en ese lugar al que volverás a mirar con los ojos cerrados dentro de poco, cuando en el futuro recuerdes lo que este año vivas.
Te quiero, pequeño mediano. Felices 15.
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