Opinión
Currículos fachas

Por Anibal Malvar
Periodista
-Actualizado a
El caso Noelia Núñez, vicesecretaria nacional del PP que falsificó pantagruélicamente sus currículos, aflora fehacientes contradicciones. A la Ayuso de Fuenlabrada —es así como la apodan sus admiradores, manda carallo— le pasa como a tantos fachas de este país: desprecian la cultura y el saber, son negacionistas integrales de cualquier avance científico que choque con sus supersticiones, pero les encanta colgar títulos académicos en sus despachos y en su web.
Núñez se decía politóloga, abogada y filóloga, título este último que a mí me dejó perplejo. Me explico. ¿De qué vale ser filólogo para ascender en la cúpula del PP? ¿Para qué tanta literatura y tanto arte de la palabra? Alberto Núñez Feijóo fue incapaz de recordar, en gloriosa entrevista, un solo título de Rosalía de Castro, la poeta más importante del país que gobernó con prensa de ferro durante 13 años. No hace mucho, al secretario general del PP le preguntaron el título de cualquier libro que le gustara y Miguel Tellado se quedó blanco y en blanco. Ni un solo autor se le vino a mientes. Se demudó con cara de que le hubieran inquerido por el grado de estabilidad del uranio enriquecido orbitando a 3.000 Km/h alrededor de Plutón y a una temperatura de menos 233º Celsius. La siempre insuperable Isabel Díaz Ayuso fue más allá cuando un periodista le pidió el nombre de su poeta preferido, y citó ni más ni menos que a Julio Iglesias, un cantante melódico quizá muy respetable pero que en su vida ha escrito una línea (no hagáis chistes fáciles, mis marciales y dorados lectores).
Al final, Noelia Núñez ha terminado por dimitir de todos sus cargos: "La responsabilidad es la esencia de la libertad y yo asumo la mía. No somos como ellos". No será filóloga, pero la grandilocuencia y la pompa declarativa le salen muy bien.
Aun recuerdo la matraca que nos dio el PP con la tesis doctoral plagiada de Pedro Sánchez. Los sabios populares habían detectado que el presidente había transcrito párrafos completos de otros autores. Nadie conoce ninguna tesis doctoral elaborada sin referencias y citas textuales. Los periódicos del régimen, que supongo que en sus plantillas contarán con más de un doctor, amplificaron el bulo. Finalmente, la vergüenza ajena llevó a varias autoridades universitarias a testar la tesis de Sánchez, concluyendo que se adaptaba perfectamente a los cánones académicos. Había citas y referencias, no plagios. Pero el estruendo continuó: ¿quiénes se creen que son esos putos catedráticos para poner en duda los bulos del PP? No sabe usted con quién está hablando.
Como ser maestro durante la guerra civil, el saber en España sigue convirtiéndote en sospechoso de subversión. El saber tiene que ser inventado o no será. A Ayuso no le supuso ningún trauma ni mengua de votos que se supiera que su máster en Comunicación Política y Protocolo había sido solo un cursillo de unas horas. Que el doctorado del que presumía nunca lo llegó a terminar, pues estaba muy ajetreada llevando las redes sociales del perro Pecas de Esperanza Aguirre por un sueldo de 4.000 euros al mes. Aun así, fue nombrada en enero de 2023 alumna ilustre por la Universidad Complutense de Madrid. El cerco policial que hubo que montar para el evento evocaba más la estampa de un golpe de Estado que de un acto académico: había más policías que cátedros, más porras que bolígrafos, más pistolas que cerebros. Desde el nuevo advenimiento de Su Deidad Donald Trump, en los campus norteamericanos estamos observando también esa creciente militarización.
La romana Minerva era la diosa de la sabiduría y de la guerra, y el facherío, aun desconociendo la mitología, está llevando esta coincidencia hasta las aulas. Dentro de nada veremos a Dani Desokupa Esteve con birrete, impartiendo clases de prosodia y epistemología en la Universidad Pontificia de Comillas. Al tiempo.
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