Opinión
De la hostilidad a la responsabilidad

Por Demetrio Madrid
Diputado constituyente. Primer presidente de Castilla y León.
-Actualizado a
En toda conversación o debate sobre la situación social, económica o política en España, si deseamos aproximarnos a propuestas razonables y creativas, parece coherente aprender de los antecedentes y de nuestra reciente historia, que nos ha indicado el comportamiento, para no volver a los enfrentamientos seculares.
No me detendré demasiado en explicar la crisis generalizada en la que se encuentran en estos momentos la mayor parte de los países, lo que está condicionando los conflictos políticos y hasta bélicos, ya que es bien conocido por la inmensa mayoría de los ciudadanos. Como muestra extrema y contradictoria citaré a los EEUU o Gaza.
Este escrito deseo dedicarlo a la situación política de nuestro país, su Gobierno y su presidente, partiendo del conocimiento de las aversiones organizadas por extremas derechas, con la actitud militante de determinados medios de comunicación y redes llamadas sociales.
Son también conocidos los apoyos, cada día que pasa, mayoritarios y decididos a Pedro Sánchez como secretario general del PSOE y presidente democrático del Gobierno de España, porque así lo decidieron los españoles. Ambos apoyos han sido ratificados en el Comité Federal y en el último pleno del Congreso de los Diputados.
Lo hemos expresado en un manifiesto público, reconociendo que en la vida interna del PSOE han ocurrido algunos comportamientos que nos han afligido. Aunque ello no anula la excelente gestión gubernamental que se acerca a una transformación económica, social y política de España; señalando de forma muy destacada la recuperación y el prestigio internacional de nuestro país (si es que alguna vez lo tuvimos). No solo por conocer idiomas (que también), porque aporta y reivindica en otras lenguas y culturas.
Muchos demócratas ya vivimos otros tiempos sombríos y con la aportación de las mujeres y hombres socialistas contribuimos a la Transición de la dictadura a la democracia y a desarrollar un país de las libertades, de la educación, de la sanidad y de los derechos sociales, en definitiva, de los derechos humanos en el sentido más amplio. Recuperando el atraso de la autocracia de los conocidos 40 años del franquismo, construyendo una nueva sociedad avanzada y moderna.
Esta transformación no estaría asegurada si en estos momentos quien dirigiera la gobernanza fueran las actuales y extremas derechas, porque lo que conocemos de su proyecto es el No al socialismo, No a la libertad, No a la igualdad y a la justicia social, en definitiva, No al sanchismo. Aunque según estoy escribiendo estas palabras me suena a tiempos ya superados.
Estos objetivos, cuyo mentor más importante transmite acritud y violencia, y cuya gran consigna y mandato es ya conocido "El que pueda hacer algo (agresividad) que lo haga", no garantiza una sociedad moderna, equilibrada y libre. La expresión corporal y la propia terminología muestran claramente su ideología. Frente a un liderazgo, el de Pedro Sánchez, que propone y ha conseguido la creación de empleo, la universalidad y mejora de la sanidad, la educación pública, la integración de los migrantes y los derechos sociales. Reconociendo, eso sí, que aún es obligado progresar más sobre todo para los que más lo necesitan. Por lo tanto, es necesario culminar la legislatura; también como líder en la Unión Europea que está demostrando que es un dirigente respetado en la construcción de la paz en el mundo.
Frente a los intentos de crispación e incluso violencia (véase Torre-Pacheco) al PSOE le corresponde, una vez más, la serenidad y sentido de Estado. Así como invitar a las asociaciones, partidos políticos y a todas y todos los españoles a construir y mejorar la democracia y pasar de la hostilidad a la responsabilidad.
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