Opinión
"Esa novela está escrita con IA"

Periodista y escritora
Esta semana he asistido a una conversación profundamente perturbadora que se podría resumir en una sola de las frases pronunciadas: "Esa novela está escrita con IA". Fue oírla y darme cuenta de algo que ya sabemos hace tiempo pero que explota ahora, explota de la misma forma silenciosa e invasiva que explotaron un día las redes sociales, y antes había aparecido internet en los hogares o la telefonía móvil en el bolsillo.
En la librería estaban el librero "mayor", un empleado de la casa y dos escritores locales. Nos habíamos encontrado allí por casualidad, y después de saludarme porque no les quedaba otro remedio, siguieron con su conversación. Yo permanecí cerca, creo que porque algo me interesaba en aquella zona de estanterías, pero también puede que respondiera a la fascinación que me produce la frialdad con la que me tratan algunos hombres del mundillo cultural que se han sentido ofendidos por la publicación de testimonios. A lo mejor pensé que, si permanecía por los alrededores, evitaría que lanzaran sus dardos contra mi lomo.
Pero no hablaban de mí, sino de otra escritora, más joven, que acaba de publicar una novela que no he leído. Sí he leído alguna otra obra suya, y me parece una autora honesta, quizás demasiado intensa para mi gusto, pero de buena prosa y con enjundia. Fue uno de los autores locales quien pronunció la frase. Su colega cabeceó afirmativamente y creí ver de reojo que el librero bajaba la vista. Como ninguno de los narradores me interesa un pimiento, pensé que eran unos envidiosos y qué más quisieran ellos tener la mitad de nervio literario que la mujer a la que estaban difamando. Pero la cosa no quedó ahí y no he podido quitarme de la cabeza aquella calumnia.
Desde que se nos empezaron a multiplicar las realidades —ahora yo ya no calificaría a ninguna de "virtual"—, se ha hablado mucho de cómo nos cuelan mentiras y bulos día sí, día también. Si una cosa tengo clara es que el mayor problema no vendrá de ahí, al fin y al cabo los medios de comunicación, en mayor o menor medida, han construido realidades digamos "fantasiosas" e incluso evidentemente falsas desde que existen. Podría poner el ejemplo de ETA y el atentado de Atocha, pero la Transición entera, desde el 75 hasta hoy, ofrece un muestrario sin fin. El gran problema no vendrá de la mentira sino de la verdad. Es decir, no de que nos vendan un bulo como cierto, sino de que nos hagan dudar de la verdad, de lo que existe, de lo que sucede.
Con la frasecita en la cabeza, imaginé que esos dos patanes se dedicaran a difundir su patraña. De golpe, esa escritora se encontraría con una obra de verdad, suya, creada con tiempo y talento, puesta en duda. ¿Qué posibilidades tendría de "demostrar", llegado el caso, que la novela sí es "verdadera"? Es más, ¿debería bajar a ese barro y someter su obra al escrutinio bajo una sospecha que, imagino, le parecerá disparatada? ¿No encerraría ese gesto ciertas trazas de duda?
Todo este asunto me ha resultado profundamente perturbador. Podríamos preguntarnos qué será a partir de ahora una obra, un acto creativo, y hacia dónde avanza el concepto de autoría. Entonces, en medio de mis tribulaciones, leí la noticia de que "Emmanuel Macron presentará "pruebas científicas" ante un tribunal de EEUU para demostrar que su esposa, Brigitte, es mujer".
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